Electrotherapy

Resumen del tratamiento

La terapia eléctrica es una técnica de fisioterapia que utiliza corrientes eléctricas para estimular los tejidos del cuerpo con el fin de lograr objetivos terapéuticos. Mediante diferentes frecuencias e intensidades de corriente, se promueve la reparación de tejidos, se alivia el dolor o se mejora la función neuromuscular. Esta terapia no invasiva se aplica ampliamente en medicina de rehabilitación y manejo del dolor, siendo común en tratamientos de lesiones deportivas, daño nervioso o enfermedades crónicas. Su principio fundamental consiste en que la corriente puede regular la conducción nerviosa, promover la circulación sanguínea y inducir contracciones musculares, alcanzando así los objetivos terapéuticos.

Tipos de tratamiento y mecanismos

La terapia eléctrica se divide en varios tipos, cuyos mecanismos de acción varían según el tipo. Por ejemplo:

  • Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS): mediante corriente de baja frecuencia bloquea la transmisión de señales de dolor al cerebro y estimula la liberación de endorfinas para aliviar el dolor.
  • Estimulación eléctrica neuromuscular (NMES): utiliza corrientes de mayor frecuencia para inducir contracciones musculares directas, previniendo la atrofia por desuso o restaurando el control muscular.
  • Estimulación eléctrica funcional (FES): dirigida a pacientes con daño nervioso, mediante estímulos precisos para recuperar funciones de control motor.

Estas corrientes inducen cambios metabólicos en las células, fomentan la reparación de tejidos y regulan la función del sistema nervioso, logrando así efectos terapéuticos.

Indicaciones

La terapia eléctrica es adecuada para diversos problemas clínicos, incluyendo:

  • Dolor agudo o crónico: como dolor de espalda, cervicalgias o dolor postoperatorio.
  • Atrofia muscular y rehabilitación: por accidente cerebrovascular, fracturas o inactividad prolongada que afectan la función muscular.
  • Secuelas de daño nervioso: neuropatías periféricas o lesiones de la médula espinal que causan alteraciones sensoriales.

Además, la terapia eléctrica se emplea frecuentemente para mejorar problemas de circulación local, como neuropatía periférica por diabetes o reparación de heridas crónicas.

Modo de uso y dosis

El tratamiento debe ser configurado por un profesional según la condición del paciente. El proceso general incluye:

  • Colocación de electrodos en áreas específicas, como puntos de dolor o inserciones musculares.
  • Ajuste de la intensidad de la corriente hasta alcanzar el umbral de tolerancia del paciente. La TENS generalmente usa 2-150Hz, mientras que la NMES requiere frecuencias más altas.
  • Cada sesión dura aproximadamente 15-30 minutos, con frecuencia diaria o cada dos días según la condición.

El terapeuta ajustará los parámetros según la respuesta, como aumentar la amplitud de la corriente para potenciar la contracción muscular o modificar el patrón de pulso para diferentes tipos de nervios.

Beneficios y ventajas

Las ventajas de la terapia eléctrica incluyen su seguridad y versatilidad:

  • Tratamiento no invasivo, evitando efectos secundarios de medicamentos o riesgos quirúrgicos.
  • Posibilidad de personalizar los parámetros para adaptarse a las necesidades individuales.
  • Puede combinarse con otras técnicas de rehabilitación, como terapia térmica o ejercicios, para potenciar los resultados.

Estudios clínicos muestran que la terapia eléctrica puede reducir eficazmente la dependencia de analgésicos y acelerar la recuperación de lesiones agudas. Su uso prolongado también mejora la calidad de vida en pacientes con dolor crónico.

Riesgos y efectos secundarios

Aunque la terapia eléctrica es relativamente segura, puede ocasionar:

  • Irritación cutánea: en el área de contacto de los electrodos, puede aparecer enrojecimiento o picazón.
  • Riesgo de arritmias: su uso cerca del corazón puede inducir molestias, por lo que se deben seguir estrictamente las contraindicaciones.
  • Incertidumbre en la eficacia: algunos pacientes pueden no responder bien a ciertas frecuencias o intensidades.

Advertencia importante: un uso inapropiado puede causar quemaduras eléctricas o sobreestimulación nerviosa, por lo que debe ser operado por un profesional.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Pacientes con enfermedades cardíacas o que tengan marcapasos.
  • Áreas con heridas abiertas, infecciones o tumores, donde se debe evitar el contacto directo.
  • Mujeres embarazadas, especialmente en el abdomen o pelvis.

Antes del tratamiento, se debe realizar una evaluación detallada, incluyendo estado de la piel, antecedentes neurológicos y medicación.

Interacciones con otros tratamientos

La terapia eléctrica puede combinarse con medicamentos, por ejemplo:

  • Con antiinflamatorios no esteroideos para potenciar el efecto analgésico.
  • Con fisioterapia para mejorar la eficacia del entrenamiento muscular.

Es importante evitar el uso simultáneo con ciertos terapias electromagnéticas, que podrían afectar el funcionamiento de los dispositivos. Pacientes en quimioterapia o anticoagulantes deben informar al terapeuta para ajustar los parámetros.

Eficacia y evidencia

Varios ensayos controlados aleatorios muestran que:

  • La TENS reduce en promedio entre un 40-60% el nivel de dolor en pacientes con dolor de espalda.
  • La NMES acelera la recuperación de la fuerza muscular en pacientes con atrofia postoperatoria en un 30%.

Una revisión Cochrane de 2018 indica que la terapia eléctrica es más efectiva que el placebo para el dolor neuropático, siempre que se ajusten los parámetros de forma personalizada.

Alternativas

Si la terapia eléctrica no es adecuada, se pueden considerar:

  • Tratamiento farmacológico: como medicamentos para neuropatía o antiinflamatorios no esteroideos.
  • Acupuntura: mediante estimulación de puntos específicos para aliviar el dolor.
  • Terapia con ultrasonido: que favorece la reparación tisular, aunque no regula nervios.

Las alternativas deben elegirse según la condición específica del paciente, por ejemplo, quienes son sensibles a la corriente pueden preferir medicamentos o terapias manuales.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparativos debo hacer antes del tratamiento? ¿Debo ajustar mi medicación diaria?

Antes de recibir terapia eléctrica, se recomienda informar al médico sobre todos los medicamentos que está tomando, especialmente anticoagulantes o medicamentos cardíacos, ya que puede ser necesario ajustar el horario de medicación. El día del tratamiento, use ropa holgada para facilitar la colocación de los electrodos y evite estar en ayunas o después de comer en exceso para reducir molestias.

¿Es normal experimentar dolor muscular o enrojecimiento después de la terapia? ¿Cómo puedo aliviarlo?

Es común experimentar dolor muscular local o enrojecimiento leve tras la sesión, que generalmente desaparece en 1-2 días. Se puede aplicar hielo o calor (según el tipo de terapia) para aliviar las molestias, pero se debe evitar el uso de ungüentos sin supervisión médica. Si el dolor persiste más de 48 horas o se acompaña de hinchazón, consulte a un profesional.

¿Puedo realizar ejercicio o fisioterapia durante el tratamiento?

Se puede realizar ejercicio de baja intensidad, como caminar o estiramientos, pero evitando sobrecargar la zona tratada. Si se está sometido a terapia eléctrica para nervios o articulaciones, el médico puede recomendar suspender entrenamientos intensos para garantizar la eficacia y prevenir lesiones secundarias.

¿Cómo se determina la cantidad de sesiones y los intervalos entre ellas?

El número de sesiones depende de la gravedad de la condición. Los síntomas leves suelen requerir de 6 a 12 sesiones, mientras que casos severos pueden necesitar meses de tratamiento continuo. Se recomienda un intervalo mínimo de 48 horas entre sesiones para permitir la recuperación de los tejidos. El médico ajustará la intensidad y frecuencia según la evaluación periódica.

¿Cuánto dura el efecto a largo plazo en pacientes con dolor crónico?

En pacientes con dolor crónico, la duración del alivio varía. Algunos experimentan un alivio que dura 1-2 semanas tras una sola sesión. Con tratamiento regular, entre el 60-80% de los pacientes reportan una reducción del dolor en un 30-50% en los tres meses posteriores a completar el ciclo. La efectividad a largo plazo requiere combinarse con ejercicios de rehabilitación y cambios en el estilo de vida para prolongar los beneficios.