La síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca de manera anormal las glándulas lagrimales y salivales, causando sequedad en las mucosas y tejidos relacionados. Los síntomas varían entre individuos, pero la sequedad bucal y ocular son las manifestaciones iniciales más comunes. Los pacientes pueden experimentar afectación multisistémica progresiva en semanas o años, y en casos severos, puede afectar la calidad de vida diaria.
Este conjunto de síntomas se puede dividir en síntomas principales y síntomas secundarios, donde los principales son el resultado directo del ataque inmunológico a las glándulas, y los secundarios pueden ser causados por infecciones o daño tisular debido a la sequedad prolongada. El diagnóstico precoz es crucial para retrasar la progresión de la enfermedad, por lo que familiarizarse con los patrones de cambio de los síntomas puede ayudar a los pacientes a buscar atención médica especializada a tiempo.
Los síntomas iniciales suelen manifestarse como sensación de sequedad en la boca y los ojos, que pueden confundirse con fatiga general o factores ambientales. Los pacientes a menudo describen dificultad para tragar, especialmente al comer alimentos secos o duros, requiriendo beber agua con frecuencia. La producción de secreciones oculares aumentada o la sensación de cuerpo extraño pueden interpretarse como reacciones alérgicas, pero la reducción en la secreción lagrimal aumenta gradualmente el riesgo de daño en la córnea.
Otros signos tempranos incluyen:
La sequedad bucal (xerostomía) puede causar grietas en la superficie de la lengua, alteraciones del gusto y sed frecuente. La viscosidad aumentada de la saliva puede formar secreciones espesas, elevando el riesgo de infecciones orales. La sequedad ocular (xerosis ocular) puede causar manchas o úlceras en la córnea, requiriendo el uso prolongado de lágrimas artificiales.
Aproximadamente el 40% de los pacientes presentan síntomas sistémicos, incluyendo debilidad muscular, dolor en las articulaciones y fatiga inexplicada. Estos síntomas pueden estar relacionados con una actividad inmunológica anormal y pueden empeorar de forma intermitente. Algunos pacientes también experimentan sequedad en la piel o en la vagina, afectando las actividades diarias y la calidad de vida.
En las etapas avanzadas, el sistema inmunológico puede atacar otras glándulas exocrinas, como las mucosas de las vías respiratorias o el tracto digestivo, causando tos o dificultad para tragar. Algunos pacientes desarrollan síntomas secundarios, como inflamación de las glándulas salivales o linfadenopatía, que pueden ser claves para el diagnóstico.
Los pacientes no tratados a largo plazo pueden experimentar complicaciones graves, como pérdida dental, retinopatía o neuropatía periférica. La gravedad de los síntomas puede estar influenciada por factores ambientales, como climas secos o medicamentos (por ejemplo, antihistamínicos), que pueden agravar la presentación clínica.
Se debe buscar evaluación médica inmediata cuando los síntomas de sequedad bucal u ocular persisten por más de 3 meses y afectan la vida diaria. La presencia de inflamación articular inexplicada, úlceras cutáneas o infecciones orales recurrentes puede indicar que la enfermedad ha progresado a una segunda fase. La aparición de síntomas severos como visión borrosa o dificultad para tragar requiere atención médica urgente para evitar daños en los tejidos.
Se recomienda que los pacientes lleven un registro de sus síntomas para monitorear la frecuencia y la gravedad. La presencia de síntomas sistémicos (como fiebre baja, pérdida de peso inexplicada) o síntomas específicos de órganos (como alteraciones en la función hepática) requiere una evaluación inmunológica para confirmar el diagnóstico.
Se puede mejorar la comodidad aumentando la humedad ambiental, usando pastillas sin azúcar para estimular la saliva, empleando lágrimas artificiales para humedecer los ojos y evitando irritantes como tabaco y alcohol. La higiene bucal regular ayuda a prevenir infecciones, y el uso de ungüentos labiales sin fragancia puede aliviar la sequedad de los labios. Se recomienda beber pequeños sorbos de agua con frecuencia, y masticar chicle sin azúcar para estimular la saliva.
¿Qué efectos secundarios pueden tener los medicamentos para tratar la sequedad?Medicamentos antipalúdicos como la hidroxicloroquina pueden causar molestias digestivas o problemas en la retina, por lo que requieren revisiones oftalmológicas periódicas. Los inmunosupresores pueden reducir la inmunidad, aumentando el riesgo de infecciones, por lo que se debe monitorear cuidadosamente los conteos sanguíneos durante el tratamiento. Para síntomas locales, se prefieren lágrimas artificiales o sustitutos de saliva para reducir los efectos adversos de los medicamentos sistémicos.
¿Qué debe tener en cuenta al realizar una revisión dental en pacientes con síndrome de Sjögren?Debido a la reducción en la saliva, hay mayor riesgo de caries y enfermedad periodontal. Se recomienda una revisión dental cada seis meses, usando enjuagues con flúor para protección adicional. Es importante informar al dentista sobre la historia de síndrome de Sjögren y evitar medicamentos que puedan empeorar la sequedad bucal. En casos severos, se puede consultar al médico sobre el uso de medicamentos que estimulen la secreción salival o administrar tratamientos locales.
¿Cómo se diferencian los síntomas del síndrome de Sjögren de los del lupus eritematoso sistémico?Aunque ambas son enfermedades autoinmunes, el síndrome de Sjögren se caracteriza principalmente por sequedad en la boca y los ojos, mientras que el lupus suele acompañarse de dolor articular, erupciones cutáneas y elevación de marcadores inflamatorios sistémicos. Los pacientes con Sjögren pueden presentar fibrosis pulmonar o neuropatía periférica, pero la fiebre y la positividad de anticuerpos antinucleares son menos frecuentes que en el lupus.
¿Qué alimentos en la dieta diaria pueden empeorar los síntomas?Los alimentos picantes, muy salados o secos pueden irritar la sequedad bucal. Se recomienda optar por ingredientes húmedos como sopas y purés de frutas, y evitar snacks azucarados para reducir el riesgo de caries. La ingesta adecuada de vitamina C ayuda a mantener la salud de las mucosas, pero se debe evitar el consumo excesivo de cafeína, que tiene efectos diuréticos y puede agravar la deshidratación.