Resumen sobre el sarampión

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por el virus del sarampión, que se transmite principalmente a través de gotas en el aire. Este virus puede sobrevivir en el aire durante varias horas, y quienes no están vacunados después del contacto tienen un riesgo muy alto de infectarse. La Organización Mundial de la Salud lo clasifica como una enfermedad prevenible, aunque en algunas regiones, debido a una cobertura vacunal insuficiente, todavía ocurren brotes ocasionales.

Esta enfermedad es más común en niños, pero los adultos que no tienen inmunidad también pueden infectarse. Los síntomas típicos incluyen fiebre alta, tos y una erupción roja característica. Los casos graves pueden conducir a complicaciones como neumonía o encefalitis. La OMS señala que la vacunación con la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) es la forma más efectiva de prevención.

Causas y factores de riesgo

El virus del sarampión (virus del sarampión) tiene su genoma de ARN envuelto en una cápsula lipídica, lo que le confiere una alta contagiosidad. Cuando una persona infectada tose o estornuda, el virus puede quedar suspendido en el aire; quienes no tienen inmunidad, al inhalarlo, desarrollan síntomas aproximadamente entre 7 y 18 días después. Este virus puede sobrevivir en el ambiente durante varias horas, por lo que lugares públicos o espacios cerrados son propensos a brotes de infección.

Los grupos de alto riesgo incluyen:

  • Niños de 1 a 5 años sin vacunación
  • Personas con inmunodeficiencia (como infectados por VIH o en tratamiento de quimioterapia)
  • Adultos sin contacto previo con el virus ni protección vacunal

Además, en áreas con recursos médicos limitados o comunidades con baja cobertura vacunal, el riesgo de brotes es mayor. El virus primero se replica en las vías respiratorias superiores y luego se disemina por todo el cuerpo, provocando una respuesta inmunitaria excesiva, lo que puede dañar el sistema respiratorio y la piel.

Síntomas

El período de incubación es de aproximadamente 10 a 14 días, y los síntomas iniciales son similares a los de la gripe, incluyendo fiebre (que puede superar los 39.5°C), conjuntivitis y tos. Los pacientes suelen presentar las «tres C»: tos, conjuntivitis y manchas de Koplik (pequeñas manchas blancas en la boca), que son indicadores importantes para el diagnóstico clínico.

La erupción roja típica aparece entre 3 y 4 días después de la fiebre, comenzando detrás de las orejas y extendiéndose por todo el cuerpo. La piel presenta manchas rojas que pueden fusionarse formando áreas extensas, con una sensación de picazón notable. Los casos graves pueden acompañarse de:

  • Dificultad respiratoria (que puede progresar a neumonía)
  • Daño al sistema nervioso central (como encefalitis)
  • Complicaciones como infecciones del oído o queratitis

Aproximadamente el 30% de los pacientes desarrollan complicaciones, siendo la neumonía la más frecuente y con una tasa de mortalidad en áreas no desarrolladas que puede alcanzar el 1-2%. En casos muy raros, la infección puede dar lugar a encefalitis subaguda esclerótica (SSPE) años después, una enfermedad neurológica progresiva causada por la reactivación latente del virus.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa principalmente en los síntomas clínicos y la historia epidemiológica. El médico observará las manchas de Koplik y el patrón de desarrollo de la erupción cutánea, además de consultar antecedentes de contacto o registros de vacunación. En casos sospechosos de brotes, se pueden realizar pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico.

Los métodos de laboratorio comunes incluyen:

  • Pruebas de anticuerpos en sangre (anticuerpos IgM positivos indican infección reciente)
  • Detección de ARN viral mediante hisopado de garganta o análisis de orina (técnica PCR)
  • Alteraciones en la velocidad de sedimentación globular y en el recuento de leucocitos (la linfocitosis es común)

Durante el proceso diagnóstico, es importante diferenciarlo de otras enfermedades exantemáticas como la rubéola, la varicela u otras que causan fiebre y erupciones. Por ejemplo, la rubéola suele ser más leve y presenta linfadenopatía retroauricular, mientras que la varicela presenta lesiones en forma de ampollas, claramente distintas de las manchas del sarampión.

Opciones de tratamiento

Actualmente no existen medicamentos antivirales específicos para el sarampión; el tratamiento es de soporte. La hospitalización suele ser necesaria en casos graves, como deshidratación severa o neumonía. Las medidas comunes incluyen:

  • Antipiréticos (como paracetamol) para controlar la fiebre
  • Reemplazo de electrolitos para prevenir la deshidratación
  • Suplementación con vitamina A (especialmente en niños, para reducir la mortalidad)

Los pacientes graves pueden requerir monitoreo en unidades de cuidados intensivos y uso de antibióticos para tratar infecciones bacterianas secundarias. Es importante destacar que, en caso de vacunados, si se infectan, los síntomas suelen ser más leves y el riesgo de complicaciones menor.

Prevención

La vacunación es la medida clave para prevenir el sarampión. La vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) proporciona una protección superior al 97% tras dos dosis. El esquema habitual es administrar la primera dosis entre los 12 y 15 meses y la segunda entre los 4 y 6 años.

Durante brotes, se puede considerar la administración de inmunoglobulina a los grupos de alto riesgo que hayan estado expuestos, para proporcionar protección inmediata. Las medidas de salud pública incluyen:

  • Aislar a los contactos hasta 4 días después de la aparición de la erupción
  • Refuerzo de la vacunación en viajeros a zonas endémicas
  • Implementar estrictas medidas de control de infecciones en centros de salud

Los esfuerzos globales para eliminar el sarampión enfatizan que la cobertura vacunal debe superar el 95% para lograr inmunidad de grupo. En los últimos años, la reticencia a la vacunación ha reducido la cobertura en algunas áreas, contribuyendo a la reaparición de casos.

¿Cuándo deberías consultar a un médico?

Si presenta fiebre alta acompañada de una erupción característica, o si ha estado en contacto con un paciente confirmado y desarrolla fiebre, debe acudir al médico de inmediato. También se recomienda buscar atención urgente en los siguientes casos:

  • Dificultad para respirar o dolor en el pecho (posible complicación de neumonía)
  • Confusión o dolor de cabeza severo (signos de encefalitis)
  • Síntomas cutáneos acompañados de dolor de oído o secreción del oído (posible infección del oído)

Las mujeres embarazadas, personas con inmunodeficiencia o bebés menores de 6 meses con síntomas sospechosos deben acudir rápidamente al centro de salud. Incluso quienes han sido vacunados y presentan síntomas atípicos tras el contacto también deben ser evaluados por un profesional.

 

Preguntas frecuentes

¿Es cierto que si aparece una erupción después de vacunarse contra el sarampión significa que me infecté?

Después de la vacunación contra el sarampión con la vacuna viva, aproximadamente el 5% de las personas pueden presentar una erupción leve en 2-3 semanas, causada por la cepa atenuada de la vacuna, no por una infección verdadera. Este fenómeno generalmente no requiere tratamiento y desaparece en unos días, aunque se recomienda observar otros síntomas graves.

¿Qué otras medidas puedo tomar para prevenir el contagio después de haber estado en contacto con un paciente?

Dentro de las 72 horas posteriores al contacto, la administración de inmunoglobulina contra el sarampión (inmunoglobulina MMR) puede reducir el riesgo de infección, especialmente en bebés no vacunados o inmunodeprimidos. Si ya se ha vacunado, generalmente se cuenta con protección suficiente, pero se deben vigilar los síntomas.

¿El sarampión deja secuelas permanentes tras la recuperación?

La mayoría de los pacientes se recuperan sin secuelas, pero complicaciones graves como encefalitis o infecciones intrauterinas pueden causar daño neurológico. Los niños pequeños y las personas inmunodeprimidas tienen mayor riesgo. Tras la recuperación, se recomienda seguimiento regular para asegurar que no haya efectos a largo plazo.

¿Qué pasa si una mujer embarazada contrae sarampión?

La infección en embarazadas puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo o parto prematuro, y la infección intrauterina puede causar anomalías en el desarrollo fetal. Si se sospecha infección, se debe acudir rápidamente al centro médico y notificar a las autoridades sanitarias. Sin embargo, se debe evitar la vacunación durante el embarazo y solo vacunarse después del parto.

¿Por qué es importante que los pacientes con sarampión permanezcan en aislamiento hasta el cuarto día después de la erupción?

El virus del sarampión es altamente contagioso desde dos días antes de la aparición de la sarpullido hasta cuatro días después. Durante este período, las gotas respiratorias o los objetos contaminados pueden transmitir el virus. El aislamiento hasta el cuarto día ayuda a prevenir la propagación, especialmente en espacios cerrados o en áreas con alta densidad de población.

Measles