La cirugía de reparación de hernia femoral es un procedimiento quirúrgico utilizado para tratar la formación de saco herniario alrededor de la arteria femoral. Este procedimiento se dirige principalmente a las lesiones en las que los tejidos intraabdominales (como los intestinos) protruyen a través del anillo femoral hacia la región del muslo, previniendo complicaciones graves como la obstrucción o necrosis de los tejidos. La técnica puede realizarse mediante abordaje abierto o laparoscópico, seleccionándose la opción más adecuada según la edad del paciente, el tamaño del saco herniario y su estado general.
El objetivo de la cirugía es devolver los tejidos protruidos a su posición original y reparar las áreas debilitadas para prevenir recurrencias. Es una opción necesaria para pacientes con síntomas severos o riesgo de complicaciones, mejorando significativamente síntomas como hinchazón y dolor en las extremidades inferiores, y reduciendo la incidencia de emergencias como el vólvulo intestinal.
La reparación abierta requiere una incisión en la región inguinal, suturando directamente el saco herniario y reforzando la pared abdominal debilitada. Se remueve tejido anormal y, en algunos casos, se emplea malla artificial (Mesh) para fortalecer la zona, reduciendo la tasa de recurrencia. Este método es adecuado para hernias unilaterales sin complicaciones complejas.
La reparación laparoscópica se realiza a través de tres a cuatro pequeñas incisiones, utilizando instrumentos endoscópicos. Esta técnica permite observar ambas paredes abdominales simultáneamente, siendo especialmente indicada en casos de hernias bilaterales o recurrencias. La laparoscopía ofrece cicatrices menores y recuperación más rápida, pero debe ser realizada por cirujanos experimentados.
Las principales indicaciones incluyen hernias femorales palpables, dolor persistente o hinchazón en las extremidades inferiores. Cuando la hernia causa obstrucción intestinal, absceso localizado o isquemia tisular, se requiere cirugía de emergencia. Además, en pacientes asintomáticos con alto riesgo de recurrencia (como antecedentes de hernias múltiples), también se recomienda la cirugía preventiva.
Las contraindicaciones incluyen insuficiencia cardíaca o pulmonar severa, trastornos de coagulación o infecciones sistémicas no controladas. El médico evaluará el estado general del paciente y, si el riesgo anestésico es alto, puede posponer la cirugía o considerar alternativas.
La cirugía generalmente se realiza bajo anestesia general o epidural, con una estancia hospitalaria de aproximadamente 1 a 3 días. La cirugía abierta requiere una incisión de 5-8 cm en la región inguinal, mientras que la laparoscópica utiliza incisiones pequeñas de 0.5 a 1.5 cm para la inserción de instrumentos. Tras la operación, se deben seguir las indicaciones médicas respecto al uso de analgésicos y anticoagulantes, evitando esfuerzos intensos por al menos 4 semanas.
El tiempo quirúrgico varía según la complejidad, aproximadamente 1-2 horas para abordaje abierto y 40-60 minutos para laparoscopía. Antes de la cirugía, se deben realizar análisis de sangre, estudios de imagen y firmar el consentimiento informado.
Los beneficios principales incluyen:
El seguimiento a largo plazo muestra una mejora significativa en la calidad de vida postoperatoria, con reducción notable en las limitaciones de actividad. La reparación bilateral puede resolver potenciales problemas en una sola intervención y disminuir futuras necesidades quirúrgicas.
Los riesgos comunes incluyen:
Complicaciones graves incluyen desplazamiento de la malla, trombosis venosa profunda o síndrome de dolor crónico. Los pacientes mayores pueden tener mayor riesgo de complicaciones cardiopulmonares por anestesia, por lo que es fundamental seguir estrictamente las instrucciones postoperatorias para reducir riesgos.
Antes de la cirugía, se debe suspender el uso de anticoagulantes (como aspirina) al menos 7 días antes, y controlar los niveles de glucosa en diabéticos. Tras la operación, es importante seguir las restricciones de actividad, evitar levantar objetos pesados o realizar esfuerzos que aumenten la presión abdominal. Se recomienda no realizar actividades intensas durante 6 semanas y acudir a revisiones periódicas para verificar la cicatrización de la herida.
Las contraindicaciones incluyen:
Es importante coordinar el uso de medicamentos para el dolor con otros tratamientos, ya que algunos analgésicos pueden afectar la coagulación y requerir ajuste de dosis. Para pacientes en inmunosupresores (como tras trasplantes), se debe evaluar el riesgo de infecciones en colaboración con hematólogos antes de la cirugía.
La planificación de otros procedimientos abdominales debe hacerse cuidadosamente para evitar tratamientos como quimioterapia o radioterapia que puedan afectar la cicatrización. Tras la cirugía, se deben suspender medicamentos que afecten la función intestinal, como laxantes o antidiarreicos.
Estudios multicéntricos muestran que la tasa de éxito a 5 años en cirugía abierta alcanza aproximadamente el 90%, y la técnica laparoscópica presenta excelentes resultados en recurrencia y satisfacción del paciente. El seguimiento a largo plazo indica una reducción del dolor en un 70% en promedio a los 6 meses postoperatorios, con recuperación de las actividades diarias en 2-4 semanas.
Ensayos controlados aleatorios confirman que el uso de malla reduce la tasa de recurrencia a 5-8%, en comparación con el 20-30% en técnicas tradicionales de sutura. Las diferentes técnicas quirúrgicas muestran diferencias significativas en días de hospitalización y velocidad de recuperación.
Las hernias pequeñas sin síntomas pueden ser observadas de manera conservadora, con seguimiento mediante ecografías cada 3-6 meses. Opciones no quirúrgicas incluyen el uso de cinturones de soporte, aunque solo son recomendables en pacientes con alto riesgo que no toleran anestesia, sin resolver la causa subyacente.
El tratamiento farmacológico solo alivia temporalmente el dolor y no corrige la estructura anatómica. Las alternativas deben limitarse a casos en los que la cirugía está contraindicada o el paciente es demasiado mayor para tolerar anestesia.
El paciente debe realizarse un examen completo, incluyendo análisis de sangre, evaluación de función cardiopulmonar y estudios de imagen (como ecografía o tomografía). Se recomienda ayuno de 12 horas antes de la intervención y comunicar al médico los medicamentos en uso, ajustando en algunos casos la medicación en pacientes con enfermedades crónicas. El personal médico explicará los riesgos y precauciones anestésicas.
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria después de la cirugía?El tiempo de hospitalización suele ser de 1 a 3 días, y las actividades leves como caminar pueden retomarse gradualmente en 1 a 2 semanas, evitando levantar objetos pesados por al menos 6 semanas. La recuperación completa para volver al trabajo varía, siendo de 4 a 6 semanas para trabajos ligeros y más de 8 semanas para trabajos físicos. La reanudación de ejercicios intensos debe seguir las indicaciones médicas, generalmente después de 3 meses.
¿Qué opciones de manejo del dolor existen postoperatoriamente?Se administran analgésicos para aliviar el dolor, comenzando con inyecciones o medicamentos orales en los primeros días, y luego pasando a pastillas. La aplicación de hielo en la zona puede reducir la hinchazón, pero debe hacerse con una toalla para evitar quemaduras. Si el dolor aumenta repentinamente o aparece fiebre, se debe consultar inmediatamente para descartar complicaciones.
¿Cómo se realiza la rehabilitación y qué ejercicios son recomendables?El médico generalmente recomienda comenzar con actividades leves, como caminatas cortas para mejorar la circulación. Se deben evitar esfuerzos como doblar la cintura y levantar objetos pesados durante las primeras 6 semanas, y se pueden realizar ejercicios de contracción abdominal para fortalecer el core. La fisioterapia puede diseñar programas específicos, pero todos los ejercicios deben ser aprobados por el médico.
¿Cómo prevenir la recurrencia de hernia después de la cirugía?Se recomienda mantener un peso corporal adecuado, evitar el estreñimiento y la tos excesiva, ya que estos aumentan la presión abdominal. Al levantar objetos, usar la postura correcta, agachándose y levantando lentamente. Las revisiones periódicas permiten detectar anomalías tempranamente, y los pacientes con alto riesgo deben evitar actividades físicas de alta intensidad durante al menos seis meses.