Ablation for atrial fibrillation

Resumen del tratamiento

El tratamiento de ablación para la fibrilación auricular es una intervención invasiva utilizada para tratar episodios paroxísticos o persistentes de fibrilación auricular que no se controlan adecuadamente con medicamentos. Esta terapia crea pequeñas cicatrices en áreas específicas del corazón mediante un catéter, bloqueando corrientes eléctricas anómalas y ayudando a restaurar el ritmo cardíaco normal. El objetivo principal es reducir los síntomas, disminuir el riesgo de accidente cerebrovascular y mejorar la calidad de vida del paciente.

Este tratamiento es adecuado para casos en los que los medicamentos no logran controlar el ritmo cardíaco o cuando los pacientes no pueden tolerar los efectos secundarios de los antiarrítmicos. La cirugía generalmente se realiza en la sala de cateterismo cardíaco, requiere anestesia local y utiliza sistemas de navegación por imagen para localizar las lesiones. Los avances tecnológicos recientes han reducido la duración del procedimiento y aumentado la tasa de éxito a entre el 70% y el 80%, convirtiéndose en una opción importante tras la medicación.

Tipos y mecanismos de tratamiento

Se dividen principalmente en ablación por radiofrecuencia y ablación por congelación. La ablación por radiofrecuencia utiliza corriente de alta frecuencia para generar calor, mientras que la ablación por congelación crea daño tisular mediante temperaturas bajas. Ambos métodos realizan ablaciones lineales en la región de la aurícula izquierda, en la zona de las venas pulmonares, para bloquear la conducción de impulsos eléctricos anómalos.

Las tecnologías emergentes incluyen navegación electromagnética en 3D y sistemas asistidos por robots, que mejoran la precisión en la localización de la lesión. La mecánica consiste en que las cicatrices formadas por la ablación aíslan los circuitos eléctricos anómalos y restablecen el ritmo normal de la aurícula. En algunos casos, se combina con ablación de la frecuencia auricular para tratar lesiones extensas.

Indicaciones

Se recomienda principalmente para pacientes con síntomas significativos que cumplen con los siguientes criterios:

  • Pacientes con fibrilación auricular paroxística o persistente
  • No control del ritmo cardíaco con medicamentos o intolerancia a los efectos secundarios
  • Expansión de la aurícula izquierda no mayor a 55 mm
  • Insuficiencia cardíaca concomitante con grado funcional II-III

Contraindicaciones incluyen anomalías estructurales cardíacas severas, trastornos de la coagulación graves o expansión severa de la aurícula izquierda. La evaluación debe ser realizada por un cardiólogo electrofisiólogo para determinar si el paciente es apto para la cirugía tras valorar la anatomía cardíaca y el alcance de las lesiones.

Modo de uso y dosis

El procedimiento requiere anestesia local, manteniendo al paciente despierto. Se inserta un catéter a través de la vasoarticulación hacia el corazón, guiado por radiografía o sistemas de imagen en 3D. La duración promedio es de 2 a 4 horas, con observación hospitalaria de 1 a 3 días antes del alta. Los casos complejos pueden requerir tratamiento en fases.

El control de la dosis depende del alcance de las lesiones, generalmente cada punto se abla durante 30-60 segundos, ajustando el área total de ablación según la estructura cardíaca. La gestión con anticoagulantes debe basarse en la puntuación CHA2DS2-VASc, monitorizando continuamente el ritmo cardíaco y la dinámica sanguínea durante el procedimiento.

Beneficios y ventajas

Comparado con la medicación, la ablación puede reducir significativamente la tasa de recurrencia de la fibrilación auricular (con una tasa de éxito superior al 70% a un año) y disminuir la necesidad de uso prolongado de antiarrítmicos. Tras la cirugía, los síntomas como opresión en el pecho y mareos mejoran notablemente, y la tolerancia a la actividad aumenta.

El seguimiento a largo plazo muestra que los casos exitosos tienen menor grado de expansión cardíaca y riesgo de trombos, además de reducir las alteraciones en funciones hepáticas y renales causadas por efectos secundarios de los medicamentos. Tecnologías nuevas como la ablación dirigida permiten reducir la invasividad y disminuir complicaciones.

Riesgos y efectos secundarios

Los principales riesgos incluyen:

  • Perforación cardíaca o trombosis
  • Daño a nervios periféricos (como daño al nervio frénico)
  • Bloqueo de conducción entre aurícula y ventrículo

Complicaciones graves incluyen taponamiento pericárdico o daño en la arteria aorta, con una incidencia de aproximadamente 1-3%. Algunos pacientes pueden experimentar recaídas meses después y requerir tratamientos adicionales. Es necesario tomar anticoagulantes de forma continua durante al menos 3 a 6 meses tras la cirugía.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Anomalías estructurales cardíacas severas (como función ventricular muy débil)
  • Trastornos de la coagulación o control deficiente de anticoagulantes
  • Enfermedades pulmonares graves que impiden la cirugía

Antes de la cirugía, se deben realizar ecocardiogramas, estudios electrofisiológicos y escaneo de trombos en la aurícula izquierda. Tras la cirugía, se requiere seguimiento con electrocardiogramas periódicos y rehabilitación cardíaca. Los portadores de marcapasos o desfibriladores implantables deben ajustar la estrategia quirúrgica.

Interacciones con otros tratamientos

Antes y después de la cirugía, se ajustan las dosis de anticoagulantes, generalmente cambiando a heparina de bajo peso molecular 7 días antes y retomando anticoagulantes orales después. Se deben usar conjuntamente con amiodarona u otros antiarrítmicos, pero puede ser necesario reducir las dosis para evitar una supresión excesiva del corazón.

El uso conjunto de nuevos anticoagulantes orales (NOACs) requiere una estricta gestión del tiempo. Pacientes que han recibido radioterapia o cirugía cardíaca previa deben ajustar el trayecto del catéter para evitar fibrosis tisular que dificulte la navegación.

Eficacia y evidencia

Estudios multicéntricos muestran que la tasa de éxito inicial es de aproximadamente 70-80%, y los pacientes con fibrilación auricular persistente pueden necesitar ablaciones lineales adicionales para mejorar los resultados. El seguimiento a 3 años indica que la tasa de control de síntomas puede alcanzar el 65%, reduciendo en un 30% las hospitalizaciones cardiovasculares.

Comparado con la medicación, el grupo de ablación muestra una mejora del 40% en el índice de gravedad de los síntomas (como la escala SF-36). Los pacientes con anatomías cardíacas complejas pueden requerir técnicas de ablación dirigidas para optimizar los resultados.

Opciones alternativas

El tratamiento de primera línea suele ser con medicamentos antiarrítmicos (como amiodarona y dronedarona), aunque su uso prolongado puede causar prolongación del QT o toxicidad hepática. La cardioversión es una segunda opción, aunque puede ser de efecto temporal y requiere repetición frecuente.

En casos graves, se puede considerar la cirugía de Maze (quirúrgica abierta), aunque es invasiva y requiere largos periodos de recuperación. Dispositivos como marcapasos auriculares o desfibriladores implantables son opciones en pacientes seleccionados, aunque su uso aún no está ampliamente difundido. La elección del tratamiento debe considerar la edad, antecedentes y gravedad de los síntomas.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparativos son necesarios antes del tratamiento?

Antes de la ablación por radiofrecuencia de la fibrilación auricular, el médico realizará ecocardiogramas, análisis de sangre y electrocardiogramas para evaluar la condición del corazón. Es necesario ayunar de 6 a 8 horas antes del procedimiento y suspender o cambiar a anticoagulantes de acción corta (como heparina) para reducir el riesgo de hemorragia. Si el paciente tiene marcapasos u otros dispositivos, debe informar al equipo médico con anticipación.

¿Sentiré molestias durante el procedimiento?

El procedimiento se realiza con anestesia local, y el paciente permanece despierto sin sentir dolor. Se emplean sedantes para aliviar la ansiedad, y algunos pacientes pueden experimentar sensación de presión en el sitio de punción o una breve sensación de quemazón. Si hay molestias severas, se debe informar inmediatamente al personal médico para ajustar la anestesia.

¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse y volver a las actividades normales?

Generalmente, se requiere hospitalización de 1 a 3 días, y en las primeras 24 horas se debe permanecer en posición horizontal de 6 a 8 horas para evitar sangrado. La mayoría de los pacientes puede retomar actividades leves en una semana, pero se recomienda evitar levantar objetos pesados o realizar ejercicio intenso durante al menos 2 semanas. La recuperación completa y el regreso al trabajo suelen tomar entre 2 y 4 semanas, aunque en casos complejos puede ser más prolongado.

¿Qué cuidados debo tener después del tratamiento?

Tras la cirugía, se recomienda evitar baños calientes, ejercicio intenso y masajes en el sitio de punción durante el primer mes para reducir el riesgo de hematomas o daño vascular. La dieta debe ser baja en sal y grasas, y se deben seguir las indicaciones médicas para el uso de anticoagulantes durante 3 a 6 meses. Es importante realizar controles periódicos con electrocardiogramas y seguir el plan de rehabilitación cardíaca. Los pacientes con marcapasos o desfibriladores deben ajustar su estrategia de tratamiento según las indicaciones médicas.

¿Cuál es la tasa de éxito y la probabilidad de recaída?

La tasa de éxito en la primera intervención es aproximadamente del 70-80%, y puede variar según la extensión de la expansión auricular y la duración de la enfermedad. Algunos pacientes requieren tratamientos adicionales para lograr el control completo. El seguimiento a largo plazo muestra que aproximadamente el 30-40% de los pacientes pueden experimentar recaídas en 5 años, por lo que es fundamental controlar las enfermedades de base como hipertensión y diabetes, y realizar monitoreos periódicos con electrocardiogramas o Holter para detectar signos tempranos de recurrencia.