El herpes zóster es una enfermedad causada por la reactivación del virus varicela-zóster, y sus síntomas presentan una gran variabilidad entre individuos. En las etapas iniciales, puede haber molestias leves, seguidas de la aparición progresiva de lesiones cutáneas típicas y dolor neural. Este virus se distribuye a lo largo de los ganglios nerviosos, causando erupciones en un lado del cuerpo en áreas específicas, de ahí el nombre de "herpes zóster".
Los síntomas principales incluyen lesiones cutáneas, dolor neuropático y posibles malestar general. Aproximadamente el 30% de los pacientes experimentan síntomas previos antes de la aparición de la erupción, como sensación de punzadas o ardor en la zona afectada. El proceso de la enfermedad generalmente se divide en período de latencia, fase aguda y fase de recuperación, con diferencias en la intensidad y tipo de síntomas en cada etapa. El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden reducir significativamente el riesgo de complicaciones, especialmente la neuralgia postherpética.
Los síntomas iniciales del herpes zóster a menudo se confunden con otras enfermedades; aproximadamente la mitad de los pacientes presentan signos no específicos 3-5 días antes de la aparición de la erupción. Los síntomas previos típicos incluyen sensaciones anormales en la piel, como punzadas, ardor persistente o sensibilidad al tacto. Algunos pacientes pueden acompañar estos síntomas con fiebre leve, mareos o fatiga general. Estas señales suelen concentrarse en un lado del cuerpo, coincidiendo con la distribución futura de la erupción.
Es importante destacar que aproximadamente el 15% de los pacientes solo presentan neuralgia en las etapas tempranas, sin erupción visible. Este tipo de herpes zóster sin erupción puede ser confundido con lesiones musculares o ciática. Los médicos suelen diferenciarlo mediante una historia clínica detallada y exploración de la distribución nerviosa.
Tras la activación del virus, aparecen en sucesión las fases típicas de la erupción: fase de eritema, en la que la zona afectada se enrojece, seguida de papulas y vesículas, y finalmente costras. Las vesículas suelen distribuirse en un lado del nervio, formando una disposición en banda, y son comunes en el pecho, abdomen, áreas de la trigémino facial o extremidades. El contenido de las vesículas inicialmente es claro, pero puede volverse turbio y acompañarse de exudado en etapas posteriores.
El dolor neural es el síntoma central, con diversas características, incluyendo:
Aproximadamente el 20% de los pacientes presentan síntomas sistémicos, como fiebre leve (menos de 38°C), mareos o pérdida de apetito. Los inmunodeprimidos pueden experimentar reacciones sistémicas más severas, como fiebre alta o linfadenopatía.
Cuando el trigémino facial está afectado, puede haber complicaciones oculares, como conjuntivitis o retinitis, que causan visión borrosa y molestias oculares. La afectación del oído puede provocar pérdida auditiva y mareo, conocida como "síndrome de Ramsay Hunt". La infección en estas áreas requiere atención médica inmediata para evitar daños permanentes.
El curso típico dura aproximadamente de 2 a 4 semanas, pero la gravedad varía. La erupción enrojecida generalmente se transforma en vesículas en 1-3 días, y el dolor puede intensificarse durante la formación de las mismas. Después de 7-10 días, las vesículas se secan y forman costras, y el dolor puede disminuir progresivamente, aunque el 10-18% de los pacientes desarrollan neuralgia postherpética, con dolor que dura más de 3 meses.
Durante la fase aguda, los pacientes describen que el dolor se desencadena con el contacto, conocido como dolor por estímulo táctil. Por ejemplo, la fricción de la ropa o el viento pueden provocar dolores intensos. Esta percepción anormal del dolor es un indicador clave de daño nervioso.
En la fase de recuperación, aunque las lesiones cutáneas sanan, la reparación nerviosa requiere tiempo. Algunos pacientes experimentan dolor intermitente, especialmente con cambios climáticos o fatiga. Se recomienda un seguimiento durante al menos 6 meses para evaluar el riesgo de secuelas.
Los niños suelen presentar síntomas leves y autolimitados, mientras que en adultos, especialmente mayores de 50 años, la severidad y el riesgo de complicaciones aumentan significativamente. Los inmunodeprimidos pueden presentar erupciones extensas, fiebre persistente y una recuperación prolongada. Estos grupos de alto riesgo deben comenzar tratamiento antiviral de inmediato para prevenir daños tisulares.
Se debe buscar atención médica de inmediato ante cualquiera de los siguientes signos: erupción en banda en un lado con dolor intenso, afectación del trigémino facial, o síntomas en personas inmunodeprimidas. Incluso si los síntomas son leves, si hay dolor de cabeza, dolor de oído o problemas visuales, se debe realizar un diagnóstico rápido para prevenir complicaciones.
Las siguientes condiciones requieren atención de emergencia:
Incluso si los síntomas parecen leves, si cumplen con el patrón típico de distribución del herpes zóster, se recomienda consultar a un médico lo antes posible. El tratamiento antiviral precoz puede acortar la duración de la enfermedad y reducir el daño nervioso. El médico puede realizar pruebas de anticuerpos virales o raspados cutáneos para confirmar el diagnóstico.
Las lesiones del herpes zóster generalmente sanan en 2 a 4 semanas, pero las áreas con ampollas severas o ulceradas pueden dejar pigmentación temporal o cicatrices leves. Si la lesión cutánea es extensa o se complica con infección bacteriana, el riesgo de cicatrices aumenta. Se recomienda evitar rascarse y seguir las indicaciones médicas para minimizar las secuelas.
¿Qué métodos de alivio del dolor se pueden usar en la neuralgia postherpética?Para dolores leves, se pueden usar analgésicos de venta libre como ibuprofeno, pero en casos severos, el médico puede prescribir gabapentina o antidepresivos. La aplicación de compresas frías, evitar fricciones en la piel afectada y el uso de parches anestésicos tópicos también ayudan a aliviar el malestar. Para dolores intensos y persistentes, se debe consultar al médico para evitar que se conviertan en neuralgia crónica.
¿El herpes zóster se transmite por contacto diario?El virus del herpes zóster puede transmitirse mediante contacto directo con las vesículas, pero solo causa varicela en quienes no han sido vacunados o no han tenido la enfermedad previamente. El riesgo para adultos sanos es bajo, pero se debe evitar el contacto con personas inmunodeprimidas, recién nacidos o no inmunizados en las áreas afectadas.
¿Es necesario vacunarse contra el herpes zóster si ya se ha recibido la vacuna contra la varicela?La vacuna contra la varicela reduce la probabilidad de herpes zóster, pero no lo previene completamente. Para mayores de 60 años o con factores de riesgo, los médicos pueden recomendar la vacunación específica contra el herpes zóster (como la vacuna de herpes zóster), que tiene una protección más dirigida y puede reducir significativamente la incidencia y gravedad de la enfermedad.
¿Las personas con enfermedades autoinmunes que toman corticosteroides tienen síntomas más graves?Sí. Las personas con inmunosupresión, como las que reciben quimioterapia, trasplantes o usan inmunosupresores a largo plazo, pueden experimentar lesiones más extensas, una duración más prolongada y mayor riesgo de complicaciones. Estos pacientes deben realizar un seguimiento regular y, si se infectan, deben recibir tratamiento antiviral inmediato y monitoreo cercano de síntomas neurológicos.