Dialysis

Resumen del tratamiento

La terapia de diálisis es una modalidad de tratamiento artificial que reemplaza la función renal, principalmente utilizada en pacientes con insuficiencia renal grave. Cuando los riñones no pueden eliminar desechos y exceso de agua del cuerpo, la diálisis simula la función de filtración renal, evitando la acumulación de metabolitos que podría causar intoxicación o edema.

Este tratamiento se divide en dos grandes tipos: diálisis sanguínea y diálisis peritoneal, seleccionados según la constitución física y la condición del paciente. Su objetivo principal es mantener el equilibrio de líquidos, regular los electrolitos y retrasar la progresión de las complicaciones de la enfermedad renal en etapa terminal.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La diálisis sanguínea extrae la sangre del cuerpo mediante una máquina de diálisis, utiliza una membrana semipermeable para filtrar los desechos y luego devuelve la sangre purificada al cuerpo. Este proceso requiere la creación de un acceso vascular, como una fístula arteriovenosa o un catéter central, generalmente realizándose 2-3 veces por semana, cada sesión dura aproximadamente 4 horas.

La diálisis peritoneal utiliza el peritoneo como membrana de filtración, inyectando líquido de diálisis en la cavidad abdominal para absorber desechos y luego drenarlos. Incluye la diálisis peritoneal continua ambulatoria (CAPD) y la diálisis peritoneal automática (APD). Los pacientes pueden realizarla en casa, pero deben seguir estrictamente los procedimientos asépticos.

Indicaciones

Principalmente indicada en la enfermedad renal crónica en etapa 5 (enfermedad renal terminal) o en casos de daño renal agudo que cause uremia. Cuando la creatinina sérica supera los 7 mg/dL, hay hiperkalemia severa o exceso de líquidos, el médico evaluará la necesidad de iniciar diálisis.

Algunos pacientes con acidosis metabólica severa o intoxicación por medicamentos también pueden requerir diálisis en emergencias. Se realiza tras descartar contraindicaciones como insuficiencia vascular o infecciones graves.

Modo de uso y dosis

La diálisis sanguínea debe realizarse en una institución médica, usando entre 4 y 6 litros de líquido de diálisis por sesión, controlando el flujo sanguíneo entre 200-300 ml/min. La dosis se ajusta según el peso del paciente y la acumulación de desechos, con un objetivo de clearance (Kt/V) superior a 1.2.

La diálisis peritoneal requiere intercambios de líquido 3-4 veces al día, cada uno con 1.5-3 litros. Los pacientes crónicos suelen seguir un tratamiento a largo plazo, mientras que en casos agudos puede ser de corta duración.

Beneficios y ventajas

  • Retrasa efectivamente los síntomas de la uremia y reduce la carga sobre el corazón y los vasos sanguíneos
  • Reduce significativamente la mortalidad, con una tasa de supervivencia de más del 70% a 5 años en pacientes en etapa terminal
  • Proporciona una terapia puente antes del trasplante renal, ganando tiempo para la espera de órganos

La diálisis peritoneal limpia de manera más uniforme las toxinas de tamaño mediano, mientras que la diálisis sanguínea es más efectiva en la eliminación de macromoléculas como la β2-microglobulina. Ambas modalidades requieren control dietético para maximizar sus beneficios.

Riesgos y efectos secundarios

Los efectos adversos comunes de la diálisis sanguínea incluyen hipotensión (con una incidencia del 30-50%), calambres musculares y fatiga. A largo plazo, puede causar calcificación ósea o pérdida de nutrientes, por lo que es importante monitorear el metabolismo de calcio y fósforo.

Los riesgos de la diálisis peritoneal incluyen peritonitis (con una incidencia anual del 10-15%), pérdida de proteínas y acidosis metabólica. Es fundamental observar la turbidez del líquido de diálisis y cambios en la temperatura corporal, cumpliendo estrictamente con procedimientos asépticos para reducir el riesgo de infección.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen trastornos hemorrágicos no controlados, edema severo con insuficiencia cardíaca o peritonitis en la diálisis peritoneal. Pacientes con marcapasos o mala condición vascular deben ajustar su tratamiento.

Los pacientes deben seguir estrictamente las restricciones dietéticas, incluyendo una dieta baja en potasio y sodio, control de líquidos y manejo de la ingesta de proteínas. Se prohíbe comer en exceso en el día de la diálisis para evitar sobrecarga cardíaca y pulmonar.

Interacciones con otros tratamientos

Al usar medicamentos como quelantes de fósforo o eritropoyetina (EPO), es necesario ajustar las dosis para evitar una eliminación excesiva. Por ejemplo, los suplementos de hierro pueden requerir un aumento en su administración debido a pérdidas durante la diálisis.

Para pacientes sometidos a cirugía o quimioterapia, se debe ajustar previamente el horario de diálisis para evitar acumulación de medicamentos. Cuando se usan anticoagulantes, se deben monitorear los indicadores de coagulación para prevenir hemorragias.

Resultados y evidencia clínica

El seguimiento a largo plazo muestra que la diálisis regular puede aumentar la tasa de supervivencia a 5 años hasta entre el 65% y el 75%, y la tasa de supervivencia en pacientes en diálisis peritoneal alrededor del 50-60%. La eficacia varía según la edad del paciente y el control de complicaciones.

Estudios clínicos confirman que la diálisis reduce eficazmente la creatinina sérica y la urea, mejora la anemia y los síntomas neurológicos. Sin embargo, se debe tener en cuenta la posible insuficiencia de diálisis entre sesiones, que puede afectar el pronóstico a largo plazo.

Alternativas

El trasplante renal es la cura definitiva, pero requiere inmunosupresores y una lista de espera. La diálisis sanguínea en casa (HHD) es otra opción, aunque requiere personal capacitado para su operación y mantenimiento.

En casos de daño renal agudo, se puede emplear la filtración continua venovenosa (CVVH), un tratamiento frecuente en unidades de cuidados intensivos para casos críticos.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparativos físicos son necesarios antes de la diálisis?

Antes de la diálisis sanguínea, el paciente debe realizar una cirugía para crear un acceso vascular (como una fístula arteriovenosa), que generalmente requiere de 4 a 6 semanas para madurar antes de su uso. El día del tratamiento, se recomienda no usar ropa ajustada y comunicar si hay fiebre o enrojecimiento o hinchazón en el sitio de la fístula.

¿Qué hacer si la presión arterial cae repentinamente durante la diálisis?

La hipotensión es un efecto secundario común. Si durante el tratamiento se siente mareo o sudor frío, informe inmediatamente al personal médico para ajustar los componentes del líquido de diálisis o reducir la velocidad del flujo. También puede controlar la ingesta de líquidos, seguir las indicaciones médicas para suplementar sal y evitar comer en exceso una hora antes para reducir riesgos.

¿Se puede realizar ejercicio ligero después de la diálisis?

Generalmente, se recomienda evitar actividades intensas en los 30 minutos posteriores a la diálisis, pero se puede realizar ejercicio suave como caminar. La extremidad con la fístula no debe levantar peso ni medir la presión arterial; se recomienda revisar diariamente la vibración de la fístula y acudir al médico si se detecta alguna anomalía.

¿Cómo controlar la ingesta de potasio en el intervalo entre diálisis?

La hiperkalemia puede provocar arritmias cardíacas. Se recomienda evitar alimentos ricos en potasio como plátanos, aguacate y hongos. Se puede reducir el contenido de potasio cocinando los alimentos en agua y desechando el agua de cocción, y limitar la ingesta diaria a menos de 2000 mg, con monitoreo regular de los niveles séricos de potasio.

¿Cómo manejar el riesgo de congelación del acceso en la fístula durante el invierno en pacientes en diálisis prolongada?

Es importante evitar la exposición prolongada a temperaturas bajas en la zona de la fístula. Al bañarse, la temperatura del agua no debe superar los 40°C, y se recomienda usar manguitos térmicos para mantener la circulación local. Si se presenta piel morada o temperatura corporal disminuida, se debe detener la exposición y consultar al equipo médico para evaluar el riesgo de trombosis.