La angioplastia y la colocación de stents son procedimientos intervencionistas utilizados para tratar oclusiones vasculares. Este tratamiento se dirige principalmente a estrechamientos u obstrucciones causados por arteriosclerosis, mediante técnicas de cateterismo que insertan un stent metálico en la arteria para restaurar el flujo sanguíneo y reducir el riesgo de infarto de miocardio. Normalmente se realiza en la sala de cateterismo, utilizando técnicas de imagen para garantizar una operación precisa.
Su objetivo principal es eliminar las obstrucciones en las arterias coronarias, carotídeas o periféricas, mejorando la oxigenación de los tejidos. Comparado con la cirugía abierta tradicional, este método no invasivo presenta ventajas como menor trauma y recuperación rápida, convirtiéndose en la opción de primera línea para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
La angioplastia se divide en dos grandes categorías: angioplastia con balón convencional y colocación de stents. La colocación de stents puede ser:
La estructura metálica del stent permanece en la arteria, soportando la pared vascular y manteniendo abierta la luz del vaso. Los stents liberadores de fármacos, mediante una liberación controlada de medicamentos como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), inhiben la proliferación de células musculares lisas, reduciendo la tasa de reestenosis a menos del 5-10% en dos años.
Se recomienda principalmente para angina estable, infarto agudo de miocardio y otras enfermedades de las arterias coronarias, cuando la obstrucción supera el 70%. También se emplea en estenosis de la arteria carótida (>60%) para prevenir accidentes cerebrovasculares, o en pacientes con enfermedad arterial periférica que causa claudicación intermitente.
Es adecuado para obstrucciones vasculares no respondientes a medicación o con anatomía vascular favorable para intervención percutánea. Sin embargo, se debe evaluar el estado general del paciente, incluyendo función renal y riesgo de sangrado.
El procedimiento se realiza con anestesia local, manteniendo al paciente despierto. Se realiza una punción en la ingle o en la arteria de la muñeca, guiando el catéter hasta la lesión. Tras inflar el balón para dilatar la zona estrecha, se coloca el stent, generalmente de 1 a 3 unidades, ajustando según la longitud de la obstrucción.
La duración del procedimiento es de aproximadamente 30 minutos a 2 horas, con observación hospitalaria de 1 a 3 días. Tras la intervención, se recomienda tomar anticoagulantes como los bifosfonatos durante 6 a 12 meses y realizar seguimiento mediante angiografía o ultrasonido vascular periódicamente.
Las principales ventajas incluyen:
El tratamiento también mejora significativamente los resultados en pacientes diabéticos o con lesiones complejas (como estenosis en bifurcaciones), convirtiéndose en el estándar en muchos centros cardiológicos.
Las complicaciones posibles incluyen:
Precauciones Urgentes: En caso de dolor torácico, dolor severo en el sitio de punción o ausencia de pulso en la extremidad, se debe acudir inmediatamente a emergencias. El uso excesivo de anticoagulantes puede causar hemorragia interna, por lo que es necesario monitorear periódicamente la función plaquetaria.
Antes del procedimiento, se debe suspender la medicación anticoagulante (como warfarina) 3-5 días y realizar análisis de sangre, función renal y angiografía. Las contraindicaciones incluyen:
Los pacientes diabéticos deben controlar estrictamente su glucemia, ya que la hiperglucemia aumenta el riesgo de trombosis en el stent. Se recomienda evitar esfuerzos físicos intensos durante los primeros 3 meses para prevenir desplazamiento del stent.
Al combinarse con medicamentos antiplaquetarios (como aspirina + clopidogrel), es necesario ajustar las dosis para evitar hemorragias. Los pacientes sometidos a radioterapia deben informar a su médico, ya que los contrastes pueden afectar la función renal.
Al usar anticoagulantes orales (como los NOACs), se debe monitorear el INR. Los pacientes con cáncer en quimioterapia deben evaluar su recuento de plaquetas para prevenir complicaciones hemorrágicas durante la cirugía.
Los estudios clínicos muestran que los stents liberadores de fármacos reducen la tasa de reestenosis en un año del 30% al 5-10%. En pacientes con infarto, realizar la intervención en los primeros 90 minutos aumenta la tasa de conservación miocárdica en un 30%.
Los datos de seguimiento indican que la tasa de permeabilidad vascular a los 5 años tras la colocación de stents es superior al 85%, con una reducción del 40% en eventos cardiovasculares mayores en comparación con la angioplastia con balón sola. Los stents bioabsorbibles de última generación (BVS) se absorben en 2-3 años, aunque los datos a largo plazo aún están en evaluación.
Las opciones alternativas incluyen:
La cirugía CABG es adecuada para pacientes con diabetes y enfermedad en tres vasos, aunque requiere cirugía torácica y un período de recuperación más largo. La medicación es para pacientes de bajo riesgo o que no pueden someterse a procedimientos invasivos, aunque presenta una tasa más alta de reestenosis.
¿Es normal que después de la cirugía aparezca hinchazón o dolor en la pierna? ¿Cómo debo proceder?
Es normal experimentar hinchazón ligera o dolor en el sitio de punción en los días siguientes, que generalmente desaparece en unos días. Se recomienda mantener reposo en posición horizontal, evitar doblar la extremidad y aplicar hielo regularmente (15-20 minutos cada vez). Si el dolor persiste más de 48 horas o aparece enrojecimiento, hinchazón o fiebre, se debe consultar inmediatamente al equipo médico para evaluar posibles hematomas o infecciones.
¿Es necesario modificar la dieta o los hábitos de ejercicio después de colocar un stent?
Se recomienda una dieta baja en sal y grasas para mantener la presión arterial y los lípidos estables, evitando alimentos muy grasos que puedan inducir reestenosis. En cuanto al ejercicio, tras la cicatrización completa del sitio de punción (aproximadamente 1-2 semanas), se puede reanudar gradualmente la actividad física ligera, evitando levantar objetos pesados o movimientos bruscos de torso durante al menos un mes para prevenir desplazamientos del stent.
¿Cuál es el riesgo y la necesidad de tomar medicamentos antiplaquetarios a largo plazo tras la colocación del stent?
Es necesario continuar con doble terapia antiplaquetaria (como aspirina y clopidogrel) durante al menos 6-12 meses para prevenir trombosis en el stent. Aunque aumenta el riesgo de sangrado, los estudios muestran que esta terapia reduce en más del 70% la formación de trombos. El médico evaluará la dosis y duración según la función de coagulación y antecedentes del paciente.
¿Cuándo se recomienda realizar controles de imagen vascular y con qué frecuencia?
Se aconseja realizar angiografía o tomografía computarizada angiográfica (CTA) entre 6 y 12 meses después de la intervención para evaluar la expansión del stent y la salud vascular circundante. En pacientes con diabetes, hipercolesterolemia o complicaciones inmediatas, el seguimiento puede ser más frecuente, cada 3-6 meses. La programación específica debe ser determinada por el médico tratante según las condiciones individuales.
¿Qué precauciones se deben tomar antes de realizar otros procedimientos invasivos o dentales?
Es imprescindible informar a los profesionales de la salud sobre la colocación del stent, especialmente si se requiere anestesia general o cirugía dental, debido al riesgo aumentado de sangrado por los anticoagulantes. El médico puede recomendar suspender temporalmente los antiplaquetarios antes del procedimiento, pero esto debe hacerse tras evaluación conjunta con el cardiólogo y cirujano, para equilibrar el riesgo de trombosis y hemorragia.