La resonancia magnética de mama (Breast MRI) es una técnica de imagen no invasiva que se utiliza principalmente para obtener una exploración detallada del tejido mamario. Esta tecnología combina un campo magnético potente con ondas de radio, capaces de generar imágenes tridimensionales de alta resolución que ayudan a los médicos a evaluar el alcance del tumor, determinar la probabilidad de malignidad y seguir la respuesta al tratamiento. La MRI desempeña un papel clave en el diagnóstico precoz del cáncer de mama, en el cribado de grupos de alto riesgo y en la evaluación preoperatoria. En comparación con las radiografías tradicionales o la ecografía, ofrece mayor sensibilidad y proporciona información más precisa sobre la estructura anatómica.
La MRI de mama se divide en dos tipos: "exploración estándar" y "dinámica con contraste". Durante el examen, la paciente debe acostarse de espaldas en el escáner MRI, colocando bobinas receptoras específicas en cada mama. El campo magnético alinea los átomos de hidrógeno en los tejidos; cuando se interrumpe la señal mediante pulsos de radio, los átomos liberan señales que son convertidas en imágenes por la computadora. En la exploración dinámica con contraste, se inyecta un agente de contraste basado en gadolinio para observar la vascularización y distinguir entre lesiones benignas y malignas.
Las principales indicaciones incluyen:
Este examen también se utiliza para evaluar la respuesta tumoral tras la quimioterapia o para diferenciar cicatrices postquirúrgicas de recurrencias.
Antes del examen, se deben retirar todos los objetos metálicos, y aquellos con implantes metálicos deben consultar previamente con el médico. La duración del procedimiento es de aproximadamente 20 a 45 minutos. En la exploración dinámica con contraste, se administra por vía intravenosa entre 10 y 20 ml de agente de contraste, cuya dosis se calcula en función del peso corporal (aproximadamente 0.1-0.2 mmol/kg). En casos especiales, como embarazadas o con insuficiencia renal, se ajusta la dosis o se suspende el uso.
Las principales ventajas son:
La tecnología de imagen tridimensional permite mostrar con precisión la relación entre el tumor y los tejidos circundantes, siendo especialmente útil en mamas densas o en casos de inversión del pezón.
Los riesgos potenciales incluyen:
Aunque el campo magnético no es dañino, está contraindicado en pacientes con marcapasos o implantes metálicos.
Las contraindicaciones incluyen:
Antes del examen, se debe informar al médico sobre alergias, tipo de implantes y posibilidad de embarazo, y seguir las indicaciones para ayuno o sedación si es necesario para reducir interferencias dinámicas.
La MRI generalmente se combina con mamografías o ecografías para mejorar la detección de lesiones. Cuando se realiza junto con quimioterapia o terapia hormonal, permite evaluar objetivamente la respuesta al tratamiento, aunque el uso de contraste debe espaciarse de medicamentos nefrotóxicos. El examen en sí no afecta otros tratamientos, pero los resultados pueden influir en decisiones quirúrgicas o radioterapéuticas posteriores.
Numerosos estudios muestran que la MRI tiene una sensibilidad del 93% en la detección del cáncer de mama y una especificidad del 85%, siendo especialmente superior en tumores menores de 1 cm en comparación con las técnicas tradicionales. La Sociedad Radiológica de EE. UU. recomienda incluir la MRI en el cribado anual de grupos de alto riesgo, y ha demostrado que puede reducir el alcance quirúrgico en un 20-30%. Un estudio de JAMA en 2020 también evidenció que su precisión en la evaluación de tumores multicéntricos supera en un 40% a la ecografía.
Las alternativas incluyen:
Estas técnicas no igualan la capacidad de detección de lesiones pequeñas o la imagen tridimensional de la MRI, por lo que la elección depende del contexto clínico.
Antes del examen, se deben retirar todos los objetos metálicos del cuerpo, incluyendo joyas, clips y dispositivos electrónicos. Si se han colocado stents o prótesis metálicas, se debe informar previamente al personal médico. Algunos pacientes pueden requerir la administración de contraste, por lo que es importante comunicar alergias y antecedentes renales para evitar complicaciones.
¿El procedimiento causa incomodidad o dolor?La MRI de mama generalmente no duele, pero requiere que la paciente permanezca acostada y en posición fija durante 30-60 minutos. Algunas personas pueden experimentar ansiedad por el espacio cerrado. En casos de claustrofobia severa, se puede discutir el uso de sedantes leves o la opción de escáner abierto. Aunque el ruido durante la exploración es fuerte, se pueden usar tapones o auriculares para aliviarlo.
¿Cuánto tiempo tarda en entregarse el informe y qué hacer si se detectan anomalías?El informe suele estar listo en 2-5 días hábiles, tras el análisis de las imágenes por un radiólogo y la interpretación por el médico tratante. Si se detectan lesiones anómalas, puede recomendarse un seguimiento con biopsia u otras pruebas complementarias para evitar diagnósticos erróneos con una sola exploración.
¿Por qué la MRI es más adecuada que la mamografía en algunos pacientes?La alta resolución de la MRI permite detectar lesiones pequeñas, especialmente en tejidos densos o en pacientes con riesgo genético (como portadores de mutaciones BRCA). Sin embargo, debido a su costo y posible tasa de falsos positivos, generalmente se reserva para grupos de alto riesgo o casos complejos que requieren confirmación adicional.
¿Es necesario tener precauciones especiales después del examen?Si se administra contraste, puede haber reacciones temporales como mareos o sabor metálico, que suelen desaparecer en horas. En raros casos, puede ocurrir alergia, en cuyo caso se debe informar inmediatamente. Después del examen, se puede volver a las actividades normales, pero si se usaron sedantes, se debe organizar transporte para garantizar la seguridad.