Resumen de la enfermedad coronaria isquémica

La enfermedad coronaria isquémica es una afección cardiovascular común causada por una insuficiente perfusión sanguínea al corazón, principalmente debido a la estrechez u obstrucción de las arterias coronarias que provoca hipoxia miocárdica. Esta enfermedad es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo, especialmente en sociedades modernas donde los hábitos de vida poco saludables y el envejecimiento contribuyen a un aumento continuo en su incidencia. Comprender sus causas, síntomas y medidas preventivas de manera temprana es crucial para reducir los riesgos para la salud.

El problema central de esta enfermedad radica en la arteriosclerosis de las arterias coronarias, es decir, la acumulación de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que forma placas que gradualmente obstruyen el flujo sanguíneo. Cuando el flujo sanguíneo disminuye hasta no satisfacer las demandas del miocardio, puede desencadenar eventos agudos como angina de pecho o infarto de miocardio. La medicina moderna ha desarrollado diversas técnicas de diagnóstico y tratamiento, pero la prevención sigue siendo la estrategia más efectiva. Este artículo explicará sistemáticamente la información clave sobre la enfermedad coronaria isquémica para ayudar a los lectores a tener un conocimiento integral.

Causas y factores de riesgo

La base patológica de la enfermedad coronaria isquémica es el proceso de arteriosclerosis, cuyos principales causas incluyen alteraciones en el metabolismo de lípidos, respuestas inflamatorias crónicas y disfunción endotelial vascular. El exceso de lipoproteínas de baja densidad (LDL) penetra en la pared vascular, se une a los leucocitos formando células espumosas, y finalmente forma placas fibrosas ateroscleróticas. Cuando estas placas se rompen, las plaquetas se agregan en el sitio de daño formando un trombo, que puede bloquear completamente el vaso, causando un infarto agudo de miocardio.

Los factores de riesgo se dividen en controlables e incontrolables. Los incontrolables incluyen el envejecimiento (hombres >45 años, mujeres >55 años) y antecedentes familiares. Los controlables abarcan hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, tabaquismo, falta de ejercicio y obesidad. Estudios muestran que los fumadores tienen un riesgo 2-4 veces mayor que los no fumadores, y los pacientes con diabetes tienen un aumento de 2-3 veces en la incidencia de enfermedades cardíacas debido a la interacción de lesiones microvasculares y macrovasculares.

  • Factores de riesgo principales: hipertensión, colesterol alto, consumo de tabaco, diabetes
  • Factores de riesgo secundarios: estrés, apnea del sueño, síndrome metabólico
  • Factores modificables: patrón dietético, índice de masa corporal (IMC), frecuencia de ejercicio

Síntomas

La manifestación de los síntomas varía según la etapa de la enfermedad y las diferencias individuales. La angina de pecho típica se describe como una sensación de opresión o dolor en el pecho, que puede irradiar al hombro izquierdo, cuello o mandíbula. Este dolor suele agravarse con la actividad física o emociones intensas, y aliviarse con descanso o nitroglicerina. Aproximadamente el 30% de los pacientes pueden ser asintomáticos (angina silenciosa), especialmente aquellos con diabetes, quienes pueden presentar síntomas atípicos debido a daño nervioso.

Los síntomas de infarto de miocardio suelen ser más severos y persistentes, acompañados de sudor frío, náuseas, dificultad para respirar e incluso pérdida de conciencia. Algunos pacientes pueden presentar síntomas atípicos, como fatiga, pérdida de apetito o alteraciones cognitivas en ancianos. Las mujeres reportan con mayor frecuencia síntomas no típicos, como malestar en la parte superior del abdomen o disnea, lo que puede retrasar el diagnóstico.

  • Angina estable: desencadenada por esfuerzo, alivio con descanso
  • Angina inestable: ocurre en reposo, dolor que dura más de 20 minutos
  • Infarto de miocardio: dolor torácico persistente acompañado de sudor frío, náuseas, mareo

Diagnóstico

El proceso diagnóstico generalmente se divide en evaluación preliminar, pruebas funcionales y evaluación invasiva. El electrocardiograma (ECG) es la herramienta de detección inicial preferida, capaz de detectar cambios en el segmento ST o inversión de la onda T. La medición de troponina (cTn) en sangre es un indicador clave de daño miocárdico, especialmente en eventos agudos, y tiene un valor diagnóstico importante.

Las pruebas de imagen incluyen ecocardiografía para evaluar la función ventricular, gammagrafía nuclear para mostrar áreas isquémicas, y la angiografía coronaria, que sigue siendo el estándar de oro, permitiendo observar directamente la gravedad del estrechamiento y las características de las placas, aunque es una prueba invasiva que requiere sopesar riesgos y beneficios.

  • Pruebas no invasivas: ECG, prueba de esfuerzo, ecocardiografía
  • Pruebas invasivas: angiografía coronaria
  • Marcadores biológicos: troponina, péptido natriurético cerebral (BNP)

Opciones de tratamiento

Las estrategias de tratamiento se dividen en farmacológicas, intervencionistas y quirúrgicas. La medicación incluye antiplaquetarios (como aspirina) para prevenir la formación de coágulos, betabloqueantes para reducir el consumo de oxígeno del corazón, nitratos para dilatar los vasos sanguíneos y aumentar el flujo. Las estatinas son un tratamiento central, ya que no solo reducen el colesterol, sino que también tienen efectos antiinflamatorios y estabilizadores de las placas.

Las intervenciones incluyen la angioplastia coronaria percutánea (PCI), que implica la colocación de stents para restaurar el flujo sanguíneo de forma inmediata. La cirugía, como la revascularización mediante bypass coronario (CABG), es adecuada para pacientes con enfermedad en múltiples vasos o estenosis en la arteria coronaria principal, y puede mejorar significativamente el pronóstico a largo plazo. Tecnologías nuevas como la atherectomía y los stents liberadores de fármacos continúan mejorando los resultados del tratamiento.

  • Tratamiento en fase aguda: anticoagulantes, vasodilatadores, trombolíticos
  • Gestión crónica: medicamentos para reducir lípidos, controlar la presión arterial y la glucemia
  • Modificación del estilo de vida: control dietético, manejo del estrés, cesación del tabaquismo

Prevención

La prevención primaria se centra en controlar los factores de riesgo, recomendando análisis de lípidos y glucosa en sangre cada seis meses. La dieta debe ser baja en grasas y rica en fibra, incluyendo ácidos grasos insaturados (como el aceite de pescado) y antioxidantes (como la vitamina E). El ejercicio aeróbico regular (150 minutos de intensidad moderada por semana) puede reducir en un 30% el riesgo de desarrollar la enfermedad.

La prevención secundaria está dirigida a pacientes ya diagnosticados, mediante medicación y cambios en el estilo de vida. Dejar de fumar puede reducir en un 50% el riesgo de infarto en un año. Es fundamental el uso continuo de antiplaquetarios y medicamentos para reducir lípidos. La evaluación periódica de la función cardíaca y el índice de calcio en las arterias coronarias (CAC) permiten detectar lesiones subclínicas de manera temprana.

  • Modificaciones dietéticas: dieta DASH, dieta mediterránea
  • Cambios conductuales: programas de manejo del estrés, líneas de ayuda para dejar de fumar
  • Prevención farmacológica: uso de aspirina en dosis bajas o estatinas en grupos de alto riesgo

¿Cuándo deberías consultar a un médico?

Debe acudir al médico de inmediato si experimenta dolor en el pecho sin causa aparente que dure más de 15 minutos, si el dolor en reposo empeora, o si presenta dificultad para respirar o mareo. Los síntomas no típicos, como dolor en el brazo izquierdo sin causa aparente, irradiación a la mandíbula o malestar en el abdomen superior, especialmente en pacientes con diabetes o ancianos, pueden ocultar condiciones graves. Dolor torácico persistente acompañado de sudor frío, ritmo cardíaco irregular o que dure más de 30 minutos sin aliviarse, son signos de emergencia.

La evaluación periódica es fundamental para grupos de alto riesgo, recomendándose realizar una evaluación del riesgo cardíaco anual en mayores de 40 años o con antecedentes familiares. Incluso síntomas leves, como disnea o disminución de la tolerancia al ejercicio, deben ser valorados tempranamente. En casos sospechosos de síndrome coronario agudo (SCA), el retraso en el tratamiento puede causar necrosis miocárdica y insuficiencia cardíaca.

  • Indicadores de consulta inmediata: dolor en el pecho persistente por más de 15 minutos, acompañado de mareo o shock
  • Grupos para evaluación periódica: hipertensos, con hipercolesterolemia, fumadores
  • Grupos especiales: mujeres con síntomas atípicos, diabéticos con neuropatía

Preguntas frecuentes

¿Cuál es la diferencia entre la angina de pecho y el infarto de miocardio en cuanto a dolor en el pecho? ¿Cómo se evalúa la urgencia?

La angina de pecho generalmente es causada por un aumento en la carga del corazón (como durante el ejercicio), y el dolor dura unos minutos y se alivia con descanso o nitroglicerina; se considera angina estable. Si el dolor en el pecho dura más de 15 minutos y se acompaña de sudor frío o náuseas, puede tratarse de un infarto. La angina estable se alivia con descanso o medicación, pero un dolor que no cede requiere atención médica inmediata, ya que puede indicar un aumento en la obstrucción vascular.

¿Qué otras pruebas avanzadas realiza el médico además del electrocardiograma para diagnosticar la enfermedad coronaria?

El médico puede solicitar pruebas de esfuerzo (como prueba de esfuerzo en cinta), gammagrafía de perfusión miocárdica o angiografía por tomografía computarizada (TC) para evaluar la gravedad del estrechamiento de las arterias coronarias. Si se sospecha una obstrucción severa, se realiza una angiografía coronaria (cateterismo), que permite observar directamente la localización del estrechamiento y decidir si es necesaria una intervención.

¿Qué impacto tiene el control de la glucosa en pacientes diabéticos con enfermedad coronaria?

El control adecuado de la glucosa puede reducir la inflamación endotelial y la inestabilidad de las placas, disminuyendo el riesgo de eventos cardíacos. Estudios muestran que mantener el HbA1c por debajo del 7% puede reducir en un 16-22% la incidencia de eventos cardiovasculares. Es recomendable usar medicamentos antidiabéticos que sean cardioprotector, como los inhibidores de SGLT2 o los agonistas del receptor GLP-1.

¿Es necesario que los pacientes con stent permanezcan en terapia antiplaquetaria a largo plazo? ¿Cuánto tiempo?

Sí, después de la colocación de un stent coronario, se recomienda doble terapia antiplaquetaria (como aspirina + clopidogrel) durante al menos 6 meses, y hasta 1 año si se usan stents liberadores de fármacos. Esto ayuda a reducir el riesgo de trombosis del stent. Posteriormente, se puede mantener en terapia antiplaquetaria simple a largo plazo. Es importante evaluar periódicamente el riesgo de sangrado y ajustar el tratamiento en consecuencia.

¿Los síntomas en mujeres postmenopáusicas con enfermedad coronaria son diferentes? ¿Cómo detectarlos tempranamente?

Las mujeres pueden presentar síntomas atípicos como fatiga inexplicada, malestar en el abdomen superior o disnea, en lugar de dolor en el pecho típico. Se recomienda que las mujeres postmenopáusicas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes o dislipidemia, soliciten evaluación cardiológica temprana, incluyendo marcadores biológicos como la troponina de alta sensibilidad y estudios de imagen para detectar lesiones subclínicas en etapas iniciales.

Ischemic Heart Disease