La colecistectomía es una intervención quirúrgica que consiste en la extirpación de la vesícula biliar para tratar enfermedades relacionadas con ella. Es especialmente indicada en casos de colelitiasis, colecistitis crónica o disfunción de la vesícula, y puede aliviar eficazmente el dolor, prevenir obstrucciones en el conducto biliar y complicaciones. Este procedimiento puede realizarse mediante laparoscopía o cirugía abierta tradicional, seleccionando el método más adecuado según el estado del paciente y la evaluación médica.
El aspecto clave de la cirugía es la remoción completa de la vesícula para evitar residuos que puedan causar recurrencias. En los últimos años, gracias a los avances en la técnica laparoscópica, se ha convertido en un procedimiento mínimamente invasivo frecuente, con tiempos de recuperación significativamente reducidos, siendo la opción preferida para tratar enfermedades de la vesícula.
La laparoscopía (colecistectomía laparoscópica, LC) es la técnica principal, en la que el cirujano realiza de 3 a 4 pequeñas incisiones en el abdomen para insertar una cámara y instrumentos quirúrgicos. Los instrumentos se guían mediante imágenes para remover la vesícula y verificar que las estructuras del conducto biliar no hayan sido dañadas. Esta técnica utiliza cámaras de alta resolución y instrumentos precisos para reducir el daño tisular.
La cirugía abierta tradicional requiere una incisión de aproximadamente 10 cm en la parte superior derecha del abdomen, y es adecuada para casos con anatomía compleja, antecedentes de cirugías abdominales o dificultades para realizar laparoscopía. Ambas técnicas requieren anestesia general, con una duración aproximada de 1 a 2 horas, aunque la laparoscopía suele tener heridas menores y una recuperación más rápida.
Las principales indicaciones incluyen colelitiasis recurrente, colecistitis aguda o crónica, pólipos en la vesícula mayores a 1 cm, y disfunción de la contracción vesicular. Cuando los cálculos obstruyen el conducto biliar provocando pancreatitis o ictericia, la cirugía es una opción de emergencia necesaria.
En casos especiales, como sospecha de tumor maligno de vesícula, la cirugía puede incluir biopsias para determinar la extensión de la lesión. En pacientes mayores con complicaciones severas (como colecistitis supurativa aguda), se requiere intervención inmediata para evitar perforaciones o sepsis.
Al tratarse de un procedimiento quirúrgico, no hay dosis de medicamentos. La operación implica la administración de anestesia general, creación de accesos laparoscópicos, identificación de la tríada de la vesícula, separación de tejidos, ligadura de vasos sanguíneos y conducto biliar, y finalmente la extirpación de la vesícula. La cirugía abierta requiere la separación y ligadura directa de los tejidos y vasos.
Tras la operación, la hospitalización suele durar de 1 a 3 días. Los pacientes sometidos a laparoscopía pueden comenzar a comer al día siguiente, mientras que en cirugía abierta la observación dura de 3 a 5 días. Durante la recuperación, se recomienda evitar esfuerzos físicos intensos y seguir las indicaciones médicas para reanudar las actividades normales progresivamente.
En comparación con el tratamiento farmacológico, la cirugía resuelve de inmediato los bloqueos y evita la acumulación de bilis que puede conducir a cáncer. La técnica laparoscópica también tiene un mejor resultado estético, con cicatrices casi invisibles.
Las complicaciones posibles incluyen:
Los riesgos graves incluyen hemorragia intraabdominal o fuga en la anastomosis, con una incidencia de aproximadamente 1-2%. Algunos pacientes pueden experimentar el "síndrome postcolecistectomía", que se manifiesta como dolor persistente en la parte superior del abdomen, posiblemente debido a ajustes en la función digestiva tras la cirugía.
Antes de la cirugía, se deben realizar ecografías abdominales, análisis de función hepática y evaluación de la coagulación. Las contraindicaciones incluyen sepsis no controlada, enfermedades cardíacas o pulmonares graves, o adherencias extensas en el abdomen que impidan la realización de laparoscopía.
Las mujeres embarazadas en etapas avanzadas deben evaluar los riesgos, y los pacientes con diabetes o trastornos sanguíneos deben ajustar su medicación. Después de la operación, se debe vigilar signos de fiebre, dolor abdominal severo u otros síntomas anormales.
Es posible que se deba suspender temporalmente medicamentos anticoagulantes como aspirina o warfarina antes de la cirugía. Después, se recomienda una dieta baja en grasas y, en algunos casos, el uso de analgésicos o antibióticos a corto plazo.
En contraste con la colangiopancreatografía endoscópica retrograda (CPER), esta cirugía remueve directamente el órgano afectado, aunque si hay cálculos en el conducto biliar, puede ser necesario realizar primero una CPRE para extraer los cálculos. La terapia de disolución de cálculos con medicamentos solo es adecuada para unos pocos pacientes y tiene resultados menos precisos que la cirugía.
Según múltiples estudios clínicos, la tasa de éxito de la colecistectomía laparoscópica alcanza el 98%, con una tasa de complicaciones menor al 5% en los primeros 90 días postoperatorios. El seguimiento a largo plazo muestra una tasa de recurrencia de cálculos casi nula y una satisfacción del paciente superior al 85%, con síntomas completamente resueltos.
Comparada con tratamientos conservadores, la cirugía reduce en un 70% la tasa de recurrencia y previene el riesgo de cáncer de vesícula, cuya incidencia anual es aproximadamente del 0.1-0.3%. La Sociedad Americana de Cirugía recomienda esta intervención como tratamiento estándar para la colelitiasis con síntomas.
El tratamiento farmacológico con ácido ursodesoxicólico (UDCA) puede disolver ciertos tipos de cálculos de colesterol, pero requiere de 6 a 18 meses para mostrar resultados y solo es adecuado para algunos pacientes. La litotricia extracorpórea por ondas de choque (ESWL) puede desplazar los cálculos y causar obstrucción en el conducto biliar.
La observación y espera solo es recomendable en pacientes con cálculos asintomáticos, pero requiere seguimiento periódico. Cuando los síntomas empeoran o surgen complicaciones, la cirugía sigue siendo la única opción efectiva de cura.
Antes de realizar una colecistectomía laparoscópica, generalmente se requieren análisis de función hepática, ecografía abdominal y análisis de sangre. Es necesario ayunar y no beber agua 8 horas antes de la operación, y suspender medicamentos que puedan afectar la coagulación, como la aspirina, según indicaciones médicas. El día de la cirugía, se debe llevar la historia clínica y contar con un acompañante para regresar a casa, ya que la anestesia puede afectar temporalmente el juicio.
¿Cómo aliviar el dolor o malestar abdominal después de la cirugía? ¿Qué síntomas requieren atención médica inmediata?El dolor leve en el abdomen o molestias en el cuello y hombros son normales y pueden tratarse con analgésicos según indicación médica. Sin embargo, si se presenta dolor abdominal severo, fiebre superior a 38.5°C, vómitos persistentes o enrojecimiento y supuración en la herida, se debe acudir de inmediato al centro médico, ya que podrían ser signos de infección o hemorragia interna.
¿Qué principios se deben seguir en la dieta después de la cirugía? ¿Cuándo se puede volver a una alimentación normal?Se recomienda inicialmente una dieta baja en grasas y fibra, evitando alimentos grasos o picantes, y comer en pequeñas porciones para reducir la carga en el aparato digestivo. Generalmente, en 2 a 4 semanas, se puede volver progresivamente a una dieta normal, pero se debe seguir evitando grasas en exceso para prevenir inflamación del conducto biliar.
¿Cuál es la diferencia en el período de recuperación entre la cirugía laparoscópica y la abierta?La cirugía laparoscópica, por su menor invasividad, permite una hospitalización de aproximadamente 1 a 3 días y una recuperación de actividades diarias en 2 a 4 semanas. La cirugía abierta, por tener una incisión mayor, requiere de 5 a 7 días de hospitalización y una recuperación que puede extenderse hasta 6 semanas. La elección dependerá del grado de inflamación de la vesícula o de las anomalías anatómicas.
¿Por qué algunas personas sienten molestias en la parte superior derecha del abdomen después de la extirpación de la vesícula? ¿Cuál puede ser la causa y cómo se puede solucionar?Algunas personas pueden experimentar molestias debido a alteraciones en la motilidad gastrointestinal o sensibilidad nerviosa tras la cirugía, y generalmente mejoran en unas semanas. Si los síntomas persisten, es recomendable realizar estudios como ecografías o endoscopias para descartar daño en el conducto biliar o cálculos residuales. El médico puede sugerir procedimientos adicionales para determinar la causa y tratarla adecuadamente.