Coronary artery bypass graft

Resumen del tratamiento

La cirugía de bypass coronario (CABG) es una intervención fundamental para tratar la enfermedad de las arterias coronarias, principalmente mediante la creación de nuevos conductos sanguíneos que rodean las arterias bloqueadas, restaurando así el suministro de sangre al músculo cardíaco. Esta cirugía es adecuada para pacientes con estrechamiento severo u obstrucción de las arterias coronarias, que causan angina, infarto de miocardio o deterioro de la función cardíaca.

El procedimiento implica tomar venas o arterias del propio paciente, como la vena safena o la arteria mamaria interna, y conectarlas por encima y por debajo del segmento obstruido para permitir que la sangre pase por alto la obstrucción, mejorando la oxigenación del miocardio. Esta cirugía puede reducir significativamente el riesgo de eventos cardíacos y mejorar la calidad de vida a largo plazo.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La cirugía de bypass coronario se divide principalmente en «cirugía tradicional a cielo abierto» y «cirugía mínimamente invasiva con pequeñas incisiones». La cirugía tradicional requiere abrir el esternón y usar una máquina de circulación extracorpórea, mientras que la cirugía mínimamente invasiva se realiza mediante pequeñas incisiones y técnicas de parada cardíaca para reducir el trauma y el tiempo de recuperación.

Su mecanismo consiste en utilizar vasos sanguíneos autólogos (como la vena safena o la arteria mamaria interna) como «puentes» para rodear las arterias coronarias obstruidas. La arteria mamaria interna, debido a su mayor resistencia a la obstrucción, se prefiere para bypass en vasos importantes como la descendente anterior izquierda.

Indicaciones

Este tratamiento es principalmente para pacientes con obstrucción severa en múltiples arterias coronarias (como enfermedad de tres vasos), obstrucción de la arteria principal izquierda, o cuando los medicamentos y la angioplastia no controlan eficazmente los síntomas. Además, los pacientes con diabetes o disfunción del ventrículo izquierdo también suelen ser candidatos a esta cirugía.

No se recomienda en casos de obstrucción leve en una sola arteria o en pacientes cuya condición general no permite someterse a cirugía a corazón abierto. El médico evaluará las indicaciones considerando la ubicación de la obstrucción, la edad del paciente y su estado de salud general.

Modo de uso y dosis

La cirugía generalmente requiere anestesia general, y la duración varía según la cantidad de vasos obstruidos, generalmente entre 4 y 6 horas. El médico seleccionará la cantidad de puentes según la ubicación de la obstrucción, comúnmente entre 1 y 4. Después de la operación, el paciente debe permanecer hospitalizado de 7 a 10 días y seguir un programa de rehabilitación cardíaca.

El concepto de «dosis» no es aplicable a esta cirugía, pero el médico elegirá la longitud y los puntos de conexión de los vasos sanguíneos según la gravedad de la obstrucción y la complexión del paciente. La clave del éxito radica en la selección de vasos, la técnica de sutura y el manejo postoperatorio del paciente.

Beneficios y ventajas

  • Mejora significativa en la angina y la tolerancia al esfuerzo, con una tasa de supervivencia a largo plazo un 20-30% superior a la medicación.
  • Alta tasa de permeabilidad a largo plazo de los vasos autólogos, con una tasa de supervivencia del 90% a los 10 años para la arteria mamaria interna.
  • Aplicable en lesiones complejas, permitiendo tratar múltiples obstrucciones en varias arterias coronarias simultáneamente.

En comparación con la angioplastia, esta cirugía ofrece resultados más duraderos en pacientes con enfermedad en múltiples vasos, especialmente en pacientes diabéticos, donde el riesgo de eventos cardíacos a largo plazo se reduce notablemente.

Riesgos y efectos secundarios

Los principales riesgos incluyen:

  • Sangrado, infecciones o arritmias durante la operación.
  • Riesgos a corto plazo como accidente cerebrovascular, insuficiencia renal o insuficiencia respiratoria.
  • Riesgos a largo plazo como estenosis de los puentes o mala cicatrización del esternón.

Pacientes mayores o con diabetes pueden tener un mayor riesgo de infecciones. Es necesario un seguimiento cercano para detectar formación de trombos y función vascular postoperatoria.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen insuficiencia hepática o renal severa, infecciones no controladas o incapacidad para soportar la circulación extracorpórea. Antes de la cirugía, se evalúa la función de coagulación y pulmonar, y se controlan glucosa y presión arterial.

Después de la cirugía, es fundamental seguir estrictamente el uso de medicamentos anticoagulantes y evitar esfuerzos físicos intensos durante al menos 6 semanas. En caso de dolor en el pecho o fiebre, se debe acudir inmediatamente al médico.

Interacciones con otros tratamientos

Esta cirugía se combina frecuentemente con medicamentos antiplaquetarios (como la aspirina) para prevenir trombosis. Es importante evitar conflictos con anticoagulantes (como la warfarina), que deben ser ajustados por el médico.

La combinación con angioplastia requiere precaución, generalmente se elige uno u otro tratamiento. Después de la cirugía, se recomienda el uso de medicamentos para reducir lípidos y presión arterial para prolongar la vida útil del bypass.

Resultados y evidencia

La mayoría de los estudios muestran que pacientes con más de 3 vasos bypass tienen una tasa de supervivencia a 5 años un 40% mayor que la medicación. Un estudio de 2016 comparó CABG con PCI en pacientes con lesiones complejas, mostrando una reducción del 35% en eventos cardíacos tras la cirugía.

La permeabilidad a 5 años del bypass de arteria mamaria interna alcanza el 85%, mientras que el de vena safena ronda el 60%. El seguimiento mediante ecocardiografía y electrocardiogramas permite detectar complicaciones tempranas.

Alternativas

Las alternativas incluyen la intervención coronaria percutánea (ICP) con colocación de stents, o tratamiento farmacológico con betabloqueantes y nitratos. La ICP es adecuada para obstrucciones en una sola arteria, pero presenta una tasa de reestenosis más alta a largo plazo.

Pacientes de alto riesgo o mayores pueden optar por medicamentos y cambios en el estilo de vida, aunque en casos de múltiples obstrucciones, la cirugía sigue siendo la opción preferida. La elección debe basarse en la localización de las lesiones y el estado del paciente.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparaciones son necesarias antes de la cirugía para aumentar las probabilidades de éxito?

Se recomienda realizar una evaluación completa de la función cardíaca, incluyendo angiografía y análisis de imágenes vasculares, para determinar la mejor ruta de bypass. Es importante ajustar el uso de anticoagulantes, controlar glucosa y presión arterial, y dejar de fumar. Mejorar el estado nutricional también reduce riesgos de complicaciones.

¿Cómo manejar el dolor y las restricciones de actividad durante la cicatrización del esternón?

En los primeros días, se usarán bombas analgésicas o medicamentos para controlar el dolor. Se debe evitar flexionar el torso, levantar objetos pesados para proteger el esternón. La cicatrización suele tomar de 6 a 8 semanas, durante las cuales se recomienda evitar esfuerzos intensos, pero se pueden realizar ejercicios de respiración profunda y caminatas ligeras para recuperar la función pulmonar.

¿El riesgo de obstrucción de los vasos sanguíneos desaparece completamente después de la cirugía?

La cirugía mejora las obstrucciones existentes, pero los vasos no trasplantados pueden formar nuevas placas. Es fundamental seguir tomando medicamentos para reducir lípidos, controlar triglicéridos y realizar controles periódicos con imágenes vasculares. Una dieta saludable y ejercicio regular ayudan a retrasar la formación de nuevas obstrucciones.

¿Es común experimentar gases o indigestión después de la cirugía? ¿Cómo aliviarlo?

La cirugía puede afectar la función del diafragma, causando una reducción temporal en la motilidad gastrointestinal. Se recomienda comer en pequeñas cantidades, evitar comidas grasas, y usar medicamentos pro-motilidad según indicaciones médicas. Masajes suaves en el abdomen y actividad moderada pueden ayudar a la digestión, pero se deben evitar movimientos bruscos.

¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad laboral y deportiva después de la cirugía?

Generalmente, se recomienda un período de 4 a 6 semanas para volver a actividades leves. Para trabajos físicos o ejercicios de alta intensidad, se aconseja esperar de 3 a 6 meses. La velocidad de recuperación varía según la edad y la función cardíaca previa, y el equipo médico elaborará un plan de rehabilitación personalizado basado en ecocardiogramas y síntomas.