Síntomas de la enfermedad arterial periférica

La enfermedad arterial periférica (EAP) es una condición crónica causada por la aterosclerosis que resulta en una insuficiente irrigación sanguínea en las extremidades. Sus síntomas pueden ser leves en las etapas iniciales, pero a medida que progresa, afectan gradualmente la vida diaria. Conocer las características de los síntomas ayuda en el diagnóstico y tratamiento tempranos, evitando complicaciones graves. Este artículo detalla las manifestaciones en diferentes etapas, el patrón de progresión de los síntomas y cuándo es necesario buscar atención médica de inmediato.

Los síntomas de esta enfermedad están relacionados principalmente con alteraciones en la circulación sanguínea, siendo más comunes en las extremidades inferiores. En las primeras etapas, puede haber molestias leves, pero si no se controlan adecuadamente, pueden conducir a necrosis tisular o amputación. Es importante destacar que aproximadamente el 40% de los pacientes no presentan síntomas evidentes en las etapas iniciales, por lo que los grupos de alto riesgo (como hipertensos y diabéticos) deben realizarse chequeos vasculares periódicos. A continuación, se describen las características y cambios en los síntomas en diferentes fases.

Síntomas y signos tempranos

Los síntomas iniciales de la enfermedad arterial periférica a menudo se confunden con fatiga general o incomodidad durante el ejercicio, por lo que pueden ser pasados por alto. Los signos principales incluyen:

  • Claudicación intermitente: dolor, pesadez o calambres en las pantorrillas o muslos al caminar, que se alivian con el descanso y reaparecen al volver a caminar.
  • Fatiga muscular en las piernas: incluso con actividades leves, las pantorrillas o los glúteos se fatigan rápidamente, mucho antes que en personas sanas de la misma edad.
  • Frío en las extremidades: las extremidades afectadas (generalmente las inferiores) suelen sentirse anormalmente frías, incluso en ambientes cálidos.

Algunos pacientes pueden presentar signos atípicos, como piel pálida en los dedos o en la planta del pie, o reducción en el crecimiento del vello. Estos signos pueden estar relacionados con una insuficiente irrigación sanguínea local, pero generalmente requieren confirmación mediante exámenes médicos.

Otros signos de advertencia temprana

Además de los síntomas principales, se deben tener en cuenta los siguientes signos de alerta:
- Disminución o desaparición del pulso en los vasos venosos
- Tiempos prolongados de llenado capilar en los pies (por ejemplo, más de 5 segundos para que la coloración vuelva después de aplicar presión)
- Disminución de la saturación de oxígeno en las venas, causando cianosis en la extremidad

Síntomas comunes

Cuando la obstrucción arterial supera el 50%, los síntomas se vuelven evidentes y frecuentes. Los principales incluyen:

  • Dolor inducido por ejercicio: al caminar o subir escaleras, los músculos de las pantorrillas, muslos o glúteos presentan calambres que obligan a detenerse inmediatamente para aliviarse.
  • Cambios en la piel de las extremidades: la piel de los pies o las piernas puede volverse pálida, con tonos azul grisáceos, seca y sin elasticidad, con un crecimiento reducido de vello y uñas.
  • Diferencias de temperatura: la diferencia de temperatura entre la extremidad afectada y la sana puede superar los 3°C, y la piel puede perder sensibilidad normal.

Aproximadamente el 30% de los pacientes experimentan «dolor en reposo nocturno», donde incluso sin actividad, los dedos o la planta del pie sienten una quemazón que afecta el sueño. Estos síntomas suelen indicar que la obstrucción arterial ha alcanzado un punto crítico y requieren atención médica inmediata.

Relación con síntomas sistémicos

Aunque los síntomas principales se concentran en las extremidades inferiores, la enfermedad arterial periférica a menudo se acompaña de problemas vasculares en todo el cuerpo. Aproximadamente el 40% de los pacientes pueden presentar enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares, por lo que se deben observar los siguientes signos relacionados:

  • Angina de pecho o arritmias
  • Mareos o visión borrosa (posible insuficiencia de irrigación cerebral)
  • Diferencias de presión arterial (más de 20 mmHg entre brazos)

Progresión de la enfermedad y cambios en los síntomas

Con el empeoramiento, los síntomas siguen un patrón escalonado. La primera etapa se caracteriza por dolor inducido por actividad, y en la segunda, el dolor también aparece en estado de reposo. La tercera etapa puede incluir necrosis isquémica, con cambios específicos como:

En la etapa intermedia, los pacientes pueden notar:

  • Prolongación del tiempo de dolor: el dolor que antes se aliviaba con 10 minutos de descanso, ahora requiere más de 30 minutos.
  • Aumento de la intensidad del dolor: de molestias leves a dolores intensos que afectan el sueño nocturno.
  • Cambios en la piel: úlceras inexplicables en los dedos o talones, con bordes oscuros o negros.

Severidad en las etapas finales

Cuando la obstrucción supera el 70%, puede ocurrir daño irreversible en los tejidos. Los síntomas en esta fase incluyen:

  • Úlceras indoloras: daño nervioso que reduce la sensación de dolor, pero con necrosis tisular avanzada.
  • Hiperpigmentación: manchas negras en los dedos o en la planta del pie, con necrosis.
  • Pulso ausente: pulsos débiles o ausentes en la arteria dorsal del pie o en la arteria poplítea.

En esta etapa, también pueden presentarse alteraciones metabólicas sistémicas, como aumento de lactato en sangre o niveles anormales de proteína C-reactiva, requiriendo estudios de imagen vascular de urgencia.

¿Cuándo se debe acudir al médico?

Se debe buscar atención médica de inmediato en los siguientes casos:

  • Frío inexplicado en las extremidades que persiste más de 48 horas
  • Úlceras en los pies que se agrandan más de 1 cm en dos semanas
  • La medición de SpO2 muestra una diferencia superior al 15% entre las extremidades
  • Úlceras en los pies sin dolor (posible daño nervioso junto con obstrucción arterial)

Se recomienda realizar un índice tobillo-brazo (ABI) cada 6 meses, especialmente en personas mayores de 60 años, fumadores o con antecedentes de diabetes. Si aparecen los siguientes signos, se consideran emergencias:

  • Manchas negras en los dedos o en la planta del pie con aspecto de psoriasis
  • Temperatura de la piel en la extremidad más de 10°C menor que en el lado opuesto
  • Hinchazón o enrojecimiento en los tejidos alrededor de las úlceras

El médico puede solicitar ultrasonido Doppler o angiografía por tomografía computarizada (CTA) para evaluar la gravedad del estrechamiento arterial. Un diagnóstico precoz permite retrasar la progresión mediante medicación o cirugía, evitando daños irreversibles en los tejidos.

 

Preguntas frecuentes

¿El ejercicio regular empeora los síntomas de la enfermedad arterial periférica?

El ejercicio moderado en realidad puede mejorar la circulación sanguínea en las piernas, aunque en las etapas iniciales puede provocar claudicación intermitente (dolor en las pantorrillas al caminar). Se recomienda realizar ejercicio regular bajo supervisión médica, como entrenamiento de caminata, para fortalecer el uso del músculo y aliviar los síntomas a largo plazo. Es importante evitar el exceso de fatiga y monitorear la respuesta del cuerpo.

¿En qué se diferencian los síntomas de la enfermedad arterial periférica de las venas varicosas?

Los síntomas típicos de la enfermedad arterial periférica incluyen dolor en las piernas durante el ejercicio (como calambres en las pantorrillas tras caminar), mientras que las venas varicosas suelen manifestarse con hinchazón, venas dilatadas o sensación de pesadez en las piernas. La causa principal en la primera es la obstrucción arterial que reduce el flujo sanguíneo, y en la segunda, la alteración en el retorno venoso. Para distinguirlos claramente, se recomienda realizar ecografía vascular o estudios Doppler.

¿Cómo influye la alimentación en la mejora de los síntomas de la enfermedad arterial periférica?

Una dieta baja en sal, grasas y rica en fibra puede reducir la presión arterial y el colesterol, ralentizando la progresión de la aterosclerosis. Se aconseja aumentar el consumo de alimentos ricos en Omega-3 (como pescados grasos) y antioxidantes (como berries y verduras de hoja verde), además de controlar los niveles de azúcar y lípidos en sangre. Evitar dietas altas en azúcar y grasas trans ayuda a reducir la inflamación vascular.

¿Qué tratamientos no invasivos, además de los medicamentos, pueden mejorar la obstrucción arterial?

Los vasodilatadores y los antiplaquetarios pueden controlar los síntomas, pero tratamientos físicos como la terapia de compresión intermitente pueden mejorar temporalmente la circulación. Además, dejar de fumar, controlar la hipertensión y los niveles de colesterol son fundamentales. En casos severos, puede ser necesaria la angioplastia o cirugía vascular, que deben ser evaluadas por un especialista.

¿Por qué es crucial el diagnóstico temprano de la enfermedad arterial periférica para el pronóstico?

El diagnóstico precoz permite retrasar la progresión mediante medicamentos y cambios en el estilo de vida, evitando que la insuficiencia arterial conduzca a la necrosis o amputación. La falta de tratamiento puede aumentar el riesgo de complicaciones graves, como infarto o accidente cerebrovascular. Se recomienda realizar estudios como el índice tobillo-brazo (ABI) o angiografías vasculares en casos de claudicación intermitente o frío en las extremidades inferiores para una intervención temprana.

Peripheral Artery Disease