La consulta preoperatoria para cirugía de pérdida de peso (Asesoramiento bariátrico) es un servicio multidisciplinario dirigido a pacientes con obesidad severa, cuyo objetivo principal es evaluar si el paciente es apto para someterse a una cirugía de pérdida de peso y ayudarle a comprender y prepararse para los ajustes en su vida postoperatoria. Este proceso combina la opinión de nutricionistas, psicólogos y cirujanos, mediante una evaluación detallada de la salud y apoyo psicológico, para reducir riesgos quirúrgicos y aumentar las tasas de éxito a largo plazo.
El contenido de la consulta abarca análisis del historial clínico del paciente, evaluación del estilo de vida, y los posibles efectos fisiológicos y psicológicos de la cirugía. El médico explicará las diferencias entre los distintos métodos quirúrgicos y ayudará al paciente a establecer objetivos adecuados de pérdida de peso, asegurando su compromiso y capacidad para seguir un plan estricto de dieta y ejercicio tras la operación.
La consulta preoperatoria para pérdida de peso se divide en tres fases principales: evaluación inicial, explicación del plan quirúrgico y preparación psicológica. La fase de evaluación incluye cálculo del IMC, pruebas metabólicas y tests psicológicos para confirmar si el paciente cumple con los requisitos. El médico explicará los principios de procedimientos como la banda gástrica y el bypass gástrico, por ejemplo, reducción de la capacidad gástrica o bloqueo de la absorción intestinal.
La parte psicológica busca explorar las expectativas del paciente respecto a la cirugía y posibles fuentes de ansiedad, además de ofrecer estrategias para cambios conductuales a largo plazo. El nutricionista diseñará un plan alimenticio personalizado, ayudando al paciente a entender las restricciones dietéticas postoperatorias y la importancia de la suplementación nutricional.
Este tratamiento está dirigido principalmente a pacientes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 35, con comorbilidades como diabetes o hipertensión, o a pacientes con un IMC superior a 40 en casos de obesidad severa. Los candidatos deben tener más de 18 años y haber intentado métodos no quirúrgicos de pérdida de peso (como control dietético y ejercicio) sin éxito.
El paciente debe estar médicamente y psicológicamente preparado, sin problemas de abuso de alcohol o drogas, y dispuesto a seguir el seguimiento postoperatorio. El médico evaluará la función hepática, cardiopulmonar y otras capacidades de compensación para garantizar que el paciente pueda soportar los riesgos quirúrgicos.
El proceso de consulta generalmente requiere de 3 a 6 sesiones, cada una de aproximadamente 30-60 minutos. La primera fase incluye cuestionarios escritos y examen físico, mientras que las sesiones posteriores abordan detalles del procedimiento y riesgos. El médico elaborará un plan quirúrgico individualizado basado en la evaluación.
No se requiere medicación, pero es imprescindible seguir estrictamente las recomendaciones preoperatorias del médico, como control metabólico y gestión del peso. El paciente debe completar todas las pruebas necesarias antes de programar la cirugía.
El seguimiento a largo plazo muestra que los pacientes que reciben asesoramiento completo tienen una tasa de rebote de peso superior al 30% en cinco años, y una tasa de mejoría en enfermedades metabólicas del 65-80%.
Algunos pacientes pueden experimentar estrés psicológico por temor a los riesgos de la cirugía, o desnutrición por incumplimiento de las indicaciones postoperatorias. Si la explicación durante la consulta no es suficiente, puede generarse una percepción errónea sobre los resultados del procedimiento.
Complicaciones graves incluyen:
Contraindicaciones:
Durante la consulta, se debe prohibir estrictamente que el paciente ajuste sus medicamentos por cuenta propia y evitar participar en actividades de alto riesgo. Mujeres embarazadas o pacientes con cirugías cardíacas recientes deben posponer la evaluación.
La consulta debe integrar la gestión de medicamentos para la diabetes, por ejemplo, ajustando la insulina después de la cirugía. La combinación con terapia psicológica puede aumentar las tasas de éxito en cambios conductuales, pero se debe evitar el uso simultáneo con ciertos anticoagulantes.
Se deben tener en cuenta las interacciones con suplementos nutricionales, ya que el médico prescribirá vitaminas específicas según el tipo de cirugía y monitorizará los cambios en los indicadores nutricionales del paciente.
Estudios muestran que los pacientes que reciben asesoramiento completo pierden en promedio entre el 50% y el 70% del exceso de peso en un año postoperatorio, con una tasa de remisión de la diabetes del 60%. Las guías de la Sociedad Americana de Obesidad consideran el asesoramiento como un paso previo obligatorio a la cirugía, resaltando su papel en reducir complicaciones postoperatorias.
Los datos de seguimiento a largo plazo indican que las buenas prácticas establecidas durante la asesoría aumentan en un 40% la probabilidad de mantener la pérdida de peso en cinco años, aunque los resultados varían según cada individuo y requieren evaluación personalizada.
Las opciones no quirúrgicas incluyen:
Las alternativas deben seleccionarse según el IMC y las enfermedades concomitantes del paciente. Por ejemplo, en casos de diabetes, se puede priorizar la medicación, aunque estos métodos suelen tener una efectividad de pérdida de peso del 30-40%, menor que la cirugía.
Es necesario completar una evaluación de salud integral, incluyendo exámenes físicos, análisis de glucosa en sangre y función hepática, además de recibir asesoramiento de nutricionistas y psicólogos. El médico evaluará el IMC y el estado de salud para determinar la elegibilidad, explicará los riesgos potenciales y los ajustes en la vida postoperatoria, asegurando que el paciente comprenda y coopere con el plan de tratamiento.
¿Cómo se manejan las deficiencias nutricionales potenciales después de la cirugía?Debido a los cambios en la estructura digestiva, puede haber absorción insuficiente de hierro, calcio o vitamina B12. El médico prescribirá suplementos y recomendará una dieta en etapas con pequeñas porciones, evitando alimentos altos en grasa o azúcar. Es importante realizar análisis de sangre cada 3 a 6 meses y mantener comunicación regular con el nutricionista para ajustar la dieta.
¿Cómo reducir el riesgo de recuperación del peso tras la cirugía?Para evitar que el peso vuelva a subir, se recomienda registrar la ingesta y el peso diariamente, realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana y participar en grupos de apoyo para fortalecer la motivación. El médico ajustará la frecuencia del seguimiento según la situación individual para prevenir el retorno de malos hábitos alimenticios.
¿Qué medidas de seguridad existen para el manejo del dolor postoperatorio?En los primeros días postoperatorios, puede haber molestias leves o dolor abdominal. El médico puede recetar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o analgésicos suaves, pero se debe evitar su uso prolongado. Se recomienda aplicar hielo, practicar respiración profunda o fisioterapia para aliviar molestias. Si el dolor persiste, se debe acudir al médico inmediatamente y evitar el uso de analgésicos adictivos sin supervisión.
¿Qué precauciones deben tomar las mujeres que se sometieron a una cirugía de pérdida de peso y planean quedar embarazadas?Las mujeres que han tenido cirugía y planean quedar embarazadas deben consultar con su obstetra y nutricionista al menos 6 meses antes, para ajustar suplementos de hierro, ácido fólico y calcio, y monitorear el riesgo de diabetes gestacional. Después del parto, deben ajustar su dieta para evitar recuperar rápidamente una ingesta calórica elevada y realizar controles periódicos para detectar complicaciones como preeclampsia u otras.