Resumen de la varicela

La varicela es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la varicela-zóster (VZV), que se transmite principalmente a través de gotas respiratorias o contacto con exudados de las lesiones cutáneas. Esta enfermedad es extremadamente común en niños, pero en adultos puede causar síntomas más graves. Aunque la vacunación ha reducido la incidencia, comprender sus características básicas sigue siendo crucial para la prevención y el manejo de la infección.

La enfermedad se caracteriza por una erupción cutánea generalizada y ampollas, con un período de incubación de aproximadamente 10 a 21 días. Tras la aparición de síntomas prodómicos como fiebre y fatiga, la piel desarrolla enrojecimiento que evoluciona a ampollas. Aunque la mayoría de los pacientes se recuperan espontáneamente, las complicaciones como infecciones bacterianas secundarias o neumonía deben tomarse en serio. Este artículo analizará sistemáticamente sus causas, síntomas, métodos de diagnóstico y medidas preventivas, proporcionando un marco de conocimiento completo.

Causas y factores de riesgo

El virus de la varicela-zóster es el único agente etiológico de esta enfermedad. Se transmite mediante gotitas expulsadas al toser o estornudar de un paciente, o por contacto con ropa o utensilios contaminados. Tras ingresar al cuerpo, el virus entra en un período de latencia, durante el cual el paciente aún no presenta síntomas pero ya es contagioso. El virus se replica en grandes cantidades en el organismo, y la activación del sistema inmunológico provoca los síntomas típicos.

Los grupos de riesgo incluyen principalmente a niños no vacunados, inmunodeprimidos (como pacientes en quimioterapia), mujeres embarazadas y cuidadores de pacientes infectados a largo plazo. Es importante destacar que la infección en embarazadas puede causar síndrome de varicela congénita en el feto, incluyendo retinopatía o anomalías cerebrales. Además, si no se desarrolla inmunidad tras el contacto con el virus, la tasa de transmisión en familiares puede superar el 90%.

Síntomas

Los síntomas típicos se dividen en período prodómico y fase de erupción. La fase prodómica dura aproximadamente 1-2 días, durante los cuales el paciente puede experimentar fiebre baja, dolor de cabeza y pérdida del apetito. Posteriormente, la piel comienza a enrojecerse y en 24 horas se transforman en ampollas llenas de líquido, que finalmente se secan formando costras. La erupción suele extenderse en orden desde la cabeza hacia el tronco y las extremidades, y diferentes etapas pueden coexistir en la piel.

En casos graves, pueden aparecer complicaciones como fiebre persistente, infecciones bacterianas de la piel, dificultad respiratoria por neumonía o confusión mental por encefalitis. Cuando las ampollas se rompen y no se cuidan adecuadamente, pueden infectarse con bacterias, causando celulitis o cicatrices. Los adultos suelen presentar dolores musculares y fiebre alta, y los síntomas suelen ser más severos que en los niños.

Diagnóstico

El diagnóstico clínico se basa principalmente en la observación de los síntomas y las características de las lesiones cutáneas. Los médicos suelen confirmar el estadio de las ampollas mediante inspección visual. En casos sospechosos de complicaciones o con diagnóstico incierto, se pueden realizar análisis de sangre para medir niveles de anticuerpos o recoger muestras de las lesiones para cultivo viral. Los pacientes inmunodeprimidos requieren análisis de laboratorio más detallados para evaluar la gravedad de la enfermedad.

El diagnóstico diferencial debe distinguirse de otras enfermedades de la piel similares, como herpes zóster, alergias a medicamentos o sífilis. Si el paciente tiene antecedentes de vacunación pero presenta síntomas, puede ser necesario realizar una prueba de PCR para confirmar si la infección es por la cepa vacunada o por la cepa salvaje. En niños con dificultad respiratoria o convulsiones, se debe realizar una evaluación por imágenes para descartar encefalitis.

Opciones de tratamiento

El tratamiento se centra en aliviar los síntomas. Se recomienda el aislamiento en casa y el manejo de los síntomas en niños en edad preescolar. Los antipiréticos como el paracetamol pueden aliviar la fiebre y el malestar, pero se debe evitar la aspirina para prevenir el síndrome de Reye. Los antivirales como el aciclovir son más efectivos si se administran dentro de las 72 horas posteriores al inicio de los síntomas, especialmente en grupos de alto riesgo.

En cuanto al cuidado de la piel, las compresas frías y los baños con calamina pueden reducir la picazón, y se deben recortar las uñas para evitar que el paciente se rasque las ampollas. Las complicaciones graves, como infecciones bacterianas de la piel, requieren antibióticos. La neumonía puede requerir hospitalización y oxigenoterapia. La inmunoglobulina puede administrarse en contactos de alto riesgo dentro de las 96 horas posteriores a la exposición para profilaxis post-exposición.

Prevención

La vacuna contra la varicela es la principal medida preventiva. El esquema estándar consiste en dos dosis: la primera a los 12-15 meses y la segunda entre los 4 y 6 años. La vacunación proporciona más del 90% de protección, y los efectos secundarios suelen ser leves, similares a síntomas leves, mucho menos graves que la infección natural. Después de la vacunación, se debe monitorear los niveles de anticuerpos, especialmente en inmunodeprimidos, para ajustar la estrategia de inmunización.

Las medidas de aislamiento son fundamentales para controlar la transmisión. Los pacientes deben estar aislados hasta que todas las lesiones se hayan cubierto de costras, y las instituciones educativas y de cuidado infantil deben exigir comprobantes de vacunación. Los grupos de alto riesgo, como mujeres embarazadas y no vacunados, deben recibir inmunoglobulina lo antes posible tras el contacto. Las medidas higiénicas en lugares públicos, como el lavado frecuente de manos y la limpieza regular de superficies, ayudan a reducir la supervivencia del virus.

¿Cuándo debe consultar al médico?

Debe buscar atención médica de inmediato si presenta: fiebre superior a 39°C que dura más de 48 horas, lesiones que supuran o muestran signos de infección, dificultad para respirar o dolor en el pecho, confusión mental o vómitos persistentes. Pacientes con afecciones cutáneas o enfermedades autoinmunes deben consultar incluso con síntomas leves. Las embarazadas que sospechen de infección deben acudir rápidamente para evaluar el riesgo para el feto.

En adultos, si aparecen dolor de cabeza acompañado de visión borrosa, expansión de infecciones cutáneas o fiebre superior a 3 días, puede indicar complicaciones como infección bacteriana o encefalitis, y se requiere tratamiento con antibióticos o ingreso hospitalario. La aparición de fiebre alta o erupción extensa tras la vacunación también requiere atención médica para confirmar si es una reacción a la vacuna.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué riesgos potenciales tiene la infección por varicela durante el embarazo para el feto?

La infección por varicela en las primeras semanas de embarazo (primeros 20 semanas) puede aumentar el riesgo de síndrome de varicela congénita en el feto, incluyendo defectos en las extremidades o cicatrices en la retina. La infección en etapas posteriores puede causar síndrome de varicela neonatal. Se recomienda confirmar el estado de inmunidad antes del embarazo y, si se expone a la varicela durante el embarazo, acudir rápidamente al médico para evaluación.

¿Las personas vacunadas contra la varicela aún pueden infectarse?

Después de la vacunación, aproximadamente el 90-95% de las personas adquieren inmunidad, pero aún puede ocurrir infección en algunos casos debido a la insuficiencia de la eficacia de la vacuna. Si ocurre, generalmente los síntomas son mucho más leves, con menos lesiones y menos picazón. Se recomienda evitar el contacto con casos confirmados y observar cuidadosamente cualquier cambio en el cuerpo.

¿Cómo aliviar de manera segura los síntomas de picazón en la varicela? ¿Qué métodos no se deben usar?

Se pueden usar compresas frías, baños de avena o antihistamínicos de venta libre para aliviar la picazón, y se debe evitar rascarse para prevenir cicatrices. No se recomienda el uso de medicamentos que contienen ácido salicílico (como la aspirina), ya que pueden inducir el síndrome de Reye. Mantener las uñas cortas y la piel limpia también ayuda a reducir el riesgo de infecciones secundarias.

¿Se puede volver a hacer ejercicio inmediatamente después de recuperarse de la varicela? ¿Qué actividades se deben evitar?

Se recomienda descansar al menos 1-2 semanas después de la recuperación antes de reanudar actividades físicas leves, evitando ejercicios intensos que puedan elevar la temperatura corporal y retrasar la cicatrización o aumentar la picazón. Las actividades de contacto deben posponerse hasta que todas las lesiones hayan formado costras para evitar que las heridas en la piel se rasguen o infecten durante el contacto.

¿Es más peligroso que los adultos contraen varicela en comparación con los niños?

La infección por varicela en adultos tiene un riesgo de complicaciones 2-5 veces mayor que en los niños, pudiendo causar neumonía, encefalitis o sepsis. Las personas con sistema inmunológico debilitado o con enfermedades crónicas deben tener especial precaución. Se recomienda administrar inmunoglobulina o antivirales dentro de las 48 horas posteriores al contacto para reducir el riesgo.

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