El melanoma es un tipo de cáncer de piel maligno cuya detección temprana de sus síntomas es crucial para el éxito del tratamiento. Este cáncer generalmente se origina en las células productoras de pigmento de la piel, y puede manifestarse como una lesión nueva o como cambios anormales en un lunar existente. Si no se diagnostica a tiempo, el melanoma puede diseminarse rápidamente a los ganglios linfáticos u órganos internos, causando consecuencias graves. Por lo tanto, comprender sus características sintomáticas es clave para la prevención y el tratamiento.
Los síntomas del melanoma están mayormente relacionados con cambios en las lesiones cutáneas, pero las manifestaciones varían significativamente en diferentes etapas. Los síntomas tempranos pueden ser mínimos, como cambios pequeños en un lunar, mientras que en etapas avanzadas pueden acompañarse de síntomas sistémicos. Los pacientes deben prestar especial atención a cualquier cambio anormal en la forma, color o tamaño de nuevas lesiones o lunares existentes, especialmente si vienen acompañados de picazón, dolor o sangrado, lo que requiere una mayor vigilancia.
Los síntomas iniciales del melanoma a menudo se confunden con cambios normales en los lunares, por lo que es necesario observar cuidadosamente las características «ABCDE»:
Además, las lesiones tempranas pueden presentar síntomas leves, como sensación de arena al tacto o escamas en la superficie. Algunos pacientes pueden experimentar picazón ocasional en la lesión, pero estos síntomas a menudo se pasan por alto y deben evaluarse visualmente.
El síntoma más frecuente del melanoma es una anomalía visible en la piel. La lesión suele aparecer en áreas expuestas a la radiación ultravioleta, como extremidades, espalda o rostro. Las características visuales comunes incluyen:
Algunas lesiones pueden ulcerarse o sangrar, especialmente tras rascarse o fricción externa. Estos signos pueden parecerse a lunares benignos o inflamaciones cutáneas, por lo que requieren evaluación profesional.
Además de los cambios visuales, el melanoma puede causar reacciones en los tejidos circundantes, como:
Estos síntomas, aunque no son específicos, contrastan fuertemente con la estabilidad de lunares benignos, y deben considerarse señales de advertencia. La presencia de síntomas leves puede retrasar la consulta médica, dificultando el tratamiento.
Cuando el melanoma avanza, la lesión puede crecer rápidamente y invadir tejidos circundantes. Los síntomas en esta etapa incluyen:
En esta fase, puede haber aumento de los ganglios linfáticos cercanos, especialmente en extremidades, y se puede palpar una masa desplazada, indicando posible metastasis.
Cuando el melanoma se disemina a órganos internos o distantes, los síntomas son más complejos:
Síntomas sistémicos como pérdida de peso inexplicada, fatiga constante o dolor óseo pueden indicar una diseminación extensa. En esta etapa, los síntomas no están directamente relacionados con el sitio primario y requieren confirmación mediante estudios de imagen.
Se debe acudir inmediatamente al médico en los siguientes casos:
Se recomienda realizar autoexploraciones cutáneas mensualmente, usando un espejo para revisar áreas difíciles de observar. Si se detectan lesiones que cumplen con los criterios «ABCDE», incluso sin molestias evidentes, se debe consultar pronto. El diagnóstico precoz aumenta las tasas de éxito en la extirpación quirúrgica y previene la diseminación a tejidos profundos o al sistema linfático.
Las personas en alto riesgo (por ejemplo, con múltiples quemaduras solares o antecedentes familiares) deben someterse a revisiones dermatológicas profesionales cada 3-6 meses. Aunque los síntomas parezcan leves, la evaluación de un médico y una biopsia son pasos clave para el diagnóstico, y no se debe confiar en la autoevaluación para evitar retrasos en el tratamiento.
Se puede usar la regla «ABCDE»: A (asimetría): lunares anormales suelen ser asimétricos; B (borde): bordes irregulares o borrosos; C (color): color desigual, con múltiples tonos; D (diámetro): mayor a 6 mm; E (evolución): cambios rápidos en forma, tamaño o color en poco tiempo. Si se detectan estas características, se debe consultar inmediatamente.
¿Qué debo hacer si detecto una lesión sospechosa de melanoma?Evite rascar o dañar la lesión, y registre cambios en tamaño o forma. Es importante acudir pronto a un especialista para realizar dermatoscopia o biopsia, ya que un diagnóstico temprano mejora las posibilidades de éxito. No ignore la lesión si no causa dolor.
¿Qué cuidados debo tener tras el tratamiento del melanoma?Seguir estrictamente las indicaciones médicas para limpiar la herida, evitar la exposición solar directa en la zona operada y realizar controles periódicos para detectar signos de recurrencia. Los pacientes deben revisar su piel diariamente y evitar productos químicamente bronceadores para prevenir irritaciones.
¿Qué medidas de protección solar recomiendan para prevenir el melanoma?Se recomienda usar protector solar con SPF 30 o superior, de amplio espectro, reaplicándolo cada dos horas, y complementarlo con protección física como sombreros de ala ancha y ropa de manga larga. Evitar la exposición solar entre las 10 a.m. y las 4 p.m., y buscar sombra durante actividades al aire libre.
¿Cuáles son los tratamientos avanzados actuales para el melanoma?Además de la cirugía, se emplean inmunoterapia (como inhibidores de PD-1) y terapias dirigidas (para mutaciones genéticas) para retrasar la progresión. En casos tempranos, la resección precisa con técnicas como la cirugía de Mohs puede ser efectiva; en etapas avanzadas, la combinación de quimioterapia e inmunoterapia puede mejorar la supervivencia.