La cistoscopía es un procedimiento médico que utiliza un endoscopio para observar el sistema urinario, principalmente para diagnosticar y tratar anomalías en la uretra, la vejiga y las vías urinarias superiores. El médico inserta un endoscopio delgado en la uretra, observando directamente el estado de la mucosa a través del sistema óptico, y puede realizar muestreos de tejidos o pequeñas cirugías simultáneamente. Este examen se utiliza ampliamente para evaluar con precisión síntomas como hematuria, frecuencia urinaria y dificultad para orinar, permitiendo detectar tumores, cálculos o estrechamientos en tiempo real.
Según el propósito del examen, la cistoscopía se divide en dos tipos principales: diagnóstica y terapéutica. La diagnóstica se centra en la evaluación visual y en la toma de muestras celulares, mientras que la terapéutica puede incluir la extirpación de lesiones, la fragmentación de cálculos o la colocación de catéteres. Los equipos modernos integran sistemas de imagen y tecnología láser, mejorando significativamente la precisión y la comodidad del paciente.
Se dividen principalmente en «cistoscopio rígido» y «cistoscopio flexible». El rígido utiliza un tubo metálico adecuado para procedimientos como biopsias o extracción de cálculos. El flexible, hecho con fibras ópticas que pueden doblarse, reduce la irritación uretral y es adecuado para exámenes iniciales o pacientes femeninas. Ambos transmiten imágenes en tiempo real a una pantalla mediante cámaras de alta resolución.
El proceso de examen consta de tres fases: primero, se administra anestesia local o general para garantizar la comodidad del paciente; luego, el endoscopio se inserta lentamente en la uretra; y finalmente, se ilumina el interior de la vejiga con una fuente de luz fría. Durante el tratamiento, se pueden introducir herramientas miniatura a través del canal del endoscopio, como láser o pinzas, para tratar directamente las lesiones.
Las indicaciones comunes incluyen hematuria de causa desconocida, cistitis recurrente, detección de tumores sospechosos de cáncer de vejiga y localización de cálculos urinarios. Cuando los resultados de ultrasonidos o radiografías no son concluyentes, la cistoscopía proporciona un diagnóstico preciso mediante visualización directa. Además, se emplea para evaluar las causas de incontinencia urinaria y el grado de estrechamiento uretral.
Indicaciones especiales incluyen el monitoreo de recurrencias tras cirugía de cáncer de vejiga, evaluación de cambios en la mucosa en cistitis intersticial y confirmación de anomalías anatómicas causadas por traumatismos uretrales. En niños con anomalías congénitas del sistema urinario, puede ser necesaria bajo anestesia general.
El examen generalmente se realiza en consulta externa, con el paciente en posición de litotomía tras vaciar la vejiga. Se aplica gel anestésico local en la apertura uretral para reducir molestias. La cistoscopía rígida dura aproximadamente 15-30 minutos, mientras que la flexible, por su mayor flexibilidad, puede durar unos 10 minutos. La anestesia se elige según la tolerancia del paciente; en ancianos o pacientes sensibles, se puede considerar sedación intravenosa.
Procedimientos terapéuticos como biopsias o fragmentación de cálculos pueden requerir anestesia más profunda y prolongar el tiempo del examen. Después, se decide si se usan antibióticos para prevenir infecciones y se monitorea la función urinaria. La mayoría de los pacientes puede retomar sus actividades normales en unas horas.
Su función de transmisión de imágenes en tiempo real permite detectar lesiones minúsculas de inmediato, siendo crucial para el diagnóstico precoz del cáncer de vejiga. Comparada con las técnicas de imagen, permite distinguir claramente entre lesiones en la mucosa y problemas en tejidos profundos, además de ofrecer análisis histopatológico en tiempo real.
Las molestias a corto plazo incluyen síntomas de irritación uretral (como ardor al orinar), hematuria leve y molestias en la parte baja del abdomen, presentes en aproximadamente el 15-20% de los pacientes, y que generalmente desaparecen en 2-3 días. Las complicaciones graves, como perforación uretral, hemorragia severa o infecciones, tienen una incidencia inferior al 1%, aunque los pacientes con diabetes o inmunodeficiencia tienen mayor riesgo.
Síntomas de advertencia de emergencia incluyen:
Estos casos requieren atención médica inmediata para dilatación uretral o tratamiento con antibióticos.
Antes del examen, se recomienda ayuno de 4-6 horas (en caso de anestesia general) y evitar realizarlo durante episodios agudos de infección urinaria. Las pacientes femeninas deben posponerlo durante la menstruación. Contraindicaciones incluyen estrechez uretral severa que impida la inserción del endoscopio, infección urinaria aguda no controlada y trastornos de la coagulación no tratados.
Grupos especiales, como portadores de marcapasos, deben usar equipos de radiofrecuencia que no interfieran con el dispositivo. Los pacientes con hiperplasia prostática pueden necesitar tratamiento con bloqueadores alfa para dilatar la uretra. Después del examen, se recomienda evitar actividad física intensa y relaciones sexuales durante 24 horas.
Al realizar biopsias, puede interactuar con medicamentos anticoagulantes; se recomienda suspender aspirina u otros fármacos similares 7 días antes. Si se realiza dilatación vesical, el diámetro del endoscopio debe ajustarse para evitar lesiones. En pacientes con cáncer en tratamiento inmunológico o quimioterapia, se debe reevaluar el plan terapéutico tras el examen.
En comparación con las técnicas de imagen, la cistoscopía permite observar directamente lesiones mucosas minúsculas, aunque no evalúa problemas en los riñones o en la parte superior de las vías urinarias. Se combina frecuentemente con ultrasonido o uro-TC para confirmar diagnósticos.
La tasa de detección de lesiones en pacientes con hematuria alcanza entre el 80% y el 90%, con una alta precisión en el diagnóstico precoz del cáncer de vejiga, superior a las técnicas de imagen. Estudios sistemáticos muestran que la sensibilidad combinada de la endoscopía y el análisis histopatológico alcanza el 95%, y la especificidad supera el 90%. La Sociedad Americana de Urología la considera la referencia estándar para la evaluación de hematuria.
Investigaciones clínicas confirman que la cistoscopía terapéutica para eliminar cálculos menores de 0.5 cm tiene una tasa de éxito del 98%, reduciendo en un 70% las hospitalizaciones en comparación con la litotricia extracorpórea por ondas de choque. En pacientes con infecciones urinarias recurrentes, permite detectar anomalías anatómicas y repararlas en el acto.
El ultrasonido puede evaluar la forma de la vejiga sin invasión, pero no permite observar cambios en la mucosa; la citología urinaria es de bajo costo pero con sensibilidad del 60%. La ureteroscopía se centra en las vías bajas, mientras que la pielografía retrógrada de próstata es superior para diagnosticar obstrucciones en las vías altas, aunque invasiva.
En pacientes que no pueden someterse a endoscopía, se puede realizar citología urinaria y marcadores tumorales, aunque estos métodos tienen limitaciones diagnósticas. Para pacientes de alto riesgo, la mayoría de las guías médicas recomiendan la cistoscopía como la herramienta de evaluación preferida.
¿Qué preparativos son necesarios antes del examen? ¿Es necesario ayunar o vaciar la vejiga?
Antes de realizar la cistoscopía, generalmente se requiere ayuno de 4 a 6 horas y abstenerse de beber líquidos, aunque las regulaciones específicas varían según la institución médica. El día del examen, se debe vaciar la vejiga y, en algunos casos, tomar antibióticos preventivos o realizar análisis de orina para descartar inflamación. Se recomienda vestir ropa cómoda y llevar una lista de medicamentos y alergias.
¿Es normal que aparezca hematuria o dolor al orinar después del examen? ¿Cómo aliviarlo?
Es común experimentar hematuria leve o ardor al orinar, que generalmente mejora en 1-2 días. Se aconseja beber abundantes líquidos para facilitar la recuperación y evitar alimentos irritantes como picantes o alcohol. Si la hematuria persiste más de 48 horas, el dolor empeora o se presenta fiebre, se debe acudir al médico para descartar infecciones o lesiones en la mucosa.
¿Se puede retomar la actividad normal inmediatamente después del examen? ¿Qué precauciones deben tomarse?
La mayoría de los pacientes puede reanudar actividades leves en 2-4 horas, pero se recomienda evitar levantar objetos pesados o estar sentado por períodos prolongados el mismo día. En las 24 horas siguientes, se debe evitar sexo, baños en tina y enema para reducir el riesgo de infección. Si el trabajo requiere concentración intensa, se aconseja descansar medio día y observar la reacción del cuerpo.
¿Por qué a veces es necesario realizar una biopsia después del examen? ¿Aumenta el riesgo?
Si se detectan lesiones anómalas, como tumores o tejidos irregulares, el médico puede realizar una biopsia inmediata para confirmar la naturaleza de la lesión, acortando el tiempo de diagnóstico. Aunque la biopsia puede incrementar ligeramente el riesgo de sangrado o perforación, los equipos modernos de endoscopía tienen un control de riesgos inferior al 1%. El seguimiento postoperatorio ayuda a monitorear la cicatrización.
¿Cuánto tiempo después de un resultado anormal se programan revisiones o tratamientos posteriores?
Si se detectan cálculos, tumores u otras lesiones, generalmente se programa una consulta especializada en 1-2 semanas para discutir el plan de tratamiento. Por ejemplo, los pacientes con cáncer de vejiga pueden necesitar estudios de imagen o cirugía en 4-6 semanas. En casos asintomáticos con inflamación leve, el médico establecerá un seguimiento en 6-8 semanas según la condición individual.