La gota es una enfermedad inflamatoria de las articulaciones estrechamente relacionada con alteraciones en el metabolismo del ácido úrico, cuyos síntomas principales se manifiestan en episodios de dolor y hinchazón en las articulaciones. Cuando los niveles de ácido úrico en la sangre son demasiado altos, se forman cristales de urato de sodio que se depositan en las articulaciones o tejidos circundantes, desencadenando una respuesta inflamatoria aguda. La gravedad de los síntomas y la frecuencia de los episodios varían entre individuos, pudiendo ir desde molestias leves ocasionales hasta ataques agudos severos que impiden caminar.
Los síntomas de la gota presentan un patrón típico de «ciclo de brote agudo y remisión», en el que en las etapas iniciales puede haber solo una sensación temporal de anomalía en la articulación, pero con el avance de la enfermedad, la frecuencia y duración de los episodios pueden aumentar gradualmente. Los pacientes suelen experimentar síntomas súbitos en la noche o en la madrugada, y en la mayoría de los casos, la primera articulación afectada es la base del dedo gordo del pie, aunque también pueden verse afectados el tobillo, la rodilla y la muñeca. Reconocer tempranamente las características de los síntomas ayuda a un diagnóstico y tratamiento precoz, evitando complicaciones a largo plazo como daño articular o problemas renales.
Los signos tempranos de la gota pueden ser fáciles de pasar por alto y suelen manifestarse con las siguientes características:
• Sensación intermitente de malestar en las articulaciones: los pacientes pueden sentir una ligera hinchazón o ardor en los dedos del pie, talones u otras áreas tras el ejercicio o cambios en el clima
• Dolor punzante breve: puede aparecer una sensación de pinchazo en los alrededores de la articulación, que se alivia espontáneamente en minutos
• Hinchazón leve: los tejidos alrededor de la articulación pueden presentar hinchazón reversible, aunque la apariencia no sea evidente
Estos signos tempranos pueden ocurrir varias veces a la semana o al mes, pero debido a que los síntomas son leves y autolimitados, a menudo se confunden con esguinces o sobreuso de las articulaciones. Es importante notar que algunos pacientes pueden tener alteraciones metabólicas persistentes durante años antes de la primera crisis aguda, sin presentar síntomas evidentes.
Un ataque típico de gota presenta los siguientes síntomas clave:
El pico del episodio suele alcanzarse en horas y puede durar desde varios días hasta dos semanas. Aproximadamente el 20% de los pacientes experimentan múltiples articulaciones afectadas en su primer episodio, lo que aumenta el riesgo de desarrollar gota crónica en el futuro. Entre los episodios, los síntomas pueden desaparecer por completo, aunque las alteraciones metabólicas persisten.
Las manifestaciones varían según la articulación afectada:
• Primera articulación del dedo gordo del pie: aproximadamente en el 50% de los casos, puede acompañarse de descamación de la piel o erupciones escamosas
• Talón y tobillo: el dolor puede irradiar hacia la pantorrilla, afectando la estabilidad al caminar
• Dedos y muñecas: pueden confundirse con artritis reumatoide, por lo que es necesario confirmar mediante análisis de ácido úrico
Es importante destacar que aproximadamente en el 15% de los pacientes, en el primer episodio, pueden aparecer nódulos duros en la zona afectada, lo que puede ser un signo temprano de tofos de gota. La aparición de estos nódulos subcutáneos indica que la enfermedad ha entrado en una fase crónica, requiriendo un ajuste inmediato en el tratamiento.
En las etapas iniciales, los intervalos entre episodios pueden durar años, pero con la persistencia de la alteración en el metabolismo del ácido úrico, la frecuencia de los ataques tiende a aumentar:
• El intervalo entre la primera crisis suele ser de 1 a 2 años
• Sin tratamiento, en 10 años puede progresar a ataques mensuales
• Si no se controla a largo plazo, puede desarrollarse una «artritis gotosa crónica», que causa deformidades permanentes en las articulaciones
Las características de los síntomas en la fase crónica incluyen:
En pacientes con mal control metabólico, aproximadamente el 30% desarrollan cálculos renales en un período de 10 años, manifestándose como dolor lumbar, hematuria o dolor al orinar. Estas complicaciones renales pueden ocurrir simultáneamente o en momentos diferentes a los síntomas articulares, y requieren confirmación mediante ecografía o radiografía para detectar la deposición de cristales.
Se debe buscar atención médica inmediata ante los siguientes síntomas:
Incluso después de que los síntomas desaparecen, es importante seguir controlando los niveles de ácido úrico. Si aparecen signos de complicaciones crónicas, como:
• Rigidez articular prolongada y limitación de movimiento matutino
• Malestar renal persistente y alteraciones en la micción
• Frecuencia de ataques que no disminuye con tratamiento regular
se debe consultar a un especialista de inmediato.
El diagnóstico precoz se realiza mediante análisis de sangre para medir el ácido úrico y análisis de líquido articular para detectar cristales, ya que retrasar el tratamiento puede causar daños irreversibles en las articulaciones. La evolución de los síntomas de la gota está estrechamente relacionada con el control metabólico; los pacientes deben establecer una rutina de seguimiento a largo plazo de sus niveles de ácido úrico y mantener un diario de síntomas para una gestión saludable.
Además de los analgésicos recetados, se puede aplicar hielo en la articulación afectada durante 15-20 minutos varias veces al día para reducir la hinchazón. También se debe evitar cargar peso sobre la articulación afectada, elevarla por encima del nivel del corazón y mantener un ambiente cálido, evitando movimientos excesivos.
En la dieta, además de evitar alimentos ricos en purinas, ¿qué otras recomendaciones dietéticas son importantes?Se recomienda reducir el consumo de carnes rojas, mariscos y alcohol, y aumentar la ingesta de productos lácteos bajos en grasa y alimentos con bajo índice glucémico (IG). También es importante limitar bebidas azucaradas y alimentos procesados, y asegurar una ingesta diaria adecuada de vitamina C (como cítricos), que ayuda a reducir los niveles de ácido úrico en sangre.
¿Se puede realizar ejercicio ligero durante un episodio agudo de gota?Durante un episodio agudo, se debe evitar el ejercicio intenso, pero se puede realizar actividad ligera como caminar lentamente para promover la circulación sanguínea. La articulación afectada debe descansar completamente y evitar la presión; si el dolor es severo, se recomienda reposo en cama hasta que los síntomas mejoren, y reanudar el ejercicio posteriormente.
¿Es necesario realizar controles periódicos de función hepática y renal si se toman medicamentos para reducir el ácido úrico a largo plazo?Sí. Los medicamentos para reducir el ácido úrico, como el alopurinol o el febuxostat, pueden afectar la función hepática y renal, por lo que se recomienda realizar análisis de sangre cada 3-6 meses para monitorear estos órganos. En casos de antecedentes de insuficiencia renal, el médico puede ajustar la dosis o seleccionar otros tratamientos.
¿El clima frío o la humedad pueden desencadenar ataques de gota?Los cambios climáticos pueden inducir ataques de gota, ya que las bajas temperaturas facilitan la cristalización del ácido úrico. La humedad fría puede causar contracción de los tejidos alrededor de las articulaciones, agravando el dolor. Se recomienda mantener una temperatura ambiente adecuada, usar calefactores o ropa abrigada, y seguir un tratamiento regular para mantener estables los niveles de ácido úrico.