La nutrición enteral es una modalidad de tratamiento que proporciona nutrientes directamente a través del tracto digestivo, principalmente dirigida a pacientes que no pueden ingerir suficiente alimentación por vía oral. Este método aprovecha la capacidad de absorción del intestino, introduciendo soluciones nutricionales especiales mediante tubos en el estómago o en el intestino, para mantener el equilibrio nutricional y las funciones fisiológicas del paciente. Comparada con la nutrición parenteral total, la nutrición enteral ayuda a mantener la función de barrera intestinal y reduce el riesgo de infecciones, siendo un método clave en el soporte nutricional clínico moderno.
Según la vía de administración, se dividen en tres tipos:
Principalmente indicado para:
La administración inicial generalmente comienza con una concentración baja y una velocidad lenta (como 20 mL/h), aumentando gradualmente según la tolerancia del paciente hasta alcanzar la dosis objetivo. La ingesta calórica diaria recomendada para adultos es de 20-35 kcal/kg de peso, con una ingesta de proteínas usualmente de 1.2-1.5 g/kg. Los usuarios a largo plazo deben evaluar su estado nutricional cada 3-6 meses y ajustar la formulación según sea necesario.
Las principales ventajas incluyen:
Los efectos adversos comunes incluyen:
Las contraindicaciones incluyen:
Al usar en combinación con antibióticos, se debe tener en cuenta que los antibióticos de amplio espectro pueden alterar la microbiota intestinal, por lo que se recomienda suplementar con probióticos. La quimioterapia puede retrasar la motilidad gastrointestinal, requiriendo ajustar la velocidad de infusión de la solución nutricional. Cuando se usan inmunosupresores, se debe monitorear la glucosa en sangre, ya que la nutrición puede afectar la farmacocinética de los medicamentos.
Estudios multicéntricos muestran que los pacientes postoperatorios que reciben nutrición enteral reducen las complicaciones infecciosas en un 40%. La guía ESPEN de 2017 indica que comenzar la soporte nutricional enteral en pacientes críticos dentro de las 48 horas mejora el pronóstico. Sin embargo, en pacientes ancianos, puede ser necesario reducir la dosis inicial debido a su menor capacidad de metabolismo intestinal.
Las alternativas incluyen:
¿Cómo puedo saber si la velocidad de infusión de la nutrición enteral es adecuada?
La velocidad de infusión debe ajustarse según la capacidad de adaptación intestinal del paciente. Se recomienda comenzar con una velocidad baja (como 20-30 mL/h) y observar si hay distensión o vómitos. Si no hay molestias, se puede aumentar cada 2-4 horas en 10-20 mL/h, alcanzando finalmente entre 60-120 mL/h. El personal de enfermería debe evaluar regularmente la respuesta del paciente y ajustar en coordinación con el equipo médico.
¿Qué debo hacer si la sonda de nutrición enteral se obstruye?
En caso de obstrucción, primero se puede intentar enjuagar con 10-20 mL de agua tibia en pulsos. Si no mejora, verificar si la posición del tubo ha cambiado o si la solución nutricional no está bien mezclada, formando grumos. En obstrucciones severas, se debe suspender la infusión y contactar al personal médico para reposicionar o reemplazar la sonda, evitando presión en el intestino.
¿Es posible que los pacientes en nutrición enteral también coman alimentos sólidos?
Tras evaluación médica, algunos pacientes pueden intentar progresivamente con pequeñas cantidades de alimentos bajos en fibra, combinados con la nutrición enteral. Es importante calcular la ingesta calórica total y evitar excesos o déficits. Se recomienda comenzar con dietas líquidas y observar la tolerancia intestinal. En casos de disfagia severa o disfunción digestiva grave, puede ser necesario suspender los sólidos.
¿Qué desequilibrios nutricionales pueden ocurrir con la nutrición enteral a largo plazo y cómo prevenirlos?
El uso prolongado puede causar desequilibrios como hipopotasemia, osteoporosis o deficiencia de vitaminas. Es necesario realizar análisis de sangre periódicos de electrolitos y nutrientes, ajustando la formulación según los resultados. Además, se recomienda realizar densitometrías óseas cada 3-6 meses. Los médicos pueden sugerir suplementos de calcio, vitamina D o microelementos específicos para prevenir deficiencias.
¿Cómo mantener la sonda de nutrición enteral libre de infecciones?
Es importante desinfectar la piel alrededor de la sonda con alcohol al 75% diariamente y cambiar las conexiones. Después de la alimentación, enjuagar con 30 mL de agua tibia en pulsos y sellar con solución salina con heparina para prevenir coágulos. Ante fiebre, enrojecimiento o secreciones anormales en la zona de la sonda, suspender y acudir al médico, pudiendo requerir antibióticos o reemplazo de la sonda.