La artroscopia es una técnica mínimamente invasiva que combina diagnóstico y tratamiento, principalmente mediante la exploración de la estructura interna de la articulación con un endoscopio y la realización de reparaciones quirúrgicas necesarias. Esta técnica es adecuada para enfermedades de las articulaciones de la rodilla, hombro, tobillo, entre otras, permitiendo un diagnóstico preciso de lesiones en tejidos y la realización simultánea de tratamientos, reduciendo significativamente el trauma de la cirugía tradicional. Su principal ventaja radica en una visión clara, tiempos de recuperación cortos y la preservación de la función articular, constituyendo un avance importante en la ortopedia moderna.
La artroscopia se divide en dos grandes categorías: «artroscopia diagnóstica» y «artroscopia terapéutica». La diagnóstica utiliza un endoscopio de diámetro de 3-5 mm, que se introduce en la cavidad articular a través de pequeñas incisiones, transmitiendo imágenes en alta resolución a una pantalla, permitiendo al médico observar directamente anomalías en el cartílago, ligamentos y otras estructuras. La terapéutica, además del diagnóstico, emplea herramientas micro para reparar desgarros del menisco, limpiar osteofitos o reparar ligamentos, realizando operaciones precisas con instrumentos especializados.
Su mecanismo de acción consiste en ampliar el campo de visión y utilizar instrumentos de alta precisión, evitando las desventajas de la cirugía convencional que requiere cortar músculos y ligamentos. La fuente de luz de alta intensidad y las lentes de aumento pueden ampliar las estructuras tisulares más de 10 veces, permitiendo al médico localizar con precisión las lesiones. Durante la cirugía, a menudo se combinan técnicas como el uso de electrocauterio o suturas especiales para reparar tejidos con mínimas lesiones.
Las principales indicaciones incluyen:
Casos especiales como extracción de cuerpos extraños intraarticulares, reparación de cartílago rotuliano asistida por artroscopia, o sinovectomía en artritis reumatoide temprana, también están dentro del alcance. El médico evaluará, según los resultados de estudios de imagen (como MRI), si es adecuado para un tratamiento mínimamente invasivo.
La cirugía generalmente se realiza bajo anestesia local o general, con el paciente en posición supina o lateral en la mesa de operaciones. El médico realiza de 2 a 4 pequeñas incisiones de 0.5-1 cm alrededor de la articulación, inyecta solución salina estéril para distender la cavidad articular y luego inserta el endoscopio. La cirugía terapéutica, mediante canales instrumentales, realiza suturas, resecciones o reparaciones, con una duración que varía de 30 minutos a 2 horas dependiendo de la complejidad.
El control de dosis se centra en el alcance de la reparación del tejido y la intensidad del uso de los instrumentos. Por ejemplo, la sutura del menisco requiere una localización precisa de los puntos de sutura, y la ablación por radiofrecuencia para osteofitos requiere controlar los parámetros de energía. Después de la cirugía, se recomienda aplicar hielo, inmovilización con férulas y rehabilitación, con un período de recuperación que suele ser de 2 semanas a varios meses.
Las principales ventajas incluyen:
Los datos clínicos muestran que la tasa de re-tear del desgarro del menisco tratada con artroscopia de rodilla es inferior al 5%, mientras que en cirugía abierta tradicional puede alcanzar el 15%. Además, el riesgo de rigidez articular postoperatoria se reduce en un 40%, siendo esta técnica considerada como la opción estándar en la ortopedia moderna.
Las complicaciones posibles incluyen:
Complicaciones graves como infecciones profundas en la articulación requieren tratamiento inmediato con antibióticos, y en casos severos puede ser necesario retirar las fijaciones internas. Algunos pacientes pueden experimentar rigidez articular postartroscópica, que requiere rehabilitación activa para recuperar movilidad. Si después de la cirugía aparece fiebre persistente o dolor intenso en la articulación, se debe acudir de inmediato al médico.
Las contraindicaciones incluyen:
Antes de la cirugía, se debe suspender el uso de anticoagulantes (como aspirina) durante 7-10 días, y en pacientes diabéticos, controlar los niveles de glucosa. En las primeras 24 horas postoperatorias, se recomienda elevar la extremidad afectada y evitar movimientos excesivos. Los pacientes con contraindicaciones que insistan en la cirugía pueden experimentar hemorragias severas o propagación de infecciones, por lo que deben realizarse evaluaciones estrictas.
Las interacciones principales con medicamentos incluyen la gestión de anticoagulantes, que requiere coordinación con hematólogos para ajustar la medicación. La combinación con fisioterapia: después de la artroscopia, es necesario realizar rehabilitación, pero evitando carga prematura. Comparado con la cirugía abierta tradicional, tiene menor invasividad, aunque en casos complejos puede ser necesario convertir a cirugía abierta.
En ciertos casos, se combina con irrigación articular o inyecciones de ácido hialurónico, por ejemplo, en el tratamiento de artrosis degenerativa. El médico decidirá, según la gravedad de la lesión, si es necesario combinar la artroscopia con terapias biológicas (como inyecciones de PRP) para promover la reparación.
Los estudios clínicos muestran que la tasa de éxito de la sutura del menisco mediante artroscopia de rodilla alcanza entre el 85% y 90% a un año, y la recuperación de la función articular en 6 semanas es superior a la terapia conservadora. Para la reparación del LCA, la tasa de rerotura con técnica artroscópica es un 20-30% menor que en cirugía tradicional.
Una revisión sistemática de 2020 indica que el tratamiento artroscópico de la artrosis degenerativa combinada con lesiones de menisco logra una reducción del dolor del 70%, con una tasa de complicaciones postoperatorias inferior al 2%. Esta técnica es recomendada por guías ortopédicas internacionales como la opción preferida para lesiones ligamentarias y problemas de menisco.
El tratamiento conservador incluye inyecciones intraarticulares de esteroides, fisioterapia y medicamentos antiinflamatorios, adecuados para lesiones leves o pacientes de edad avanzada. La cirugía abierta tradicional sigue siendo necesaria en reconstrucciones complejas de ligamentos o en grandes defectos de cartílago. La terapia biológica, como las inyecciones de células madre autólogas, aún está en fase experimental y no ha reemplazado a la artroscopia como método principal.
Para pacientes que no pueden someterse a cirugía por edad o condición general, se puede optar por inmovilización con férulas y rehabilitación acuática. Sin embargo, en casos de desgarros ligamentarios complejos o bloqueo por cuerpos libres, las alternativas tienen menor eficacia y seguridad, por lo que es necesario evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios.
Antes de la cirugía, se deben realizar análisis de sangre y estudios de imagen (como radiografías o MRI) para evaluar el estado de la articulación. El médico explicará detalladamente el proceso quirúrgico y solicitará la suspensión de medicamentos que puedan afectar la coagulación (como aspirina). Además, se debe planificar la rehabilitación postoperatoria y asegurarse de que alguien acompañe al paciente a casa.
¿Cómo manejar el dolor y la hinchazón después de la cirugía?Se pueden tomar analgésicos según indicación médica y aplicar hielo para reducir la hinchazón. Se recomienda elevar la extremidad afectada y evitar movimientos excesivos de la articulación. Si el dolor persiste o aumenta, o si aparece fiebre, se debe consultar al médico para descartar complicaciones como infección.
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria?Las actividades leves, como caminar, generalmente se pueden retomar en 1 a 2 semanas, pero se deben evitar movimientos de alto impacto (como correr o levantar peso). El tiempo total de recuperación varía según la extensión de la cirugía, pudiendo ser de 4 a 6 semanas para cirugías de rodilla, con rehabilitación guiada por un fisioterapeuta.
¿Cuál es la diferencia entre artroscopia y cirugía abierta convencional?La artroscopia es una cirugía mínimamente invasiva que requiere solo 2 a 3 pequeñas incisiones, con menor sangrado y daño tisular, y recuperación más rápida. La cirugía abierta tradicional implica heridas mayores y un período de recuperación más largo, aunque en casos complejos puede ser necesaria. El médico elegirá la opción más adecuada según la localización y gravedad de la lesión.
¿Qué precauciones dietéticas o de estilo de vida se deben seguir durante la rehabilitación?Se recomienda aumentar el consumo de proteínas de calidad para favorecer la reparación de tejidos, reducir grasas para evitar retrasos en la cicatrización, y dejar de fumar temporalmente para mejorar la circulación sanguínea. Evitar el alcohol también ayuda a reducir el riesgo de infecciones. Durante la rehabilitación, es importante mantener la movilidad articular y evitar el reposo prolongado que puede causar rigidez.