La cesárea (C-section) es un método de parto quirúrgico en el cual se extrae al bebé del útero a través de una incisión abdominal y uterina, principalmente utilizado cuando el parto natural no es factible o presenta riesgos elevados. Este procedimiento implica realizar una incisión en el abdomen y el útero para extraer al bebé, reduciendo eficazmente las lesiones maternas y fetales relacionadas con el trabajo de parto difícil. Su objetivo principal es ofrecer una vía de parto segura cuando la salud de la madre o del bebé está en peligro, especialmente en casos de sufrimiento fetal, posición fetal anómala o bloqueo del canal de parto.
La cesárea se divide en dos categorías principales: «cesárea programada» y «cesárea de emergencia». La cirugía programada generalmente se realiza después de la semana 39 de embarazo, mientras que la de emergencia se realiza debido a problemas imprevistos durante el parto. El procedimiento puede realizarse bajo anestesia general o epidural, seguido de una incisión transversal o vertical en la parte inferior del abdomen, abriendo la pared uterina para extraer al bebé, y finalmente cerrando el útero y la piel. Este método evita la dilatación natural del canal de parto, resolviendo obstáculos derivados de estrechez del canal o tamaño fetal inadecuado.
Las indicaciones incluyen anomalías en el ritmo cardíaco fetal, posición fetal anómala (como presentación de nalgas), antecedentes de cirugía uterina, desprendimiento placentario prematuro o cordón umbilical prolapsado, entre otras emergencias. Además, complicaciones del embarazo como eclampsia, diabetes gestacional mal controlada o estrechez severa del canal de parto que aumentan el riesgo de parto natural, pueden hacer recomendable esta cirugía. Embarazos múltiples o embarazos posteriores a cesárea previa también pueden considerarse indicaciones.
El procedimiento generalmente requiere hospitalización, con ayuno de 6-8 horas previo y análisis de sangre. La anestesia puede ser general o epidural, según la condición del paciente, y la duración de la cirugía es de aproximadamente 30-60 minutos. Postoperatoriamente, se monitorea cuidadosamente el sangrado, infecciones y recuperación uterina, con una estancia hospitalaria típica de 3 a 5 días. El concepto de dosis no aplica, pero la medicación anestésica se ajusta según peso y estado de salud.
Las principales ventajas incluyen la resolución inmediata de la crisis de parto, especialmente en casos de asfixia fetal o hemorragia materna, permitiendo ganar tiempo valioso. Comparada con el parto natural, esta cirugía evita desgarros del canal de parto y es adecuada para pacientes con antecedentes de ruptura uterina o complicaciones graves del embarazo. Además, la cesárea programada permite a la familia planificar con anticipación la fecha del parto, facilitando la preparación psicológica.
Riesgos a corto plazo incluyen hemorragia uterina, infecciones, complicaciones anestésicas y daño a órganos internos. Secuelas a largo plazo pueden incluir embarazo en cicatriz uterina o aumento del riesgo de ruptura uterina en futuros embarazos. El bebé puede presentar problemas respiratorios debido a la falta de compresión en el canal de parto, y la madre puede experimentar un período de recuperación prolongado por las heridas quirúrgicas.
Las contraindicaciones incluyen riesgo severo de ruptura uterina, trastornos graves de la coagulación o anomalías estructurales uterinas. Antes de la cirugía, se debe descartar infecciones graves o embarazo ectópico no controlado. Postoperatoriamente, es fundamental seguir estrictamente las indicaciones de recuperación, evitar esfuerzos prematuros o exposición a contaminantes para prevenir infecciones. Pacientes con diabetes o enfermedades cardiovasculares requieren evaluación especial de los riesgos quirúrgicos.
Si la paciente ha tenido cirugías uterinas previas o está tomando anticoagulantes, se deben ajustar los planes de anestesia y hemostasia. El uso de inductores de parto (como oxitocina) debe ser cuidadoso; si fallan, puede ser necesario convertir a cesárea. A largo plazo, optar por cesárea puede afectar la viabilidad de futuros intentos de parto natural (VBAC), por lo que se recomienda discutir los planes reproductivos con el médico.
Datos globales muestran que la cesárea reduce significativamente la mortalidad por complicaciones graves del parto, con tasas de éxito en emergencias superiores al 98%. Estudios indican que la cirugía programada puede reducir en un 70% el riesgo de sufrimiento fetal, aunque la repetición aumenta en un 2-3% el riesgo de ruptura uterina. Las guías clínicas sugieren que, en indicaciones claras, su eficacia supera los riesgos.
El parto natural es la opción preferida, complementada con inducción o corrección de posición fetal (como la versión externa) para evitar cirugía. El parto en agua o la episiotomía pueden mejorar algunos problemas del canal de parto, pero tienen limitaciones en casos de sufrimiento fetal o anomalías uterinas. Las tecnologías de monitoreo no invasivo (como el monitor fetal) ayudan a decidir si es necesario convertir a cesárea, pero la decisión final debe basarse en evaluación médica en tiempo real.
Los ligamentos uterinos pueden causar dolor unilateral en la parte inferior del abdomen debido a estiramiento tras la cirugía. Se recomienda aplicar hielo en las primeras 24 horas para reducir la hinchazón y calor después de 48 horas para promover la circulación. El médico puede recetar analgésicos no esteroideos, pero se debe evitar levantar objetos pesados o realizar actividades intensas prematuramente. Si el dolor persiste más de 2 semanas, se debe consultar para descartar infecciones u otras complicaciones.
¿Qué alimentos debo evitar durante la recuperación postoperatoria?Se recomienda evitar alimentos ricos en fibra (como cereales integrales) para reducir el riesgo de adherencias intestinales, y evitar pescado crudo o sashimi para prevenir infecciones. La dieta inicial debe ser líquida o semilíquida, progresando a alimentos ricos en proteínas para facilitar la cicatrización. Pacientes con diabetes deben controlar especialmente el ingesta de azúcares refinados para mantener la glucosa estable.
¿Cuándo desaparecerá la sensación de entumecimiento en las piernas tras la epidural?El 90% de los pacientes recuperan la sensibilidad en 2-4 horas después de la cirugía. Si persiste más de 6 horas con debilidad muscular, puede ser un signo de compresión nerviosa local. El médico puede realizar estudios neurofisiológicos para determinar si se requiere tratamiento, y la recuperación completa suele tomar 1-2 semanas. Durante este período, se recomienda evitar caminar solo para prevenir caídas.
¿Qué cuidados debo tener con la cicatriz de la cesárea?Durante las primeras 72 horas, la cicatriz debe mantenerse cubierta con apósitos estériles y cambiarse diariamente. A los 7 días, se puede usar una tirita para cicatrices. En la fase de maduración (dentro de 6 semanas), evitar productos con alcohol en la zona, y se puede aplicar gel de cicatrización con vitamina E. Si hay enrojecimiento, hinchazón, calor o pus, se debe acudir inmediatamente al médico por posible infección.
¿Cuál es el intervalo mínimo seguro para un nuevo embarazo y qué riesgos implica?La Organización Mundial de la Salud recomienda un intervalo de al menos 18-24 meses para permitir la reparación completa de la cicatriz uterina. Un intervalo demasiado corto aumenta el riesgo de placenta previa y ruptura uterina. En el embarazo posterior, se debe realizar una ecografía transvaginal en la semana 12 para evaluar la cicatrización, y monitorear semanalmente el grosor de la pared anterior del útero desde la semana 18 hasta la 24.