La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica del intestino que afecta principalmente la capa mucosa del colon, causando síntomas recurrentes. La mayoría de sus síntomas están relacionados con el sistema digestivo, pero en casos graves pueden acompañarse de efectos sistémicos. Los síntomas en las etapas iniciales pueden ser leves y fáciles de pasar por alto, pero a medida que la enfermedad progresa, los pacientes pueden experimentar dolor abdominal, diarrea con sangre, pérdida de peso y otros problemas evidentes. Comprender las características de los síntomas ayuda en el diagnóstico y tratamiento tempranos, evitando la agravación de las complicaciones.
La gravedad de los síntomas varía de una persona a otra; algunos pacientes pueden experimentar episodios intermitentes con períodos de remisión, mientras que otros pueden estar constantemente afectados. La variabilidad y la no especificidad de los síntomas hacen que el diagnóstico correcto requiera a menudo una endoscopía y análisis de tejidos. Este artículo analizará en detalle las señales tempranas, síntomas comunes, cambios en el curso de la enfermedad y cuándo es necesario buscar atención médica de emergencia.
En las etapas iniciales de la colitis ulcerosa, los síntomas pueden ser discretos y a menudo se confunden con indigestión o gastroenteritis. Los signos más comunes en las primeras fases incluyen:
Estos signos pueden aparecer de forma intermitente, y los pacientes pueden experimentar molestias ocasionales, lo que lleva a retrasos en la búsqueda de atención médica. Es importante notar que aproximadamente el 15-20% de los pacientes en etapas tempranas pueden presentar síntomas leves o incluso no tener molestias evidentes, lo que hace que el diagnóstico precoz sea más desafiante.
Los síntomas iniciales a menudo se confunden con gastroenteritis o intoxicación alimentaria. La diferencia clave radica en que la colitis ulcerosa presenta síntomas recurrentes y puede empeorar progresivamente. Por ejemplo, un paciente que inicialmente solo tiene sangrado ocasional puede desarrollar diarrea hemorrágica varias veces al día, acompañada de fiebre o anemia en semanas o meses. Si los síntomas persisten por más de dos semanas sin mejoría, se debe aumentar la alerta.
Cuando la enfermedad está activa, los pacientes suelen presentar los siguientes síntomas principales:
La colitis ulcerosa puede provocar síntomas sistémicos, indicando que la inflamación ha afectado otros órganos y sistemas. Aproximadamente el 20-30% de los pacientes desarrollan artritis, conjuntivitis o alteraciones hepáticas. En casos severos, puede haber fiebre alta, pérdida rápida de peso e incluso estado de debilitamiento. Aunque estos síntomas no son problemas directos del intestino, son indicadores importantes para evaluar la gravedad de la enfermedad.
Los síntomas de la colitis ulcerosa pueden presentar cambios cíclicos entre fases de actividad y remisión. Durante la fase activa, aumentan significativamente el dolor abdominal, el sangrado y los marcadores inflamatorios (como la proteína C reactiva); en la remisión, los síntomas disminuyen o desaparecen. Sin embargo, aproximadamente el 30-40% de los pacientes pueden experimentar un empeoramiento progresivo, aumentando el riesgo de complicaciones.
Si no se controla adecuadamente, la colitis ulcerosa puede derivar en complicaciones graves, que provocan cambios drásticos en los síntomas:
Estas complicaciones pueden ser potencialmente mortales y requieren hospitalización inmediata. La falta de control prolongado también aumenta el riesgo de transformación maligna en el colon con el tiempo.
Las siguientes situaciones indican que los síntomas han alcanzado un nivel que requiere intervención médica urgente:
Incluso si los síntomas parecen leves, si cumplen con los siguientes criterios, también se debe acudir a un centro médico para evaluación: pérdida de peso superior al 5% en los últimos seis meses, signos de anemia inexplicada (como uñas pálidas o dificultad para respirar), o distensión abdominal persistente que impide comer normalmente. Un diagnóstico precoz puede prevenir daños en la estructura intestinal y una respuesta inflamatoria sistémica más severa.
Los niños y ancianos pueden presentar síntomas diferentes debido a las variaciones en metabolismo y sistema inmunológico. Los niños pueden ser diagnosticados por retraso en el crecimiento o problemas de desarrollo, mientras que los ancianos pueden acudir por complicaciones como obstrucción intestinal. Las mujeres embarazadas que presentan nuevos síntomas o empeoramiento de los existentes deben informar inmediatamente a su equipo médico, ya que los tratamientos durante el embarazo deben ajustarse cuidadosamente.