La prevención del VIH y el SIDA es un tema clave en la salud pública, y mediante estrategias sistemáticas y cambios en el comportamiento individual, se puede reducir eficazmente el riesgo de infección. Esta enfermedad se transmite principalmente a través de la sangre, el contacto sexual y de madre a hijo, por lo que las medidas preventivas deben diseñarse en función de las diferentes vías de transmisión. La detección temprana, el uso correcto de medidas de protección y la integración de sistemas de apoyo social son fundamentales para detener la propagación del virus.
Prevenir el VIH y el SIDA no solo es una responsabilidad individual, sino que también requiere el apoyo de los gobiernos y las instituciones médicas. Los chequeos de salud regulares, la promoción de la educación sexual adecuada y los servicios específicos para grupos de alto riesgo pueden reducir significativamente las tasas de infección. Al comprender las vías de transmisión y aplicar las medidas de protección, tanto las personas como la sociedad pueden construir un entorno de salud más seguro.
Las prácticas de comportamiento seguro son medidas clave para bloquear la transmisión del VIH. El uso correcto de condones de látex puede reducir el riesgo de transmisión por contacto sexual en más del 90%, pero se debe verificar la fecha de vencimiento y las condiciones de almacenamiento del condón. Se recomienda realizar pruebas de VIH periódicas con la pareja sexual y evitar tener relaciones bajo la influencia del alcohol o drogas, para reducir errores en la protección por disminución del juicio.
La profilaxis preexposición (PrEP) es un método efectivo para grupos de alto riesgo. Los elegibles deben tomar diariamente medicamentos antirretrovirales bajo supervisión médica y realizar seguimientos médicos periódicos. Este método debe combinarse con otras medidas de protección, como el uso continuo de condones, para maximizar su eficacia. En las 72 horas posteriores a una exposición de alto riesgo, se debe acudir inmediatamente al médico para usar la profilaxis postexposición (PEP) y seguir estrictamente las instrucciones de medicación para aumentar las probabilidades de éxito en la prevención.
Los usuarios de drogas inyectables deben usar agujas estériles y obtener nuevas agujas a través de programas de intercambio proporcionados por las autoridades sanitarias. Las actividades médicas o de manicura que puedan entrar en contacto con sangre deben desinfectar estrictamente los instrumentos y evitar compartir objetos como navajas de afeitar o herramientas de perforación que puedan tener residuos de sangre. Al tratar heridas, se deben usar apósitos impermeables para evitar el contacto con la sangre.
El abuso de drogas aumenta el riesgo de comportamientos peligrosos como compartir agujas o reducir el juicio. Las instituciones de rehabilitación ofrecen asesoramiento psicológico y terapias de sustitución de drogas (como la metadona) para ayudar a dejar la adicción. Los familiares deben brindar apoyo activo para ayudar a establecer un estilo de vida saludable y reducir el riesgo de recaída.
El consumo excesivo de alcohol puede disminuir la capacidad de juicio, aumentando la probabilidad de relaciones sin protección o compartir agujas. Se recomienda que los grupos de alto riesgo participen en grupos de apoyo para dejar el alcohol o mejoren sus hábitos de consumo mediante terapia cognitivo-conductual. Las instituciones médicas pueden ofrecer tratamientos farmacológicos y seguimiento para la dependencia del alcohol.
Una dieta equilibrada fortalece el sistema inmunológico y ayuda al cuerpo a combatir el virus. Se recomienda consumir diariamente cinco grupos de alimentos básicos, verduras de color oscuro y proteínas de alta calidad, evitando dietas altas en azúcar que puedan disminuir las defensas. Los infectados deben prestar especial atención a su nutrición para mantener la eficacia de los medicamentos antivirales.
Realizar 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada por semana (como caminar rápido o nadar) puede mejorar la inmunidad y la salud mental. Se recomienda complementar con entrenamiento de resistencia tres veces por semana para fortalecer los músculos. Tras el ejercicio, es importante limpiar los equipos para evitar el contacto con sangre. Los infectados deben ajustar la intensidad del ejercicio según las indicaciones médicas y evitar el agotamiento excesivo que pueda afectar el sistema inmunológico.
Durante el ejercicio, se deben usar equipos de protección adecuados, como colchonetas personales y calzado antideslizante. Los infectados deben monitorear regularmente sus niveles inmunitarios (como el conteo de células CD4) y evitar ejercicios intensos durante el tratamiento para no alterar la metabolización de los medicamentos. Es recomendable planificar un programa de ejercicio personalizado con un entrenador.
El personal médico debe usar doble guantes, gafas de protección y batas al manipular heridas o muestras de sangre. Los agujas deben desecharse inmediatamente en contenedores de seguridad y no doblarlas manualmente. Las instituciones deben ofrecer simulacros de protección anual y cursos de manejo del estrés para reducir el riesgo de exposición laboral.
Los baños públicos deben proporcionar rasuradoras desechables y toallitas desinfectantes. Los centros de manicura deben seguir procesos de esterilización con altas temperaturas y prohibir compartir instrumentos de perforación. Los tratamientos invasivos como la acupuntura deben realizarse con agujas estériles desechables, y los instrumentos deben desecharse inmediatamente después de su uso.
Si ha tenido relaciones sin protección, compartido agujas o ha estado en contacto con sangre de otra persona a través de una aguja, debe acudir inmediatamente a un centro médico para consultar sobre PEP. Si presenta fiebre inexplicada, linfadenopatía persistente o pérdida de peso sin causa aparente, es necesario realizar una prueba de VIH para descartar infección. Los chequeos periódicos ayudan a detectar signos de infección temprana y comenzar el tratamiento para reducir el riesgo de transmisión.
Los profesionales de la salud pueden prescribir medicamentos PrEP, tratar complicaciones de enfermedades de transmisión sexual y ayudar a diseñar un plan de protección personalizado. La detección temprana y el tratamiento antirretroviral en caso de infección por VIH pueden reducir la carga viral a niveles no transmisibles. Esta estrategia de «tratamiento como prevención» ha demostrado reducir en un 96% el riesgo de transmisión.
Mediante una estrategia integral que incluya apoyo fisiológico, psicológico y social, las personas pueden reducir eficazmente su riesgo de infección. Participar regularmente en charlas de salud y evaluaciones de riesgo, y mantener una comunicación constante con el equipo médico, son fundamentales para mantener una salud a largo plazo. Conocer las últimas informaciones de protección y aplicar medidas preventivas en la vida diaria son pasos clave para protegerse a uno mismo y a los demás.
No. La infección por VIH generalmente tarda varios años en progresar a SIDA, dependiendo de la inmunidad y la carga viral de la persona. Sin tratamiento con terapia antirretroviral (ART), en promedio, puede avanzar a SIDA en unos 10 años, etapa en la que la inmunidad está gravemente comprometida y aumenta el riesgo de infecciones graves o cáncer.
¿Compartir utensilios o tener contacto con sangre de una persona infectada con VIH implica riesgo de infección?El contacto cotidiano, como compartir utensilios, estrechar manos o contacto con sangre seca, casi no presenta riesgo de transmisión. El VIH se transmite principalmente a través de sangre, semen, secreciones vaginales o leche materna, y requiere que estas sustancias ingresen directamente a la sangre o mucosas para infectar. La exposición normal no suele causar transmisión.
¿El hecho de que no se detecte virus en la sangre tras tratamiento antirretroviral significa que la persona está completamente curada?Aunque la carga viral sea indetectable (Undetectable = No Transmisible, U=U), el virus sigue presente en el organismo y el tratamiento debe mantenerse sin interrupciones. Este estado reduce significativamente el riesgo de transmisión, pero no significa cura, por lo que los pacientes deben realizar controles periódicos y seguir en tratamiento.
¿Cuándo se debe tomar la profilaxis postexposición (PEP) tras una posible exposición al VIH?La PEP debe iniciarse dentro de las 72 horas posteriores a la exposición y continuar durante 28 días, siendo más efectiva cuanto antes se inicie. En casos de relaciones sin protección, contacto con agujas u otras exposiciones de alto riesgo, se debe acudir inmediatamente a un centro médico para evaluación y seguir las indicaciones médicas para completar el tratamiento.
¿Las personas infectadas con VIH pueden tener hijos sanos de forma segura?Con una planificación médica adecuada, las personas con VIH pueden reducir el riesgo de transmisión vertical a menos del 1%. Durante el embarazo, se recomienda continuar con la terapia antirretroviral, optar por cesárea y evitar la lactancia materna. El recién nacido debe recibir medicación preventiva en las 72 horas posteriores al nacimiento para garantizar su seguridad.