El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) son enfermedades infecciosas crónicas que amenazan gravemente la vida. Desde su descubrimiento en la década de 1980, estas enfermedades se han convertido en un tema importante en la salud pública mundial. El VIH es un virus que destruye las células T del sistema inmunológico, lo que puede conducir a una pérdida severa de la función inmunitaria y progresar a SIDA. Esta enfermedad no solo afecta la salud física, sino que también puede tener profundas implicaciones psicológicas, sociales y económicas para los pacientes.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 38 millones de personas en todo el mundo están infectadas con el VIH. Aunque los avances médicos actuales han convertido esta enfermedad en una condición crónica controlable, todavía existen muchos mitos y discriminación en la sociedad respecto a ella. Comprender los mecanismos de infección, síntomas, métodos de diagnóstico y opciones de tratamiento del VIH es clave para promover la prevención, reducir la transmisión y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El VIH es un virus de ARN que principalmente invade las células T linfocíticas y los macrófagos, destruyendo gradualmente las funciones centrales del sistema inmunológico. El virus se transmite a través de ciertos líquidos corporales (como sangre, semen, secreciones vaginales) y las principales vías de transmisión incluyen:
Después de la infección, el virus pasa por fases de fase aguda, período de latencia asintomática y etapa de SIDA. Los factores de riesgo incluyen no recibir tratamiento, tener múltiples parejas sexuales, y la falta de conocimientos adecuados de higiene. Estudios muestran que los usuarios de drogas por vía intravenosa que comparten agujas tienen un riesgo de infección más de 30 veces mayor que la población general.
El VIH tiene una alta capacidad de variación, lo que le permite evadir la respuesta inmunitaria. El virus entra en las células a través del receptor CD4 y utiliza los mecanismos de la célula huésped para replicar su material genético, liberando grandes cantidades de partículas virales. La destrucción continua del sistema inmunológico hace que la cantidad de células CD4 disminuya progresivamente, y cuando cae por debajo de 200/μL, se cumple el criterio diagnóstico de SIDA. Este proceso puede tardar años y es altamente insidioso.
En las etapas iniciales de la infección por VIH, pueden aparecer síntomas similares a los de la gripe, y aproximadamente entre el 50% y el 90% de las personas infectadas experimentan los siguientes síntomas dentro de las 2 a 4 semanas posteriores a la infección:
Tras la fase de latencia asintomática, los pacientes pueden permanecer sin síntomas evidentes durante años, aunque el virus continúa replicándose. Cuando progresa a la etapa de SIDA, los síntomas comunes incluyen fiebre prolongada, pérdida de peso inexplicada, infecciones recurrentes (como neumocistosis pulmonar, neumonía por Pneumocystis jirovecii), infecciones oportunistas (como candidiasis oral, diarrea crónica). Algunos pacientes también pueden presentar síntomas neurológicos, como trastornos de memoria o dificultades en la coordinación motora.
Los síntomas en la etapa de SIDA están relacionados con un daño severo al sistema inmunológico, y las manifestaciones comunes incluyen infecciones graves recurrentes, ciertos tipos de cáncer (como sarcoma de Kaposi), y síntomas sistémicos persistentes (como fiebre que dura más de un mes, pérdida de peso superior al 10% sin causa aparente). La variabilidad en estos síntomas es alta y requiere la combinación con datos de laboratorio para el diagnóstico.
El diagnóstico de infección por VIH se realiza principalmente mediante análisis de sangre, incluyendo:
Tras un resultado positivo en la prueba inicial, se deben realizar pruebas confirmatorias, como Western blot o PCR de ácido nucleico. Los criterios diagnósticos de SIDA incluyen una cuenta de células CD4 inferior a 200/μL o la presencia de infecciones oportunistas específicas (como toxoplasmosis cerebral, neumonía por Pneumocystis jirovecii).
El proceso diagnóstico incluye:
El diagnóstico temprano es crucial para la eficacia del tratamiento, por lo que se recomienda realizar pruebas de detección cada 6 a 12 meses en personas con alto riesgo.
El tratamiento actual se basa en la terapia antirretroviral (TAR), que combina al menos tres medicamentos para suprimir eficazmente la replicación viral. El objetivo del tratamiento es reducir la carga viral a niveles indetectables y restaurar la función inmunológica. Actualmente, los regímenes de tratamiento han avanzado hacia formulaciones en una sola pastilla, mejorando la adherencia del paciente.
El éxito del tratamiento está estrechamente ligado a la adherencia del paciente, ya que interrumpir la medicación puede provocar mutaciones virales y resistencia a los medicamentos. Estudios muestran que la terapia continua puede hacer que la esperanza de vida de los pacientes sea similar a la de la población no infectada. Además, se están investigando nuevas terapias, como inmunomoduladores y terapias génicas, que ofrecen perspectivas futuras en el tratamiento.
El tratamiento no solo implica el uso de medicamentos, sino también la integración de:
El manejo de los efectos secundarios de los medicamentos es clave para el éxito del tratamiento, siendo comunes alteraciones en el metabolismo de grasas y funciones renales, que deben ser vigiladas estrechamente por el equipo médico.
Las medidas preventivas incluyen:
Un estudio de 2019 mostró que la PrEP puede reducir en un 99% el riesgo de infección por transmisión sexual. Las políticas de salud pública que promueven servicios de detección anónima y subsidios de medicamentos pueden aumentar significativamente la adopción de estas medidas preventivas.
Las estrategias preventivas desarrolladas en los últimos años incluyen:
La educación y promoción deben centrarse en grupos de alto riesgo (hombres que tienen sexo con hombres, usuarios de drogas inyectables) y combinar reformas legales para proteger los derechos de los infectados y promover la búsqueda activa de atención médica.
Debe acudir al médico en las siguientes situaciones:
Incluso sin síntomas, si tiene antecedentes de comportamientos de alto riesgo, también debe realizarse pruebas:
La Organización Mundial de la Salud recomienda que todos los adultos de 15 a 64 años se realicen al menos una prueba de detección del VIH, y que los grupos de alto riesgo se vuelvan a evaluar cada 3 a 6 meses.
Las mujeres embarazadas, niños y pacientes inmunodeprimidos requieren atención especial:
Consultar al médico tempranamente puede mejorar significativamente el pronóstico, y el tratamiento oportuno puede hacer que la esperanza de vida sea similar a la de la población general.
El VIH se transmite principalmente a través de sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna. Contactos cotidianos como compartir utensilios, estrechar manos o tocar heridas abiertas no transmiten el virus. El VIH tiene una supervivencia muy limitada en el ambiente externo y requiere acceso directo a la sangre para infectar, por lo que las interacciones sociales normales no representan riesgo de transmisión.
¿El VIH puede ser curado completamente con el tratamiento antirretroviral?Actualmente, la terapia antirretroviral (TAR) puede suprimir eficazmente la replicación viral y reducir la carga viral a niveles indetectables, pero no puede eliminar completamente los reservorios virales latentes en el cuerpo. Los pacientes deben tomar medicamentos de por vida, y no existe una cura definitiva en la medicina actual. Por lo tanto, «indetectable = no transmisible», pero el tratamiento no debe interrumpirse.
¿Qué hacer si accidentalmente me pincho con una aguja potencialmente contaminada?Debe limpiar inmediatamente la herida con agua y jabón y acudir al médico para una evaluación y manejo posterior. El médico puede recomendar iniciar profilaxis postexposición (PEP) dentro de las 72 horas y realizar seguimiento de la carga viral. La atención oportuna en estos casos puede reducir significativamente el riesgo de infección.
¿Las personas infectadas por VIH pueden tener un embarazo seguro y dar a luz bebés sanos?Con un tratamiento antirretroviral regular, la carga viral materna puede reducirse a niveles indetectables, disminuyendo la transmisión vertical a menos del 1%. Bajo supervisión médica especializada, el parto vaginal natural y la lactancia presentan riesgos mínimos, y la medicina moderna ofrece opciones seguras para tener hijos.
¿Los infectados por VIH que detectan y tratan tempranamente pueden tener una expectativa de vida similar a la de la población general?Si se realiza un diagnóstico precoz y se sigue un tratamiento regular, el sistema inmunológico puede mantenerse estable durante mucho tiempo, y la esperanza de vida puede ser similar a la de la población no infectada. La clave está en adherirse estrictamente al tratamiento y realizar controles periódicos para evitar complicaciones y efectos secundarios que puedan afectar la calidad de vida.