La cirugía de banda gástrica es un método quirúrgico destinado principalmente a reducir el peso en pacientes con obesidad severa. Este procedimiento consiste en colocar una banda de silicona ajustable en la parte superior del estómago, formando una pequeña bolsa gástrica que retrasa el paso de los alimentos y aumenta la sensación de saciedad. Es especialmente indicado para pacientes con IMC superior a 35 acompañado de enfermedades metabólicas, o aquellos que no han respondido a tratamientos no quirúrgicos a largo plazo. La cirugía es reversible y la banda puede ser removida si es necesario, por lo que es una opción común para pacientes con obesidad moderada.
La banda gástrica se divide en tipos no ajustables y ajustables, siendo más común en la actualidad las bandas de silicona con capacidad de inflado. La cirugía se realiza mediante laparoscopía, suturando la banda en la parte superior del estómago para formar una bolsa de aproximadamente 50-100 mililitros. La cámara de aire dentro de la banda puede ajustarse mediante inyecciones subcutáneas para controlar la presión y el tamaño de la salida del estómago. El mecanismo de pérdida de peso se basa en reducir la cantidad de comida, prolongar el tiempo de permanencia de los alimentos en el estómago y estimular el nervio vago para disminuir el hambre.
A diferencia de la cirugía de bypass gástrico, este tratamiento no altera la estructura del tracto digestivo y depende principalmente de cambios en el comportamiento junto con restricciones fisiológicas para lograr la pérdida de peso. Después de la cirugía, se requiere la orientación de un nutricionista para establecer gradualmente un patrón alimenticio adaptado a la nueva cantidad de comida.
El principal grupo de pacientes son aquellos con IMC ≥ 35 con síndrome metabólico (como diabetes tipo 2, hipercolesterolemia), o pacientes con obesidad primaria con IMC ≥ 40. Se deben cumplir condiciones estrictas: haber intentado tratamientos no quirúrgicos por más de 6 meses sin éxito, no tener adicción a medicamentos ni trastornos psicológicos, y comprender la necesidad de seguimiento a largo plazo. Casos especiales, como aquellos con lesiones articulares o apnea del sueño, también pueden considerarse.
La cirugía generalmente se realiza mediante laparoscopía, requiriendo hospitalización de 1 a 3 días. Después de la operación, la presión de la banda debe ajustarse cada 2 a 4 semanas, mediante inyecciones o extracciones de solución salina por parte del médico. La cantidad de ajustes dependerá de la respuesta alimentaria del paciente, generalmente de 3 a 5 veces en los primeros 6 a 12 meses postoperatorios. Los pacientes deben seguir un plan alimenticio con 6 a 8 comidas diarias, cada una con no más de 150-200 calorías.
Este tratamiento mejora significativamente el control glucémico, con una reducción en la medicación en un 70% de los pacientes diabéticos en el primer año postoperatorio. Su carácter mínimamente invasivo permite una recuperación rápida, en aproximadamente 2 semanas se puede volver a realizar tareas ligeras.
Los riesgos inmediatos incluyen complicaciones anestésicas, hemorragia interna o infección abdominal. A largo plazo, puede presentarse desplazamiento de la banda, dilatación esofágica o inflamación de los tejidos circundantes. Aproximadamente el 15-20% de los pacientes experimentan síntomas de obstrucción esofágica, requiriendo ajustes de presión o remoción urgente. Otros efectos secundarios comunes incluyen:
Las contraindicaciones incluyen insuficiencia cardiopulmonar severa, trastornos de coagulación o incapacidad para seguir un régimen dietético. Después de la cirugía, se deben seguir estrictamente las siguientes indicaciones:
Durante el embarazo, se debe informar al médico, ya que puede ser necesario reducir temporalmente la presión de la banda. Pacientes con antecedentes de infecciones en la banda deben prolongar el uso de antibióticos preventivos.
Las interacciones con medicamentos son mínimas, aunque el uso de analgésicos NSAIDs puede aumentar el riesgo de úlceras gástricas. En comparación con la cirugía de derivación gástrica, este tratamiento no afecta la absorción de nutrientes, aunque la pérdida de peso es más lenta. Si se combina con tratamiento farmacológico para la diabetes, se debe reevaluar la dosis en los primeros 6 meses postoperatorios.
Estudios a largo plazo muestran que los pacientes pierden en promedio entre el 40% y el 50% del peso excesivo en 2 años. La Federación Internacional de Cirugía Metabólica (IFSO) recomienda este tratamiento para pacientes con IMC entre 35 y 40, con aproximadamente el 85% de los pacientes manteniendo la pérdida de peso a los 5 años. Sin embargo, alrededor del 15% requiere remoción o conversión de la banda debido a complicaciones o falta de resultados adecuados.
Las alternativas quirúrgicas incluyen la cirugía de derivación en Y de Roux, la gastrectomía en manga, o opciones no quirúrgicas como la colocación de balón gástrico. En tratamiento farmacológico, los agonistas del receptor GLP-1 (como Liraglutide) pueden usarse como preparación preoperatoria o para mantenimiento postoperatorio. La terapia conductual combinada con entrenamiento físico puede mejorar las tasas de éxito a largo plazo.
El paciente debe someterse a un chequeo completo de salud, incluyendo evaluación de función cardíaca y renal. Antes de la cirugía, debe ayunar 8 horas y comunicar al médico todos los medicamentos en uso, especialmente anticoagulantes. El día de la operación, debe acudir acompañado y firmar el consentimiento informado, confirmando que comprende los posibles riesgos.
¿Qué principios dietéticos se deben seguir durante la recuperación?Durante la primera semana postoperatoria, se recomienda una dieta líquida baja en fibra, como leche de arroz o jugos de verduras, evitando bebidas con gas y alimentos duros. En la segunda semana, se pueden introducir alimentos blandos, masticando lentamente. Se aconseja comer en 6-8 pequeñas porciones para evitar distensión o vómitos.
¿Qué hacer si se presenta reflujo gastroesofágico después de la cirugía?Se puede ajustar la presión de inflado de la banda y elevar la cabecera de la cama 15-20 cm para reducir el riesgo de reflujo. En el corto plazo, se pueden usar inhibidores de H2 o inhibidores de la bomba de protones, pero se debe evitar su uso prolongado. Se recomienda no comer 2 horas antes de dormir y reducir el consumo de cafeína y alimentos grasos.
¿Cuál es la tasa de éxito en la modificación o remoción de la banda?Según estudios clínicos, aproximadamente el 70-80% de los pacientes logran reducir su IMC en más del 25% en el primer año. La tasa de éxito está estrechamente relacionada con la adherencia a la dieta y el ejercicio, y quienes no siguen las indicaciones pueden obtener solo un 40-50% de pérdida de peso.
¿Con qué frecuencia se deben realizar revisiones postoperatorias?Las primeras 3 meses, se recomienda acudir cada 4-6 semanas para ajustar la presión de la banda. Posteriormente, las revisiones deben hacerse cada 3 meses. En caso de dolor abdominal intenso o dificultad para defecar, se debe acudir de inmediato al hospital. El seguimiento a largo plazo debe mantenerse por al menos 2 años para evaluar el estado nutricional y la función digestiva.