El electrocardiograma (Electrocardiograma, ECG o EKG) es una técnica de diagnóstico no invasiva que detecta la actividad eléctrica del corazón mediante electrodos colocados en la superficie de la piel, y la convierte en una forma de onda visual. Esta prueba se utiliza principalmente para evaluar el ritmo cardíaco, la conducción eléctrica del miocardio y determinar la presencia de anomalías cardíacas. El ECG puede captar en tiempo real los cambios en la fisiología eléctrica del corazón, siendo crucial para el diagnóstico de infarto agudo de miocardio.
El electrocardiograma se aplica ampliamente en exámenes de salud rutinarios, diagnósticos diferenciales de dolor torácico o palpitaciones, y para monitorear la respuesta al tratamiento de enfermedades cardíacas. Su valor central radica en proporcionar evidencia objetiva rápida del estado eléctrico del corazón, ayudando a los médicos a definir diagnósticos o estrategias terapéuticas adicionales.
El ECG se divide principalmente en electrocardiogramas estáticos y monitoreo dinámico. El electrocardiograma estático se realiza en estado de reposo, utilizando un sistema de 12 derivaciones para captar señales eléctricas del corazón desde diferentes ángulos. El monitoreo dinámico incluye el Holter de 24 horas y grabadores de eventos, utilizados para seguir arritmias ocasionales o de larga duración.
Su mecanismo fisiológico se basa en que la despolarización de las células del miocardio antes de su contracción genera corrientes eléctricas mínimas, que se transmiten a través de los líquidos corporales hasta la superficie de la piel. Los electrodos, al recibir estas señales, las amplifican y procesan, formando una forma de onda con ondas P, complejos QRS y ondas T, que los médicos analizan para detectar ritmos y anomalías estructurales del corazón.
Este examen es especialmente útil para evaluar isquemia miocárdica, fibrilación auricular, hipertrofia ventricular y otras anomalías estructurales. Para pacientes en tratamiento con medicamentos antiarrítmicos, el ECG puede monitorear la eficacia y posibles efectos secundarios de los fármacos.
El procedimiento requiere que el paciente esté en posición supina, con el personal médico colocando de 10 a 12 electrodos en extremidades y tórax. La duración de la prueba es de aproximadamente 5 a 10 minutos; el ECG estático requiere que el paciente permanezca quieto, mientras que el monitoreo dinámico implica llevar un registrador durante 24-48 horas. No se requiere preparación especial ni medicación, pero se debe evitar moverse o que los electrodos se desconecten durante la prueba.
En casos especiales, el electrocardiograma de esfuerzo requiere que el paciente realice ejercicio en una cinta de correr, aumentando gradualmente la intensidad para inducir posibles isquemias. Estas pruebas deben seguir estrictamente las instrucciones del médico respecto a la intensidad y duración del ejercicio.
Su capacidad de diagnóstico en tiempo real es fundamental en infarto de miocardio con elevación del segmento ST (STEMI), permitiendo distinguir rápidamente entre angina y ataque cardíaco. Para pacientes con arritmias crónicas, un ECG periódico puede detectar progresión de la enfermedad a tiempo.
El ECG en sí presenta un riesgo extremadamente bajo, siendo que la mayoría de los pacientes no sufren daños físicos directos. Las molestias posibles incluyen irritación o alergia en la piel en el sitio de los electrodos, que generalmente desaparecen tras retirar los electrodos.
Precauciones importantes: Evitar contacto directo de los electrodos con heridas abiertas o lesiones severas en la piel. En la interpretación, un ECG estático único puede no detectar arritmias ocasionales; por ello, se recomienda complementar con monitoreo dinámico para mayor precisión diagnóstica.
Las contraindicaciones incluyen heridas abiertas o infecciones severas en los sitios de colocación de electrodos y movimientos corporales excesivos durante la prueba. Los pacientes con marcapasos deben informar al personal médico para ajustar la colocación de electrodos y evitar interferencias en los resultados.
En casos especiales, las mujeres embarazadas deben informar al personal para evitar contacto de electrodos en el abdomen que pueda causar irritación. Antes de la prueba, se recomienda evitar cafeína o ejercicio intenso para prevenir arritmias transitorias.
El ECG en sí no interactúa directamente con otros tratamientos, pero se deben tener en cuenta:
El médico debe considerar la historia farmacológica del paciente y los resultados del ECG para evitar diagnósticos erróneos por interferencias medicamentosas. Durante las pruebas de esfuerzo, se deben suspender medicamentos que puedan afectar la carga cardíaca, como la nitroglicerina.
Según las guías de la Asociación Americana del Corazón, la precisión del ECG estático en el diagnóstico de infarto de miocardio con elevación del segmento ST supera el 90%. El monitoreo dinámico tiene una sensibilidad del 85% para angina inestable, siendo una herramienta estándar en su evaluación.
Numerosos estudios clínicos demuestran que combinar ECG y análisis de enzimas miocárdicas puede reducir el tiempo de diagnóstico del infarto agudo a menos de 30 minutos. Estudios a largo plazo muestran que exámenes periódicos de ECG pueden detectar hipertrofia ventricular o daño miocárdico con 6 a 12 meses de anticipación.
Otros métodos diagnósticos incluyen:
El ECG suele ser la primera línea de detección; cuando se detectan anomalías de causa desconocida, el médico puede solicitar pruebas de esfuerzo o estudios de imagen. En casos sospechosos de anomalías estructurales, se recomienda complementar con ecocardiografía para una evaluación integral.
¿Es necesario ayunar o evitar ejercicio antes del examen?
Generalmente, no es necesario ayunar antes de un ECG, pero se recomienda evitar ejercicio intenso, café o té antes de la prueba, ya que pueden inducir alteraciones temporales en el ritmo cardíaco que afecten la interpretación. Se debe vestir ropa que permita exponer fácilmente el pecho para colocar los electrodos.
¿El proceso de la prueba causa molestias?
El ECG es un procedimiento no invasivo, solo requiere pegar los electrodos en extremidades y pecho, sin dolor. Algunos pacientes pueden sentir incomodidad por la sensibilidad de la piel en los sitios de los electrodos, pero generalmente es tolerable. La duración es de aproximadamente 5 a 10 minutos, durante los cuales se debe mantener la quietud para obtener datos precisos.
¿Cuánto tiempo tarda en obtenerse el resultado?
Los resultados preliminares del ECG pueden ser interpretados inmediatamente por el personal médico, pero el informe detallado suele estar disponible en 1 a 3 días laborales tras el análisis por un cardiólogo. Si se detectan ondas anómalas, se puede solicitar un monitoreo de 24 horas o una prueba de esfuerzo adicional para una evaluación más completa.
¿En qué situaciones es urgente realizar un ECG?
En presencia de síntomas como dolor torácico, mareos, palpitaciones o dificultad para respirar, especialmente si se sospecha un infarto, se debe acudir de inmediato a un hospital y realizar un ECG de emergencia. Los pacientes con eventos cardíacos agudos deben completar la prueba en los primeros 10 minutos tras llegar al hospital para facilitar un diagnóstico y tratamiento oportunos.
¿Las personas con marcapasos pueden hacerse un ECG?
Las personas con marcapasos pueden realizarse un ECG, pero deben informar al personal médico sobre la ubicación del dispositivo para ajustar la colocación de los electrodos y evitar interferencias. El informe debe ser evaluado por un cardiólogo para distinguir entre la actividad eléctrica artificial y la natural, evitando interpretaciones erróneas.