La candidiasis es una infección común causada por la proliferación excesiva de hongos del género Candida, cuyos síntomas varían según la ubicación de la infección. Conocer las características de los síntomas ayuda a un diagnóstico y tratamiento tempranos, evitando el empeoramiento de los síntomas o la aparición de complicaciones. Los síntomas pueden dividirse en signos leves en las primeras etapas y manifestaciones evidentes en etapas posteriores, y la gravedad puede variar entre diferentes grupos (como mujeres, hombres y personas con sistemas inmunológicos debilitados).
Esta infección afecta principalmente la piel, las mucosas y el sistema genitourinario, y sus síntomas pueden parecerse a los de otras enfermedades, lo que aumenta el riesgo de diagnóstico erróneo. Los síntomas típicos incluyen picazón localizada, secreciones anormales y cambios en la piel, pero la confirmación requiere una evaluación clínica. Reconocer tempranamente las características de los síntomas puede mejorar significativamente la efectividad del tratamiento y reducir las molestias en la vida diaria.
Los síntomas iniciales de la candidiasis suelen ser discretos y pueden confundirse con sequedad de la piel o una ligera reacción alérgica. Los signos comunes en las primeras etapas incluyen:
En infecciones de mucosas (como en la mejilla o la vagina), en las primeras etapas también pueden observarse:
El síntoma más característico es la picazón persistente en la zona infectada, que en casos severos puede afectar el sueño y las actividades diarias. La infección vaginal suele acompañarse de sensación de ardor durante las relaciones sexuales, y los hombres pueden experimentar dolor punzante en el prepucio o en el surco del glande. La picazón puede empeorar por el rascado, causando lesiones en la piel y aumentando el riesgo de infecciones secundarias.
Las secreciones en infecciones vaginales son blancas, espesas, sin sangre, de aspecto quesoso, y pueden tener un olor ligeramente ácido. La candidiasis oral puede presentar manchas blancas que no se desprenden fácilmente y que dejan enrojecimiento al intentar raspar. Las áreas infectadas en la piel pueden producir secreciones purulentas de color amarillo, acompañadas de escamas acumuladas.
Si no se trata, la infección puede entrar en una fase aguda, donde la picazón puede convertirse en ardor constante, y la piel de la zona infectada se enrojecerá y presentará hinchazón notable. La infección vaginal puede causar dolor intenso al orinar, aumento en la cantidad de secreciones y olor fétido. Las infecciones cutáneas pueden formar ampollas o úlceras, aumentando el riesgo de infecciones bacterianas secundarias.
Los pacientes con infecciones recurrentes pueden presentar resistencia a los tratamientos, y los síntomas pueden diferir de la primera infección. Por ejemplo, la vaginitis crónica puede manifestarse con picazón periódica, secreciones más viscosas y con presencia de sangre. La infección cutánea crónica puede causar engrosamiento de la capa córnea, formando lesiones similares a eccema en la piel.
Se debe acudir inmediatamente al médico en los siguientes casos:
El tratamiento de la candidiasis durante el embarazo requiere especial cuidado. Se recomienda acudir al médico de inmediato, quien puede optar por usar cremas o supositorios antimicóticos tópicos que tengan menor impacto en el feto, evitando medicamentos orales sin supervisión. La inmunidad disminuida en el embarazo hace que el tratamiento temprano sea crucial para reducir complicaciones, siguiendo estrictamente las indicaciones médicas.
¿Cómo reducir la recurrencia de la candidiasis mediante hábitos de higiene diarios?Mantener un equilibrio saludable en el entorno vaginal es fundamental. Se recomienda limpiar la zona externa con agua tibia diariamente, evitando el uso de jabones o productos de lavado que puedan alterar el pH. Usar ropa interior de algodón que absorba la humedad, evitar prendas demasiado ajustadas y mantener el área genital seca. Durante la menstruación, cambiar con mayor frecuencia las compresas o tampones para reducir la humedad y prevenir infecciones.
¿Qué causas pueden explicar la recurrencia tras el tratamiento con antimicóticos?Las recurrencias pueden estar relacionadas con no completar el tratamiento, inmunidad baja, control inadecuado de la diabetes o falta de tratamiento de la pareja sexual. Si las infecciones se repiten más de 4 veces al año, puede tratarse de una candidiasis recurrente, y se deben investigar causas subyacentes como niveles de glucosa o resistencia a los antifúngicos.
¿Los síntomas de la candidiasis pueden confundirse con otras inflamaciones vaginales, como la vaginosis bacteriana?Sí, algunos síntomas se superponen, pero tienen características distintas. La candidiasis suele presentar picazón y secreciones blancas y espesas, mientras que la vaginosis bacteriana se caracteriza por un olor a pescado. El diagnóstico requiere análisis de secreciones vaginales, y la autoevaluación puede llevar a errores. Es recomendable acudir a un médico ante cualquier anomalía para obtener un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado.
¿Es posible prevenir la candidiasis mediante la dieta o suplementos vitamínicos durante el uso de antibióticos?Los antibióticos pueden alterar la flora bacteriana, aumentando el riesgo de candidiasis. Se recomienda consumir alimentos con probióticos, como yogures, o tomar suplementos de probióticos para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal y vaginal. Sin embargo, los probióticos solo ayudan en la prevención; si ya hay síntomas, se requiere tratamiento con antimicóticos.