La tomografía computarizada abdominal (TC abdominal) es una técnica de imagen no invasiva que, mediante la combinación de rayos X y principios computacionales, produce imágenes en cortes tridimensionales de los órganos abdominales. Este examen se utiliza principalmente para evaluar anomalías estructurales en los órganos dentro de la cavidad abdominal, como tumores, inflamaciones, hemorragias o lesiones en órganos, siendo común en diagnósticos de urgencias y consultas externas. En comparación con las radiografías tradicionales, la TC ofrece información de mayor resolución sobre la anatomía, ayudando a los médicos a localizar con precisión la lesión y su extensión.
El proceso de examen generalmente dura entre 30 minutos y una hora, durante los cuales el paciente debe permanecer acostado de espaldas y retirar objetos metálicos. En algunos casos, se administra un medio de contraste para mejorar la visualización de los vasos sanguíneos o de órganos específicos. Gracias a su alta resolución y rapidez en la obtención de imágenes, esta técnica se convierte en la primera opción para diagnosticar enfermedades en órganos como el hígado, páncreas y riñones.
La TC abdominal se divide en dos tipos: «escaneo simple» y «escaneo con contraste». La exploración simple utiliza la absorción diferencial de rayos X por diferentes tejidos para generar imágenes básicas; el escaneo con contraste se realiza tras la inyección intravenosa de un medio de contraste, lo que permite una visualización más clara de los vasos sanguíneos y lesiones. El equipo de escaneo gira en espiral, capturando múltiples cortes en segundos, que luego se integran en un modelo tridimensional mediante computadora.
El mecanismo diagnóstico se basa en las diferencias en los coeficientes de absorción de rayos X por diferentes tejidos: la grasa aparece negra por su menor absorción, los huesos blancos por su alta absorción, y los órganos y lesiones muestran diferentes tonos de gris que permiten identificar tumores, edema o hemorragias. La función de escaneo dinámico permite también evaluar cambios en la función de órganos, como la perfusión sanguínea en el hígado.
Se recomienda principalmente en casos de sospecha de emergencias abdominales, como dolor abdominal agudo, hemorragia interna o evaluación de traumatismos. Las aplicaciones comunes incluyen:
También se utiliza para estadificación de cáncer, como determinar la extensión de metástasis del cáncer de colon al hígado o peritoneo. En emergencias, la TC puede realizarse rápidamente para descartar condiciones potencialmente mortales como obstrucción intestinal, pancreatitis aguda o ruptura del bazo o hígado, siendo una prueba clave en la atención de urgencias.
Antes del examen, se recomienda ayuno de 4 a 6 horas y, en algunos casos, ingesta de un medio de contraste oral para delinear mejor los intestinos. La dosis del medio de contraste se calcula en función del peso corporal, generalmente entre 100 y 150 ml de medio yodado para adultos, administrados por vía intravenosa. Durante la exploración, el paciente debe mantener una posición fija, y el rango de escaneo abarca desde el diafragma hasta la pelvis.
El escaneo con contraste se realiza en tres fases: arterial, portal y tardía, con intervalos de varios minutos para seguir la distribución del medio de contraste. La dosis de radiación es aproximadamente de 2 a 5 mSv, equivalente a la exposición natural en 1-2 años, pero su valor diagnóstico en pacientes en urgencias supera con creces el riesgo radiológico.
Las principales ventajas de la TC son:
En comparación con la ecografía, la TC no se ve afectada por gases o huesos, permitiendo una visualización clara de tejidos retroperitoneales y estructuras vasculares. En diagnósticos de cáncer de hígado o riñón, la sensibilidad de la TC supera el 90%, facilitando la diferenciación entre lesiones benignas y malignas.
Los riesgos principales incluyen:
Contraindicaciones severas: Mujeres embarazadas (el desarrollo embrionario es más sensible a la radiación), pacientes con insuficiencia renal grave (el medio de contraste puede inducir síndrome de inflamación sistémica renal). Algunos pacientes pueden experimentar dificultades debido a claustrofobia o exceso de peso, afectando la calidad de la imagen.
Antes del examen, debe informar al personal médico si tiene antecedentes de:
Contraindicaciones incluyen:
La TC en sí no interactúa directamente con medicamentos, pero el medio de contraste puede afectar los resultados de análisis de sangre posteriores (como los niveles de función renal). Se recomienda esperar 24 horas después de la administración del contraste antes de realizar análisis de electrolitos en sangre.
En el proceso diagnóstico, la TC se complementa con ultrasonido, resonancia magnética (MRI) o tomografía por emisión de positrones (PET-CT): el ultrasonido se usa para un cribado inicial, la TC para localización precisa, y la MRI para analizar lesiones en tejidos blandos. La combinación de estas técnicas mejora la precisión diagnóstica.
Según estudios en radiología, la precisión diagnóstica de la TC en emergencias abdominales alcanza entre el 85% y el 95%. En el diagnóstico de carcinoma hepatocelular, la sensibilidad combinada de las fases arterial y tardía llega al 92%. Estudios multicéntricos muestran que la TC detecta lesiones en pacientes con dolor abdominal agudo entre 3 y 5 veces más que las radiografías tradicionales.
Para cálculos renales, la sensibilidad de la TC alcanza el 98%, permitiendo distinguir con precisión cálculos urinarios de otras calcificaciones. Las guías clínicas recomiendan la TC como la primera opción en sospecha de aneurisma de la aorta abdominal, para determinar tamaño y extensión de la lesión vascular.
El ultrasonido sin contraste es útil para un cribado inicial, aunque limitado por gases intestinales o tamaño corporal. La resonancia magnética (MRI) ofrece mejor resolución en tejidos blandos, pero requiere más tiempo y no es adecuada para pacientes con objetos metálicos implantados. La radiografía simple de abdomen puede detectar obstrucciones intestinales o aire libre rápidamente, pero con menor resolución. La tomografía por emisión de positrones (PET-CT) combina análisis metabólico, pero es costosa y no reemplaza la función estructural de la TC. La elección depende del contexto clínico específico.
Antes del examen, el personal médico generalmente solicitará que ayune de 4 a 6 horas y evite bebidas con cafeína. Si se administrará un medio de contraste, debe informar sobre alergias, problemas renales o diabetes para evaluar riesgos. También debe retirar objetos metálicos y usar ropa sin metal, y comunicar si está embarazada o puede estarlo.
¿Qué efectos secundarios pueden ocurrir tras usar el medio de contraste en la TC abdominal? ¿Cómo actuar?Algunos pacientes pueden experimentar enrojecimiento, mareo o reacciones alérgicas leves, que en casos severos pueden incluir dificultad respiratoria; en tales casos, se debe informar inmediatamente al personal para administrar medicamentos antihistamínicos. Si el medio de contraste se administra por vía rectal, algunos pueden sentir distensión abdominal o ganas de defecar, que generalmente mejoran con movimiento. Beber abundante agua ayuda a eliminar el contraste.
¿Cuánto tiempo después del examen puedo volver a mis actividades normales? ¿Hay precauciones especiales?Si no se usaron sedantes, la mayoría puede retomar sus actividades inmediatamente. Si se usó medio de contraste, se recomienda descansar 2-4 horas y evitar conducir o manejar maquinaria. En pacientes con problemas renales, seguir las indicaciones médicas para aumentar la ingesta de líquidos y realizar controles periódicos de la función renal.
¿Por qué a veces la TC abdominal requiere realizarse en fases?Las fases de escaneo (como antes y después de la inyección de contraste) permiten observar el flujo sanguíneo y cambios dinámicos en las lesiones, ayudando a distinguir benigno de maligno o evaluar anomalías vasculares. Por ejemplo, un escaneo inicial seguido de uno post-contraste puede mostrar con mayor precisión el flujo sanguíneo y la extensión de la lesión.
¿Cómo se decide el tratamiento tras resultados anormales en la TC abdominal?Los resultados deben interpretarse en conjunto con los síntomas clínicos y otros estudios, por radiólogos y especialistas. Si se detecta tumor u otra lesión, puede ser necesario realizar biopsia o estudios funcionales adicionales (como PET-CT). La estrategia terapéutica se basa en la naturaleza de la lesión, el estado general del paciente y la etapa del cáncer, pudiendo incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia, entre otros.