El ultrasonido mamario es una técnica de imagen no invasiva que utiliza ondas de alta frecuencia para generar imágenes de los tejidos, con el fin de evaluar anomalías mamarias. Este examen no implica exposición a radiación ionizante, siendo especialmente adecuado para mujeres jóvenes o pacientes con tejido mamario denso, permitiendo distinguir eficazmente entre tumores benignos y malignos.
Sus principales aplicaciones clínicas incluyen la detección preliminar de tumores mamarios, el diagnóstico de quistes y fibroadenomas, y la guía para biopsias por punción. El procedimiento es indoloro y de corta duración, generalmente completándose en 15-30 minutos, y los resultados pueden ser interpretados inmediatamente por un radiólogo.
El ultrasonido mamario se divide en dos tipos: "imagen en tiempo real" y "imagen tridimensional". La imagen en tiempo real utiliza una sonda que se mueve sobre la piel para producir imágenes instantáneas, mientras que la imagen tridimensional permite construir modelos en 3D para medir con precisión el tamaño y la forma de las lesiones. Las ondas sonoras reflejan en las interfaces de los tejidos, formando imágenes con contraste de brillo y oscuridad según la densidad de los tejidos.
El mecanismo consiste en que las ondas sonoras penetran en los tejidos mamarios y son recibidas por un sensor que las convierte en imágenes bidimensionales o tridimensionales mediante una computadora. Esta tecnología puede distinguir eficazmente entre acumulaciones de líquido (como quistes) y tumores sólidos, además de ofrecer ventajas en la observación dinámica del flujo sanguíneo.
Las principales indicaciones incluyen:
También se usa como herramienta complementaria en el cribado de cáncer de mama, especialmente en mujeres menores de 35 años o con tejido mamario denso, donde su sensibilidad supera a la de la mamografía.
Durante el examen, la paciente debe quitarse la parte superior y usar un delantal, mientras el personal médico aplica gel y desplaza la sonda para escanear. No se requiere inyección de contraste ni preparación especial, y la frecuencia de la sonda suele estar entre 7 y 12 MHz.
El proceso incluye escaneos en múltiples ángulos y obtención de imágenes en movimiento, y en casos necesarios, se realiza una biopsia guiada por ultrasonido. Los resultados preliminares se obtienen de inmediato, aunque casos complejos pueden requerir análisis detallado por un radiólogo.
Las principales ventajas incluyen:
Además, el costo del examen es más económico que la resonancia magnética, no requiere ayuno ni preparaciones especiales, y los resultados pueden compararse inmediatamente con otros estudios de imagen como la mamografía.
Este examen no tiene efectos biológicos adversos, pero la operación puede causar:
Precaución importante: Un resultado negativo no excluye completamente la presencia de una lesión, por lo que debe considerarse junto con los síntomas clínicos y otros resultados de pruebas.
Las contraindicaciones incluyen:
Precauciones especiales incluyen: limpiar la superficie mamaria antes del examen, informar al personal si está embarazada, para evitar escanear innecesariamente el abdomen.
Este examen no tiene interacción directa con quimioterapia o terapia hormonal, pero puede influir en el momento de interpretación de otras imágenes. Por ejemplo, la reducción del tumor tras quimioterapia puede afectar la línea base en las imágenes de ultrasonido.
Se combina comúnmente con mamografías en un "cribado doble"; si los resultados son discordantes, se recomienda realizar resonancia magnética o punción para mayor confirmación.
Según datos de la Sociedad Americana de Radiología, la precisión del ultrasonido mamario en la diferenciación de quistes alcanza el 95%, y la sensibilidad para tumores menores a 1 cm es del 85%. Diversos estudios muestran que su uso junto con la mamografía puede aumentar la tasa de diagnóstico precoz del cáncer de mama en un 15-20%.
Las guías clínicas recomiendan que mujeres menores de 30 años sean las primeras en realizarse estudios de imagen, y que a partir de los 40 años se combine con mamografías. El análisis de flujo sanguíneo en movimiento ha sido validado en múltiples estudios prospectivos para la estadificación del cáncer de mama.
Las alternativas incluyen:
Al escoger una alternativa, se deben considerar factores como edad, historia clínica y economía. Por ejemplo, pacientes con tejido mamario denso pueden requerir resonancia, y aquellos con alto riesgo pueden necesitar pruebas genéticas y seguimiento regular.
¿Qué preparaciones son necesarias antes del examen?
Se recomienda usar una blusa con apertura frontal para facilitar la exposición del área a examinar, evitando ropa ajustada o de una sola pieza. Si se ha sometido a cirugía mamaria o tiene implantes metálicos, debe informar al personal con anticipación. No es necesario ayuno ni restricciones dietéticas especiales el día del examen, solo mantener los senos limpios y secos.
¿La posición durante el examen afecta la precisión de los resultados?
El médico ajustará la postura según la ubicación de la lesión, pudiendo solicitar que la paciente se acueste de lado o eleve un brazo para obtener la mejor imagen. Algunas posiciones ayudan a reducir sombras causadas por superposición de tejidos, facilitando una evaluación más precisa del tumor, por lo que es importante seguir las instrucciones del personal.
¿Qué hacer si siento dolor en los senos después del examen?
El ultrasonido en sí no causa trauma, pero la presión prolongada puede generar molestias temporales. Se recomienda aplicar hielo en la zona durante las 24 horas posteriores si hay incomodidad. Si el dolor persiste más de 48 horas o se acompaña de enrojecimiento o hinchazón, consulte nuevamente para evaluar posibles complicaciones.
¿Es seguro para pacientes con marcapasos u otros dispositivos electrónicos implantados?
El ultrasonido utiliza ondas sonoras y no interfiere con dispositivos electrónicos médicos, por lo que pacientes con marcapasos o estimuladores espinales pueden realizarse el examen de forma segura. Sin embargo, deben informar la ubicación del dispositivo para ajustar la orientación del escaneo y evitar apuntar directamente hacia él.
¿Cuánto tiempo después de una anomalía se debe realizar un seguimiento?
Para tumores benignos como fibroadenomas, generalmente se recomienda seguimiento cada 6-12 meses; en casos sospechosos de malignidad, puede ser necesario repetir la evaluación en 1-3 meses para observar cambios. La frecuencia específica será determinada por el médico, considerando el tamaño, la forma y otros factores de riesgo del tumor, así como la edad de la paciente.