El tratamiento del citomegalovirus (CMV) se enfoca principalmente en pacientes inmunodeprimidos o casos congénitos, con el objetivo de suprimir la replicación viral y prevenir complicaciones graves. Los métodos comunes incluyen medicamentos antivirales, terapia inmunomoduladora y tratamiento de soporte, aplicables a receptores de trasplantes, pacientes con VIH o recién nacidos infectados, entre otros grupos de alto riesgo. El objetivo del tratamiento es controlar la actividad viral, reducir el daño tisular y mejorar la supervivencia general del paciente.
Los medicamentos principales son análogos de nucleósidos, como Ganciclovir y Valganciclovir, que actúan inhibiendo la ADN polimerasa viral. Foscarnet, un fármaco de nueva generación, interfiere en la síntesis de ADN viral y se usa como alternativa. La terapia con inmunoglobulinas proporciona anticuerpos que neutralizan directamente el virus, siendo adecuada para pacientes con inmunodeficiencia severa.
La administración intravenosa es preferida en infecciones agudas, generalmente a 5 mg/kg cada 12 horas durante 2-3 semanas. La administración oral de Valganciclovir se usa para mantenimiento, a 900 mg dos veces al día. Los pacientes con insuficiencia renal deben ajustar la dosis y monitorear regularmente la tasa de filtración de creatinina.
Los medicamentos pueden reducir significativamente la tasa de progresión de la retinitis en un 60-70% y disminuir el riesgo de mortalidad post-trasplante. Los fármacos orales ofrecen comodidad y son adecuados para el tratamiento posterior al alta. Sin embargo, es importante monitorear los niveles de glóbulos sanguíneos y la función renal y hepática durante el tratamiento.
Los efectos adversos comunes incluyen leucopenia neutropénica (incidencia del 30-50%), trombocitopenia y elevación de enzimas hepáticas. El uso prolongado puede causar neuropatía periférica o molestias gastrointestinales. La administración intravenosa puede provocar reacciones alérgicas, por lo que se recomienda una infusión lenta.
Incluyen: mujeres embarazadas, pacientes con insuficiencia renal grave y personas alérgicas a los componentes del medicamento. Durante el tratamiento, se debe realizar un monitoreo regular del hemograma y evitar el uso concomitante de medicamentos nefrotóxicos. Los pacientes sometidos a radioterapia deben ajustar la dosis.
El uso conjunto con inmunosupresores como micofenolato mofetilo puede aumentar la supresión de la médula ósea. La combinación con aminoglucósidos aumenta el riesgo de nefrotoxicidad. Los pacientes en tratamiento con anticonvulsivos deben monitorear las concentraciones en sangre.
Ensayos clínicos de fase III muestran que Ganciclovir reduce en un 75% la recurrencia de la retinitis en comparación con placebo. Estudios de seguimiento a largo plazo indican que el tratamiento regular puede reducir la tasa de mortalidad relacionada con CMV en receptores de trasplantes del 25% al 8%. Sin embargo, en recién nacidos con infección congénita, la eficacia y los riesgos de secuelas deben evaluarse individualmente.
Foscarnet es una opción para casos resistentes, aunque requiere monitoreo de electrolitos. La inmunoglobulina CMV (CMV-IG) puede usarse como profilaxis preoperatoria, especialmente en receptores de médula ósea. Anticuerpos monoclonales nuevos, como los anticuerpos leucocitotrópicos, están en fase de ensayos clínicos.
Durante el tratamiento con Ganciclovir o Valganciclovir, la elevación de enzimas hepáticas es un efecto secundario común. Se recomienda realizar análisis de sangre cada 2-4 semanas para monitorear la función hepática. Si los niveles aumentan ligeramente, el médico puede ajustar la dosis o agregar protectores hepáticos (como selenoaminas). En casos severos, se debe suspender el medicamento y remitir a un hepatólogo para evaluación. Durante el tratamiento, se debe evitar el consumo de alcohol y alimentos hepatotóxicos.
¿Por qué algunos pacientes necesitan mantener un tratamiento con dosis bajas a largo plazo?Los pacientes inmunodeprimidos (como receptores de trasplantes o VIH) pueden requerir continuar con dosis bajas de antivirales (como 900 mg de Valganciclovir diario) para prevenir recaídas tras controlar la infección aguda. Esta estrategia reduce el riesgo de reactivación viral, pero requiere monitoreo regular de las concentraciones en sangre y parámetros hematológicos. La duración del tratamiento suele ser de varios meses a años, y debe discutirse con el médico.
¿Qué ajustes en la dieta y actividades diarias son necesarios durante el tratamiento?Se recomienda evitar dietas altas en grasas y colesterol para reducir la carga en el hígado, optando por una dieta alta en proteínas, baja en azúcares y complementada con vitaminas del grupo B. Durante la administración intravenosa, se deben evitar esfuerzos físicos intensos para prevenir sangrado en el sitio de punción. Si aparecen náuseas o diarrea, se puede comer en pequeñas cantidades y elegir alimentos bajos en fibra para aliviar los síntomas.
¿Qué impacto tiene la interrupción del tratamiento en la gestión de la enfermedad?Los antivirales deben usarse durante al menos 2-3 semanas para suprimir eficazmente la replicación viral. La interrupción prematura puede provocar un rebote en la carga viral y aumentar las complicaciones. Si se requiere suspender el medicamento por efectos secundarios o malestar, se debe comunicar inmediatamente al equipo médico, quien puede ajustar la dosis o cambiar a otro fármaco (como Cidofovir). No se recomienda suspender el tratamiento por cuenta propia.
¿Cuánto tiempo después de finalizar el tratamiento se deben realizar seguimientos de la carga viral y la función inmunológica?Tras finalizar el tratamiento, se recomienda realizar análisis de ADN viral y marcadores inmunológicos (como CD4+) a los 3, 6 y 12 meses. Si la función inmunológica no se ha recuperado completamente (por ejemplo, CD4+ <100 células/μL en VIH), puede ser necesario extender el seguimiento a cada 3 meses. Durante el seguimiento, si aparecen fiebre, visión borrosa u otros síntomas, se debe realizar una revisión oftalmológica para descartar recurrencia de la retinitis.