Compression therapy

Resumen del tratamiento

La terapia de presión es un método no invasivo que utiliza presión externa para mejorar la función del sistema circulatorio, principalmente para prevenir y tratar enfermedades relacionadas con alteraciones en el flujo sanguíneo o linfático. Su principio central consiste en aplicar un gradiente de presión controlado para promover el retorno venoso y reducir la hinchazón tisular, comúnmente en el manejo de enfermedades vasculares de las extremidades inferiores. Este tratamiento puede dividirse en tipos como tejidos elásticos, dispositivos de presión de aire y técnicas manuales, seleccionando diferentes formas según la condición del paciente para lograr la máxima eficacia terapéutica.

Tipos de tratamiento y mecanismos

Los principales tipos de terapia de presión incluyen tejidos elásticos (como medias de compresión y vendajes), dispositivos de presión intermitente de aire y técnicas de compresión manual. Su mecanismo de acción consiste en diseñar un gradiente de presión donde la presión distal sea mayor que la proximal, forzando el flujo de sangre o linfa contra la gravedad hacia arriba. Por ejemplo, las medias de compresión con diseño por encima de la rodilla pueden potenciar la bomba muscular de la pantorrilla, mientras que los dispositivos de presión de aire simulan la compresión rítmica de los músculos, acelerando la circulación de líquidos corporales.

Indicaciones

Este método es adecuado para insuficiencia venosa, úlceras crónicas, síndrome de la fascia uterina y otros que causan edema en las extremidades inferiores, así como para la prevención de trombosis venosa profunda (TVP) postquirúrgica. También se recomienda en problemas del sistema linfático, como linfedema postoperatorio de cáncer de mama o linfedema congénito. Además, puede aliviar molestias en las piernas durante el embarazo y en trabajadores que permanecen de pie por largos períodos.

Modo de uso y dosis

La elección del dispositivo de presión se clasifica según la gravedad: nivel 1 (8-15 mmHg) para prevención, niveles 2-3 (20-30 mmHg o más) para pacientes con enfermedades crónicas. El tiempo de uso recomendado es de 12 a 24 horas diarias, combinando con actividades y elevación de las extremidades. Los dispositivos de presión de aire deben ajustarse según indicación médica, con ciclos típicos de 30 minutos por sesión, 1-2 veces al día.

Beneficios y ventajas

  • Diseño no invasivo que reduce el riesgo de infecciones
  • Reduce efectivamente la recurrencia de úlceras en un 40-60%
  • Puede usarse a largo plazo y es rentable
Además, la terapia de presión puede combinarse con medicación para mejorar los resultados generales. Estudios clínicos muestran que los pacientes que usan medias de compresión experimentan una reducción promedio del dolor en las extremidades inferiores del 30%.

Riesgos y efectos secundarios

Las reacciones adversas a corto plazo incluyen enrojecimiento, hinchazón, marcas de presión o entumecimiento temporal, que generalmente mejoran tras ajustar el nivel de presión. Complicaciones severas como necrosis tisular o compresión nerviosa suelen ocurrir por uso inadecuado de dispositivos con presión excesiva o falta de revisión cutánea periódica. El uso prolongado de alta presión puede provocar atrofia muscular o sensibilización del sistema nervioso autónomo, por lo que debe ser evaluado por profesionales para evitarlo.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen obstrucción arterial severa, infecciones abiertas o úlceras no controladas, trombosis venosa profunda no tratada y alergia a los materiales textiles. Antes de usar, es imprescindible que un cirujano vascular o fisioterapeuta evalúe el flujo arterial en las extremidades. Está estrictamente prohibido aplicar presión en tejidos inflamados o necróticos sin evaluación previa. Los pacientes diabéticos deben revisar diariamente la piel para prevenir úlceras por presión.

Interacciones con otros tratamientos

Al combinarse con anticoagulantes, se requiere monitoreo del riesgo de sangrado, ya que la presión puede potenciar el efecto de los medicamentos. Los pacientes sometidos a radioterapia deben evitar el uso de dispositivos de alta presión en las áreas irradiadas para prevenir daños tisulares adicionales. Los pacientes en recuperación postquirúrgica deben esperar a que se retiren los puntos antes de comenzar la terapia, ajustando la presión para no afectar la cicatrización.

Resultados y evidencia

Estudios multicéntricos muestran que el uso continuo de medias de compresión médicas puede reducir la circunferencia de las piernas en promedio entre 1.5 y 3 cm, además de disminuir el riesgo de trombosis en un 65%. En pacientes con linfedema, la combinación de drenaje manual y terapia con prendas de presión mejoró la hinchazón en más del 50% en el 70% de los casos. Sin embargo, la efectividad depende en gran medida del uso correcto y la ajuste regular por profesionales.

Alternativas

Las opciones alternativas incluyen anticoagulantes orales, cirugía de reparación de válvula venosa o trasplante de ganglios linfáticos autólogos, aunque estas pueden tener mayores riesgos de complicaciones. La estimulación eléctrica de baja frecuencia puede complementar la terapia de presión, pero su efecto aislado es limitado. Los parches biológicos o la terapia láser aún están en fase experimental; actualmente, la combinación de terapia de presión y medicación sigue siendo la opción preferida en la práctica clínica.

 

Preguntas frecuentes

¿Cómo puedo determinar si el nivel de presión del dispositivo de compresión es adecuado para mis necesidades?

Al escoger un dispositivo de compresión, debe basarse en la recomendación médica del gradiente de presión (como 20-30 mmHg) y adquirir medias o vendajes especializados. Si experimenta molestias severas, palidez cutánea o dolor, debe dejar de usarlo inmediatamente y consultar a su médico para ajustes. El médico puede realizar palpación o pruebas de flujo sanguíneo para evaluar si la presión es adecuada.

¿Qué debo hacer si la piel se enrojece o pica por el uso prolongado del dispositivo?

Si aparece irritación cutánea, revise si el dispositivo está arrugado o demasiado ajustado, y limpie con solución salina fisiológica, aplicando compresas frías para aliviar. En casos de enrojecimiento severo o úlceras, suspenda su uso y proteja la herida con apósitos estériles. Se recomienda cambiar a dispositivos de materiales hipoalergénicos o usar cremas tópicas para prevenir infecciones.

¿Puedo bañarme o tomar un baño de tina mientras uso el dispositivo de compresión?

Se recomienda quitar las medias o vendajes antes de bañarse, realizando la limpieza en 10-15 minutos. Los baños de tina pueden hacer que el dispositivo se deslice o se endurezca al absorber agua, por lo que es preferible ducharse y mantener el dispositivo seco. Si se moja, se debe secar con un paño limpio y dejar secar al aire antes de volver a colocarlo.

¿Cómo debo coordinar la terapia de presión con otros tratamientos, como medicamentos o cirugía?

La terapia de presión puede combinarse con anticoagulantes o antiinflamatorios, pero se debe evitar el uso simultáneo de compresas calientes o masajes excesivos para no alterar la distribución de la presión. Tras cirugías como ligadura de venas varicosas, el médico ajustará la intensidad de la compresión postoperatoria, inicialmente usándola las 24 horas y luego reduciéndola a uso diario.

¿Puedo dejar de usar el dispositivo de presión inmediatamente si los síntomas mejoran?

La terapia de presión generalmente requiere uso prolongado; no debe suspenderse abruptamente tras la mejoría. El médico evaluará mediante índices de función venosa (VFI) o ecografías si es posible reducir gradualmente la presión o cambiar a uso intermitente. La interrupción repentina puede causar recaídas, por lo que se debe seguir un plan de reducción gradual en coordinación con el equipo médico.