La endoscopía es una técnica médica que utiliza instrumentos ópticos flexibles para observar las cavidades y tejidos del cuerpo humano, con el objetivo principal de diagnosticar enfermedades, realizar tratamientos o tomar muestras de tejido. Esta técnica emplea un tubo de aproximadamente 0.5 a 1.5 centímetros de diámetro, equipado con una cámara y un sistema de iluminación, que puede acceder a áreas como el tracto digestivo, las vías respiratorias o el sistema urinario, proporcionando imágenes en tiempo real para evaluar lesiones. Los endoscopios modernos también incorporan láser, electrocauterio o pinzas, permitiendo realizar diagnósticos y tratamientos simultáneamente, reduciendo significativamente la necesidad de cirugías abiertas tradicionales.
La tecnología endoscópica se clasifica según la zona examinada en gastroscopios, colonoscopios, broncoscopios, entre otros. Sus aplicaciones comunes incluyen detener hemorragias del tracto digestivo, extirpar fístulas o detectar cáncer en etapas tempranas. Su carácter no invasivo la convierte en la herramienta preferida en gastroenterología, hepatología y otorrinolaringología, además de facilitar la obtención de biopsias y muestras, mejorando la precisión diagnóstica.
La endoscopía se divide principalmente en dos categorías: "diagnóstica" y "terapéutica". La endoscopía diagnóstica utiliza cámaras de alta definición para observar cambios en la mucosa, detectando úlceras, lesiones o tejidos anormales; la terapéutica combina pinzas metálicas, agujas de electrocauterio o láser para realizar hemostasia, extirpación de fístulas o dilatación de estrechamientos. Por ejemplo, el colonoscopio puede eliminar pólipos adenomatosos para prevenir la transformación en cáncer colorectal.
El mecanismo varía según la operación específica: el gastroscopio utiliza dióxido de carbono para inflar el estómago, mientras que el broncoscopio debe ingresar por la tráquea hacia los pulmones. Algunos endoscopios combinan ultrasonido (como el endoscopio de ultrasonido) para evaluar la profundidad de tumores, o utilizan filtros de visión (NBI) para mejorar la identificación de lesiones precancerosas. Todas las intervenciones requieren anestesia o sedación para garantizar la comodidad del paciente y la claridad de la imagen.
La endoscopía es adecuada para diversas enfermedades del sistema digestivo, incluyendo el seguimiento de hemorragias altas, la extirpación de pólipos en el colon, la resección de mucosa en esófago de Barrett y el drenaje de obstrucciones en el conducto pancreático y biliar mediante nasoenterostomía. En pacientes con sospecha de cáncer gástrico, la endoscopía combinada con resección mucosa (EMR/ESD) permite eliminar lesiones conservando la función del órgano.
Otras indicaciones incluyen la remoción de cuerpos extraños en las vías respiratorias, la dilatación de estenosis esofágicas o la realización de histeroscopias en ginecología. Para grupos de alto riesgo, como personas mayores de 50 años con antecedentes familiares de úlceras, se recomienda realizar colonoscopías cada 3-5 años para reducir la incidencia de cáncer de colon.
Antes del examen, se debe ayunar de 6 a 8 horas y preparar según la zona a examinar. Para las evaluaciones del tracto digestivo, puede ser necesario tomar laxantes o usar un tubo nasogástrico para limpiar el estómago. Durante la operación, el paciente debe estar en decúbito supino, y el anestesiólogo seleccionará sedantes o anestesia general según el peso y estado de salud, con una duración de aproximadamente 15 minutos a una hora.
La dosis terapéutica se ajusta según el tamaño de la lesión: para pólipos mayores de 1 cm, se realiza cauterización en etapas. Las lesiones recurrentes requieren seguimiento cada 6 a 12 meses, y en pacientes con várices esofágicas por cirrosis, se recomienda escleroterapia cada 1-2 años para prevenir hemorragias. Procedimientos complejos como el drenaje del conducto pancreático pueden requerir hospitalización y observación durante 24 horas.
Los efectos secundarios a corto plazo más comunes incluyen dolor de garganta, distensión abdominal o dificultad temporal para tragar, con una incidencia del 5-10%. Las complicaciones graves incluyen perforación (0.1-0.5%), hemorragia severa (que requiere embolización o cirugía para detenerla) y complicaciones anestésicas. Si aparecen síntomas de peritonitis (como dolor abdominal intenso o fiebre), se debe acudir de inmediato al hospital.
Los grupos de alto riesgo, como aquellos con alteraciones en la coagulación, pueden tener mayor probabilidad de sangrado. Exámenes prolongados (más de una hora) pueden aumentar el riesgo de obstrucción respiratoria, por lo que se debe monitorizar la presión arterial y la frecuencia respiratoria postoperatoriamente. En algunos casos, puede ser necesaria atención de emergencia por alergias a los anestésicos.
Las contraindicaciones incluyen alteraciones severas de la coagulación (INR>1.5), aneurismas de la aorta o insuficiencia cardíaca. Las mujeres embarazadas deben evaluar el riesgo de exposición a radiación, y quienes hayan tenido un infarto reciente deben posponer la prueba. Se recomienda suspender anticoagulantes 48 horas antes del examen y que un cardiólogo o neumólogo evalúe la función cardiopulmonar.
Después del examen, se debe ayunar de 2 a 4 horas hasta que desaparezca la sensación de entumecimiento en la garganta, y evitar manipular objetos o comer durante 24 horas. En caso de heces negras, vómito persistente o fiebre superior a 38.5°C, se debe acudir inmediatamente al hospital. Los pacientes en seguimiento regular deben realizarse controles cada 3-5 años para prevenir recaídas.
La terapia endoscópica a menudo se combina con medicamentos, como el uso de hemostáticos o antibióticos postoperatorios para prevenir infecciones. Para detener hemorragias, es importante evitar el uso concomitante de anticoagulantes, que pueden requerir suspender warfarina o NOACs 72 horas antes. En casos de perforación endoscópica, se debe realizar una cirugía abierta de emergencia en colaboración con el equipo quirúrgico.
En relación con las técnicas de imagen, la tomografía computarizada (TC) puede localizar lesiones, pero no permite realizar biopsias. La ecografía, aunque no invasiva, tiene menor precisión en diagnósticos de tumores profundos y requiere confirmación mediante endoscopía. La cirugía generalmente se reserva para lesiones complejas, como el cáncer de esófago en etapa III, que requiere combinación de endoscopía y quimioterapia.
Estudios clínicos muestran que la extirpación de pólipos en el colon mediante endoscopía reduce en un 90% el riesgo de cáncer de colon, y la resección endoscópica de cáncer gástrico temprano (ESD) tiene una tasa de supervivencia del 85% a 5 años. Un estudio en 2019 en Gastroenterology reportó una tasa de éxito del 92% en hemostasia endoscópica, con menor tasa de infecciones comparado con cirugías tradicionales.
En pacientes con cirrosis, la escleroterapia endoscópica reduce la mortalidad por hemorragia de várices esofágicas a menos del 10%. La precisión diagnóstica del endoscopio en úlceras del tracto digestivo alcanza el 98%, además de permitir la toma de biopsias para análisis histopatológico.
Para pacientes que no puedan someterse a endoscopía, se consideran pruebas no invasivas:
Tratamientos alternativos como la inyección de hemostáticos o la embolización radiológica pueden usarse en pacientes con contraindicación para endoscopía. Sin embargo, estos métodos pueden prolongar el tratamiento o requerir cirugías posteriores, por lo que la endoscopía sigue siendo la opción preferida.
El paciente debe ayunar de 8 a 12 horas antes del examen y suspender medicamentos anticoagulantes según indicación médica (como aspirina). Si se realiza sedación, debe contar con un acompañante para regresar a casa y firmar un consentimiento previo. Pacientes con diabetes o enfermedades cardíacas o pulmonares deben informar al médico con anticipación para ajustar la medicación.
¿Cómo aliviar molestias en la garganta o distensión abdominal después de la endoscopía?Algunos pacientes pueden experimentar sequedad o leves sangrados en la garganta, que pueden aliviarse con caramelos o gárgaras. La distensión abdominal suele deberse al aire insuflado durante la exploración y desaparece en unas horas. Si hay sangrado que dura más de 48 horas o dolor abdominal intenso, acudir inmediatamente al hospital.
¿Cuándo se puede retomar la alimentación y actividades normales tras la endoscopía?Se recomienda comenzar con líquidos fríos 1-2 horas después, y si no hay molestias, progresar a alimentos blandos y luego a la dieta habitual. Para biopsias o hemostasia, puede ser necesario evitar alimentos duros durante una semana. La actividad ligera puede reanudarse al día siguiente, pero se deben evitar esfuerzos físicos o levantar peso durante 24 horas.
¿Cuál es el riesgo de complicaciones y cómo se manejan?El riesgo general de complicaciones es menor al 5%, siendo las más comunes irritación de la garganta o dolor abdominal leve. Las complicaciones graves, como perforación o hemorragia severa, ocurren en aproximadamente 0.1-0.5%. En caso de sangrado persistente, dolor intenso o fiebre superior a 38°C, acudir de inmediato. La tecnología moderna ha reducido estos riesgos, pero la evaluación previa es esencial para minimizar complicaciones.
¿Qué aspectos deben monitorearse en el seguimiento post-endoscopía?El médico programará controles según el tipo de tratamiento, como revisiones cada 6-12 meses tras la extirpación de pólipos. Se deben vigilar cambios en los hábitos intestinales, pérdida de peso inexplicada o sangrado. Si persisten síntomas como dolor o dificultad para tragar, se debe acudir antes a evaluación para determinar si se requiere una segunda endoscopía o análisis histopatológico.