La cirugía de reducción de peso (Cirugía Bariátrica) es un procedimiento médico dirigido a la obesidad severa, que principalmente ajusta la estructura del sistema digestivo para reducir la ingesta y absorción de alimentos, logrando así una pérdida de peso a largo plazo. Este procedimiento es adecuado para pacientes con un índice de masa corporal (IMC) ≥35 con enfermedades metabólicas asociadas, o IMC ≥40 en casos de obesidad primaria. Los tipos de cirugía incluyen banda gástrica, bypass gástrico y gastrectomía en manga, que pueden mejorar eficazmente complicaciones relacionadas como diabetes, hipertensión y otras.
1. Banda gástrica ajustable laparoscópica: Se coloca una banda ajustable en la parte superior del estómago para formar una pequeña bolsa gástrica, retrasando el vaciado gástrico y aumentando la sensación de saciedad. 2. Cirugía en Y de Roux: Se remueve parte del estómago y se reconfigura el intestino para reducir la absorción de alimentos y disminuir la secreción de hormonas del apetito. 3. Gastrectomía en manga: Se remueve aproximadamente el 80% del volumen del estómago, reduciendo la secreción de ácido gástrico y, por ende, el apetito.
Principalmente para pacientes con IMC ≥35 con síndrome metabólico, o IMC ≥40 en casos de obesidad primaria. Incluye a quienes no han respondido a dietas y ejercicio, y que tienen diabetes tipo 2 o apnea del sueño. Se excluyen pacientes con trastornos psiquiátricos, que rechazan seguimiento a largo plazo o que tienen enfermedades metabólicas no controladas.
Generalmente se realiza mediante técnica laparoscópica mínimamente invasiva, con una estancia hospitalaria de aproximadamente 3-5 días. Después de la cirugía, se requiere seguir un plan de alimentación diseñado por un nutricionista, con una ingesta calórica inicial de 600-800 kcal diarias, y controles periódicos de vitamina B12, hierro y calcio. La cirugía no debe realizarse de forma aislada, sino en combinación con terapia conductual y medicación.
En promedio, la cirugía puede reducir entre el 50% y el 70% del peso excesivo, y entre el 60% y el 80% de los pacientes experimentan reducción o suspensión de medicamentos para la diabetes. Estudios a largo plazo muestran una tasa de éxito en pérdida de peso del 50% a los 10 años, además de reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Comparada con tratamientos no quirúrgicos, la cirugía ofrece resultados más duraderos en la resolución de alteraciones metabólicas.
Contraindicaciones incluyen menores de 18 años, insuficiencia cardiopulmonar severa, rechazo al seguimiento a largo plazo. Después de la cirugía, es esencial seguir estrictamente las reglas dietéticas, evitando bebidas azucaradas y alimentos en grandes trozos. Advertencias importantes: Las mujeres embarazadas deben suspender la cirugía, y durante los primeros 2 años postoperatorios se deben evitar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos.
Es necesario ajustar el uso de medicamentos para la diabetes, algunos pacientes pueden dejar de tomar medicamentos orales antidiabéticos. Los suplementos vitamínicos deben tomarse en momentos diferentes a las comidas para evitar interferencias en su absorción. Se debe informar al médico sobre el uso de anticoagulantes o inmunosupresores para ajustar el plan quirúrgico.
Numerosos estudios muestran que la cirugía en Y de Roux puede reducir el IMC en promedio entre 25 y 30, y el 70% de los pacientes alcanzan un peso dentro del rango saludable. A 5 años, la tasa de remisión de la diabetes alcanza el 65%, y el control de la hipertensión mejora en un 40%. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. recomienda esta cirugía como segunda opción de tratamiento.
Opciones no quirúrgicas incluyen: 1. Dietas bajas en calorías a largo plazo (1000-1200 kcal/día); 2. Tratamiento farmacológico (como agonistas del receptor GLP-1); 3. Terapia conductual combinada con asesoramiento psicológico. Sin embargo, la pérdida de peso anual promedio con métodos no quirúrgicos es solo del 5-10%, con alta tasa de rebote.
¿Qué preparativos debo hacer antes de la cirugía para aumentar las probabilidades de éxito?
El paciente debe someterse a una evaluación integral de salud, incluyendo funciones cardiopulmonares, análisis de función hepática y renal, y estado nutricional. El médico diseñará un plan personalizado basado en el IMC y enfermedades concomitantes, además de realizar una evaluación psicológica para confirmar la motivación y capacidad del paciente para seguir las recomendaciones postoperatorias. Una o dos semanas antes de la cirugía, se deben ajustar los medicamentos, evitando anticoagulantes y otros fármacos que puedan aumentar el riesgo de sangrado.
¿Cómo se manejan los problemas comunes de deficiencia nutricional después de la cirugía?
Algunos pacientes pueden experimentar mala absorción de hierro, calcio o vitamina B12 debido a cambios en la estructura digestiva, por lo que se realiza un monitoreo regular de los niveles nutricionales mediante análisis de sangre. Los médicos suelen prescribir suplementos nutricionales especializados y recomendar una ingesta aumentada de verduras verdes, lácteos bajos en grasa, entre otros. Si aparecen fatiga excesiva o dolor óseo, se debe acudir de inmediato para ajustar los suplementos.
¿Cuál es la base científica para la progresión en la dieta postoperatoria?
La sensibilidad del tracto gastrointestinal aumenta tras la cirugía, por lo que se recomienda seguir un plan en tres fases: líquidos, luego alimentos blandos y finalmente dieta normal. Esto permite que el estómago reducido se adapte progresivamente a la masticación y digestión, evitando obstrucciones o complicaciones. Cada fase dura aproximadamente 1 a 2 semanas, y se debe seguir estrictamente las indicaciones del equipo médico.
¿Cuándo puedo retomar el ejercicio y cómo planificarlo?
Se recomienda comenzar con ejercicios aeróbicos suaves, como caminar o nadar, a partir de las dos semanas postoperatorias, evitando presión abdominal. A los tres meses, se puede incrementar gradualmente la resistencia, evitando movimientos que requieran un esfuerzo intenso del core. La intensidad del ejercicio debe ajustarse según la pérdida de peso, y lo ideal es que un fisioterapeuta diseñe un plan de rehabilitación personalizado para prevenir pérdida muscular.
¿Por qué es necesario un seguimiento nutricional durante al menos 5 años después de la cirugía?
El seguimiento a largo plazo permite detectar tempranamente recaídas del síndrome metabólico o desequilibrios nutricionales. Estudios muestran que el 50% de los pacientes pueden experimentar deficiencias de micronutrientes en 3 a 5 años, por lo que se requiere monitoreo regular y ajuste de suplementos. Además, el seguimiento ayuda a mantener hábitos alimenticios adecuados y reducir riesgos de expansión gástrica o reversión del procedimiento.