La esofagectomía es una cirugía curativa utilizada para remover total o parcialmente el tejido del esófago, principalmente para tratar tumores malignos o anomalías estructurales severas. Esta operación se realiza mediante toracotomía, laparotomía o asistencia endoscópica, y es común en pacientes con cáncer de esófago en etapas avanzadas o con complicaciones de esófago de Barrett con transformación maligna. Los objetivos de la cirugía incluyen la eliminación completa de las células cancerosas, la reconstrucción de la continuidad del tracto digestivo y la recuperación de la función de ingesta del paciente.
Generalmente, la cirugía se combina con quimioterapia o radioterapia preoperatoria para reducir el tamaño del tumor. Después de la operación, los pacientes requieren seguimiento a largo plazo para detectar recurrencias o complicaciones. En Taiwán, esta intervención la realizan principalmente cirujanos torácicos o cirujanos generales, en colaboración con equipos multidisciplinarios.
1. Esófagectomía toracotómica y laparotómica: Se realiza mediante una incisión media o lateral en el esternón o en el tórax, removiendo directamente la sección afectada del esófago, seguida de la reconstrucción del tracto digestivo con el estómago o un segmento intestinal. Este método es adecuado para tumores extensos.
2. Cirugía asistida por laparoscopía/toracoscopía: Utiliza instrumentos endoscópicos para realizar una resección mínimamente invasiva, con heridas menores pero requiere habilidades avanzadas. La cirugía asistida por robot puede mejorar la precisión, aunque requiere equipos especializados.
3. Resección parcial y mecanismo de reconstrucción: Tras la resección, generalmente se emplea un colgajo gástrico o colónico para reemplazar el esófago, conectando cuidadosamente el tracto digestivo con la laringe, vigilando estrechamente la anastomosis para evitar fugas.
Las principales indicaciones incluyen:
Los tumores en estadio local que no responden bien a quimioterapia/radioterapia, o lesiones que no pueden ser completamente eliminadas mediante resección endoscópica, también son indicaciones para cirugía. Pacientes mayores de 70 años o con insuficiencia cardiopulmonar deben ser evaluados individualmente.
La cirugía se realiza en tres fases:
El tiempo quirúrgico suele ser de 6 a 12 horas, bajo anestesia general. Después de la operación, se debe ayunar de 3 a 5 días, con drenaje nasogástrico, y comenzar con dieta líquida una vez que se recupere la función intestinal.
Las principales ventajas incluyen:
En comparación con tratamientos conservadores, la tasa de supervivencia a 5 años en pacientes con cáncer de esófago en etapas tempranas puede aumentar entre un 30% y un 50%. La cirugía mínimamente invasiva puede reducir el dolor postoperatorio y la duración de la hospitalización.
Las complicaciones a corto plazo más comunes incluyen:
Los riesgos a largo plazo comprenden:
Riesgo grave: La fuga puede causar mediastinitis, requiriendo intervención quirúrgica inmediata.
Las contraindicaciones incluyen:
Antes de la cirugía, se deben completar:
Frecuentemente interactúa con quimioterapia:
El uso combinado de anticoagulantes requiere detenerlos 7 días antes de la cirugía, evaluando el riesgo de trombosis. Los inmunosupresores deben ajustarse para evitar infecciones.
Según datos del registro de cáncer en Taiwán, la tasa de supervivencia a 5 años en pacientes con cáncer de esófago en etapas tempranas tras cirugía puede alcanzar entre el 40% y el 60%. Estudios multicéntricos muestran que la resección esofágica mínimamente invasiva reduce en un 30% las complicaciones en comparación con la cirugía tradicional abierta.
La revisión Cochrane de 2020 indica que el alcance de la linfadenectomía está correlacionado positivamente con el pronóstico. Sin embargo, en tumores metastásicos, la cirugía tiene un efecto limitado y debe combinarse con tratamiento sistémico.
Opciones no quirúrgicas incluyen:
Desventajas de las alternativas:
Antes de la operación, se deben realizar exámenes completos, incluyendo evaluación de la función cardiopulmonar, estado nutricional y estudios de imagen del tracto digestivo. El médico puede recomendar cambios en la dieta, como alimentos ricos en proteínas y bajos en fibra, y realizar entrenamiento de deglución para reducir riesgos de complicaciones postoperatorias. Los pacientes deben suspender ciertos medicamentos con anticipación y confirmar detalles de anestesia y cirugía con el equipo médico.
¿Qué cuidados a largo plazo son necesarios para las vías de alimentación artificiales (como el estómago o esófago sustituto)?Para pacientes con reconstrucción mediante estómago o segmento intestinal, es importante monitorear síntomas de reflujo y posiblemente tomar medicamentos inhibidores de ácido a largo plazo. La alimentación diaria debe ser en pequeñas porciones, masticando lentamente y evitando llenarse demasiado. Se recomienda realizar endoscopías periódicas para evaluar la cicatrización de las suturas y detectar lesiones tempranas.
¿Cuánto tiempo suele durar la dificultad para deglutir después de la cirugía y cómo aliviarla?La dificultad para deglutir en el corto plazo generalmente mejora en 3 a 6 meses, aunque varía entre individuos. Se puede aliviar mediante entrenamiento de deglución con terapeutas del habla, ajustando la textura de los alimentos (líquidos o semisólidos). En casos severos, puede ser necesario usar una sonda nasogástrica temporal y seguir un plan nutricional de alta caloría con ayuda de un nutricionista.
¿Cuánto tiempo deben mantenerse los cambios en la dieta después de la cirugía? ¿Es posible volver a una alimentación normal?Al principio, se debe seguir un plan de alimentación en fases, y en 3 a 6 meses se puede ir retomando la dieta habitual. Se deben evitar alimentos picantes, muy calientes o que requieran masticar mucho, y comer en pequeñas porciones para reducir el reflujo. Aproximadamente el 80% de los pacientes adaptan su nueva estructura esofágica en un año, pero deben mantener hábitos alimenticios adecuados de por vida.
¿Cómo reducir el riesgo de infecciones pulmonares después de la cirugía?Para disminuir el riesgo de neumonía postoperatoria, se recomienda realizar ejercicios de respiración profunda, cambios de posición frecuentes y movilización temprana. El equipo médico puede prescribir broncodilatadores o terapias físicas para mejorar la capacidad pulmonar. Es importante evitar ambientes con humo y reportar síntomas como fiebre o dificultad respiratoria para tratamiento oportuno.