La rabia es una enfermedad infecciosa mortal causada por el virus de la rabia. La clave para su tratamiento radica en la vacunación preventiva y la intervención médica inmediata. Actualmente, no existe un método curativo para los pacientes ya afectados por la enfermedad, por lo que las estrategias de tratamiento se dividen principalmente en "vacunación preexposición" y "manejo de emergencia postexposición". Las medidas médicas oportunas pueden bloquear eficazmente la invasión del virus al sistema nervioso central y reducir el riesgo de infección.
El objetivo del tratamiento es bloquear la replicación viral, aliviar los síntomas y mantener las funciones fisiológicas del paciente. La atención postexposición debe comenzar dentro de las 24 horas posteriores al contacto con el virus, incluyendo limpieza de heridas locales, vacunación contra la rabia y administración de inmunoglobulina. Una vez que aparecen los síntomas, el tratamiento se convierte en terapia de soporte para retrasar la progresión de la enfermedad y mantener las funciones vitales del paciente.
Para grupos de alto riesgo (como veterinarios, investigadores de animales), se requiere una vacunación con 3 dosis de la vacuna contra la rabia. El procedimiento de vacunación generalmente se realiza mediante inyección en el músculo del brazo o del muslo, con intervalos que varían según el tipo de vacuna. Esta medida preventiva ayuda a establecer inmunidad básica, pero se requiere seguimiento regular de los niveles de anticuerpos después de la vacunación.
Tras una mordedura de un animal, la limpieza inmediata es crucial. Se debe lavar la herida con agua y jabón durante al menos 15 minutos, seguido de desinfección con alcohol al 70% o yodo. Luego, se administra la vacuna y la inmunoglobulina para bloquear la diseminación del virus hacia el sistema nervioso.
La inmunoglobulina debe inyectarse directamente en los bordes de la herida, y la dosis restante en el músculo del glúteo. El esquema de vacunación suele ser de cinco dosis en los días 0, 3, 7, 14 y 28, aunque en casos especiales puede ajustarse a un esquema simplificado. Esta combinación de terapias puede lograr una tasa de prevención superior al 99%.
Las vacunas actualmente en uso se dividen principalmente en "vacuna de cultivo en huevos de pollo purificados" y "vacuna de células diploides humanas". La vacunación debe completar el esquema prescrito para estimular al sistema inmunológico a producir anticuerpos neutralizantes. Es posible que en el sitio de inyección aparezcan reacciones locales como enrojecimiento o fiebre, pero las reacciones alérgicas graves son extremadamente raras.
La inmunoglobulina (HRIG) proporciona anticuerpos preformados que neutralizan inmediatamente el virus en las cercanías de la herida. La dosis se calcula en función del peso corporal (20 UI/kg), y el resto de la vacuna se administra en el músculo del brazo contralateral. Este medicamento debe administrarse junto con la vacuna para formar una protección doble de "anticuerpos inmediatos + inmunidad activa".
La inmunoglobulina debe usarse dentro de las 72 horas posteriores al contacto, ya que su eficacia disminuye significativamente después de esa fecha. No debe inyectarse en el mismo sitio que la vacuna para evitar interferir con la respuesta inmunitaria inducida por la mismo.
La limpieza física de la herida local es la primera línea de defensa. Se debe lavar con agua y jabón o solución salina al 0.9%, y en casos necesarios, usar filtros bacterianos. La atención de la herida debe realizarse inmediatamente después del contacto, incluso si la herida está en la boca o en los ojos, que son áreas difíciles de limpiar, mediante procedimientos médicos profesionales.
El tratamiento después de la aparición de síntomas se centra en mantener las funciones vitales, incluyendo traqueotomía en casos de insuficiencia respiratoria, plasmaféresis para eliminar antígenos virales, y uso de medicamentos antiepilépticos para controlar los síntomas del sistema nervioso. El equipo médico debe monitorear de cerca la presión arterial, ritmo cardíaco y presión intracraneal, y usar ventilación artificial si es necesario.
Las terapias experimentales, como el uso combinado de ribavirina y aciclovir, han mostrado en informes de casos una breve prolongación de la supervivencia, pero aún no son aceptadas oficialmente por la Organización Mundial de la Salud como tratamiento estándar.
Durante el período de vacunación, se recomienda evitar ejercicio intenso y fatiga excesiva para prevenir inflamación en el sitio de la inyección. Además, en las 48 horas posteriores, el contacto con agua o sustancias químicas puede reducir la absorción de la vacuna, por lo que la herida debe mantenerse seca y limpia.
Los vacunados que toman inmunosupresores deben informar a su médico para ajustar la medicación. Se recomienda registrar el calendario de vacunación para monitorear la producción de anticuerpos.
Tras el contacto con un animal, se debe registrar inmediatamente los detalles del incidente, incluyendo tipo de animal, lugar y hora de la mordedura. Es importante reforzar las medidas de protección en el hogar, eliminando factores que puedan atraer a los huéspedes del virus (como murciélagos o perros), sellando grietas en el techo y mejorando la gestión de mascotas.
Las investigaciones actuales se centran en técnicas de ingeniería de anticuerpos que bloquean la unión del virus a los receptores de las células nerviosas. Los ensayos de terapia génica han demostrado que el uso de vectores de adenovirus para transfectar RNAi antiviral puede inhibir la replicación del RNA viral, aunque esta tecnología aún está en fase de experimentación en animales y no ha llegado a ensayos clínicos.
Otra línea de investigación importante es el desarrollo de vacunas con vectores de nanopartículas, que pueden dirigir los antígenos con precisión a los ganglios linfáticos, acortando el tiempo de respuesta inmunitaria. Además, las combinaciones de anticuerpos monoclonales dirigidos a la proteína G del virus han mostrado potencial para prolongar la supervivencia en modelos murinos.
Cualquier mordedura, arañazo o contacto con saliva en mucosas debe ser evaluado inmediatamente por un profesional médico. Incluso heridas aparentemente menores, como rasguños leves, requieren evaluación si el animal es salvaje o un mamífero no domesticado, y en caso de exposición, se debe iniciar la profilaxis postexposición. Los vacunados previamente también deben reevaluar la necesidad de nuevas dosis.
En caso de aparición de síntomas sospechosos (como miedo al agua o alucinaciones), se debe acudir urgentemente a un centro médico y notificar a las autoridades sanitarias. Los centros de salud deben activar medidas de aislamiento y control de infecciones, además de informar inmediatamente a las autoridades sanitarias para prevenir la propagación comunitaria.
La vacunación contra la rabia es altamente efectiva si se realiza en el tiempo adecuado. Si una persona mordida por un animal con riesgo de rabia no recibe la vacuna en las 48 horas siguientes, el virus puede ya haber invadido el sistema nervioso, y la vacuna no podrá ofrecer protección. Por ello, tras una mordedura, se debe limpiar la herida con agua y jabón y acudir rápidamente a un centro médico para evaluar la necesidad de vacunación.
¿Es necesario evitar ciertos alimentos o actividades durante la vacunación contra la rabia?Durante la vacunación, no es necesario restringir la dieta o las actividades diarias, pero se recomienda evitar el esfuerzo excesivo o el consumo de alcohol para reducir posibles efectos secundarios como dolor de cabeza o fiebre. En caso de malestar severo, se debe consultar a un médico para ajustar el plan de vacunación.
¿Es necesario volver a vacunarse si ya se completó el esquema de vacunación contra la rabia y se vuelve a ser mordido por un animal?Si ya se completó la vacunación completa, en caso de exposición adicional, solo se deben administrar 2 dosis de refuerzo (el día 0 y el día 3) y observar la salud del animal mordedor. Estas dosis de refuerzo ayudan a activar rápidamente la memoria inmunitaria y evitan la necesidad de repetir todo el esquema de vacunación.
¿Cuál es la diferencia entre administrar inmunoglobulina y la vacuna contra la rabia? ¿Cuándo es necesario usarlas juntas?La vacuna estimula al sistema inmunológico a producir anticuerpos, mientras que la inmunoglobulina proporciona anticuerpos externos que neutralizan el virus de forma inmediata. Cuando la herida está cerca de la cabeza o en áreas muy contaminadas, se recomienda usar ambas, administrando inmunoglobulina en el sitio de la herida inmediatamente después de la vacunación.
¿El tratamiento postexposición de rabia es aplicable a todas las mordeduras de animales? ¿Cómo se evalúa el riesgo del animal?El tratamiento es aplicable a todas las mordeduras de mamíferos, pero la evaluación del riesgo depende del tipo de animal. Si un perro o gato puede ser observado durante 10 días sin mostrar signos anormales, el riesgo es bajo; en cambio, animales como murciélagos o animales salvajes deben recibir tratamiento inmediato, ya que tienen mayor probabilidad de portar el virus y no pueden ser observados.