Causas del dengue

El dengue es una enfermedad infecciosa aguda causada por el virus del dengue, cuya etiología involucra múltiples factores biológicos, ambientales y sociales complejos. El virus se transmite principalmente a través de la picadura de mosquitos vectores infectados (Aedes aegypti y Aedes albopictus), y la gravedad de la enfermedad está estrechamente relacionada con el tipo de cepa viral, el estado inmunológico del huésped y las condiciones ambientales. Comprender estos factores ayuda a diseñar estrategias de prevención efectivas y medidas de salud pública.

La cadena de transmisión del dengue involucra tres componentes centrales: los mosquitos portadores del virus, los humanos como huéspedes infectados y las condiciones ambientales. El ciclo del virus entre mosquitos y humanos depende de factores como la densidad de vectores, la densidad poblacional y los cambios climáticos. Aunque los factores genéticos no son la principal causa de riesgo, las diferencias en la respuesta inmunitaria individual pueden influir en la gravedad de la enfermedad. A continuación, se profundiza en estos factores clave desde diferentes perspectivas.

Factores genéticos y familiares

Aunque los factores genéticos no son la vía directa de transmisión del dengue, las variaciones en los genes individuales sí afectan la manifestación clínica tras la infección. Estudios muestran que ciertos genotipos de antígenos leucocitarios humanos (HLA) pueden aumentar el riesgo de formas severas, como HLA-B*13:02 y su asociación con el dengue hemorrágico. Además, genes relacionados con la inmunidad innata (como las polimorfismos en receptores Toll-like) pueden disminuir la capacidad del huésped para reconocer rápidamente el virus.

El historial familiar en ciertos grupos puede reflejar la interacción entre predisposición genética y exposición ambiental. Por ejemplo, algunos grupos asiáticos, debido a su larga historia en áreas endémicas, podrían haber desarrollado mecanismos de resistencia parcial, aunque esto no elimina completamente el riesgo de infección. Es importante destacar que los factores genéticos generalmente tienen un impacto menor en la gravedad de la enfermedad en comparación con los factores ambientales y conductuales, por lo que las medidas de salud pública siguen centradas en el control ambiental.

Factores ambientales

Las condiciones climáticas son determinantes clave en la reproducción de los mosquitos. Un aumento de 1°C en la temperatura puede reducir en 2-3 días el ciclo de vida del mosquito, y una humedad relativa superior al 60% aumenta significativamente la supervivencia del vector. En procesos de urbanización, los recipientes con agua estancada (como neumáticos abandonados y canaletas de lluvia) se convierten en criaderos de mosquitos, especialmente en áreas periurbanas, creando un efecto de «punto caliente» urbano. Por ejemplo, durante la temporada de lluvias en ciudades subtropicales, la densidad de mosquitos puede aumentar de 3 a 5 veces, elevando directamente el riesgo de transmisión.

  • El calentamiento global amplía el rango geográfico de distribución de los mosquitos, permitiendo que regiones anteriormente no endémicas (como áreas de alta altitud) presenten casos.
  • La urbanización y la mala gestión de residuos generan una doble presión ambiental que favorece la proliferación de vectores.
  • Eventos climáticos extremos, como lluvias intensas tras períodos de sequía, pueden crear acumulaciones de agua irregulares que sirven como criaderos temporales pero densos.

La planificación urbana y la infraestructura también juegan roles críticos. Las comunidades con sistemas de drenaje deficientes tienen una densidad de mosquitos de 4 a 7 veces superior a las ciudades modernas. La gestión inadecuada del riego agrícola, como en los campos de arroz y canales de irrigación, puede convertirse en grandes criaderos, especialmente en regiones asiáticas productoras de arroz.

Estilo de vida y factores conductuales

Los patrones de comportamiento diario de las personas influyen directamente en el riesgo de infección. La falta de medidas preventivas, como mosquiteros o repelentes, puede duplicar o triplicar la tasa de infección en comparación con quienes las usan regularmente. En zonas tropicales, las actividades al aire libre en horarios de alta actividad de los mosquitos (amanecer y atardecer) aumentan la probabilidad de contagio. Los hábitos de higiene en el hogar, como no eliminar recipientes con agua estancada, también elevan el riesgo de criaderos de mosquitos.

La movilidad poblacional es otro factor conductual importante. Los viajeros internacionales pueden introducir el virus en áreas no endémicas, y si estas zonas tienen condiciones favorables para los mosquitos, puede desencadenar brotes. El trabajo en zonas rurales o en actividades agrícolas en áreas selváticas también aumenta la exposición. Además, las desigualdades socioeconómicas entre zonas urbanas y rurales, que afectan las condiciones sanitarias, hacen que las comunidades de bajos ingresos tengan tasas de infección 2 a 4 veces mayores que las zonas circundantes.

Otros factores de riesgo

La «efecto de primoinfección con diferentes serotipos» es clave en la gravedad. Cuando una persona se infecta por segunda vez con un serotipo distinto, el sistema inmunológico puede producir anticuerpos no neutralizantes que facilitan la entrada del virus en macrófagos, aumentando el riesgo de dengue hemorrágico. Este mecanismo inmunológico explica por qué en comunidades con altas tasas de reinfección, la proporción de casos severos es mayor.

Las áreas con recursos médicos limitados presentan mayor riesgo de complicaciones. La falta de diagnóstico oportuno y tratamiento de soporte puede conducir a desórdenes metabólicos o hemorragias incontroladas. Además, la co-infección con otros virus, como Zika, puede agravar los síntomas, aunque estas situaciones son menos frecuentes. La urbanización y los cambios en el uso del suelo también representan riesgos emergentes. La construcción de infraestructuras a gran escala, como carreteras que alteran ecosistemas naturales, puede reducir los hábitats de depredadores naturales, aumentando la densidad de mosquitos. El efecto de isla de calor urbano eleva las temperaturas locales, prolongando la temporada de transmisión. Todos estos factores deben considerarse en las estrategias de gestión ambiental.

El origen del dengue resulta de la interacción de múltiples factores: las características genéticas del virus determinan su potencial de transmisión, las condiciones ambientales controlan la densidad de vectores, los comportamientos humanos afectan la exposición, y las diferencias inmunitarias influyen en la gravedad clínica. Solo mediante una estrategia integrada que incluya mejoras en la higiene ambiental, educación comunitaria en prevención y sistemas de monitoreo en tiempo real, se puede reducir efectivamente la carga global de esta enfermedad.

 

Preguntas frecuentes

¿Por qué el dengue es más frecuente en temporadas de lluvias o en regiones cálidas?

Los mosquitos vectores del dengue (Aedes aegypti y Aedes albopictus) se reproducen más rápidamente en ambientes cálidos y húmedos. Los recipientes con agua estancada, como macetas y objetos abandonados, acumulan agua durante la temporada de lluvias. El aumento de la temperatura también incrementa la actividad de los mosquitos, acortando su ciclo de transmisión y facilitando la propagación de brotes en condiciones climáticas favorables.

¿Por qué algunas personas presentan síntomas leves y otras desarrollan formas severas tras infectarse de dengue?

La gravedad de los síntomas depende de la inmunidad individual, el tipo de serotipo viral y si la persona ha sido infectada previamente con otro serotipo. La infección previa puede inducir un fenómeno de «potenciación dependiente de anticuerpos», que agrava la enfermedad en reinfecciones. La edad avanzada, las enfermedades de base y la inmunosupresión también aumentan el riesgo de complicaciones graves como el shock hemorrágico.

¿Por qué no se deben usar aspirina u otros AINEs para reducir la fiebre del dengue?

Los AINEs pueden empeorar las alteraciones en la coagulación asociadas con el dengue, aumentando el riesgo de hemorragias internas. Se recomienda usar paracetamol para reducir la fiebre y vigilar signos de sangrado o plaquetopenia. Los pacientes deben seguir las indicaciones médicas y evitar automedicarse.

¿La vacuna contra el dengue es adecuada para todas las edades? ¿Puede prevenir completamente la enfermedad?

La vacuna aprobada en Taiwán (Tamarix) se recomienda solo para personas de 9 a 45 años que hayan tenido infecciones previas por dengue. La vacunación en personas sin antecedentes de infección puede aumentar el riesgo de formas severas. Es necesario realizar pruebas serológicas para confirmar la historia de infección. La protección de la vacuna es de aproximadamente 60-90%, pero no previene completamente la infección, por lo que las medidas preventivas contra los mosquitos deben mantenerse.

¿Cómo evitar la transmisión intrafamiliar cuando hay un paciente con dengue?

Durante la fiebre, el paciente debe usar mosquiteros para evitar picaduras, ya que los mosquitos vectores son activos durante el día. Se deben reforzar las medidas de control en interiores, como usar repelentes eléctricos y eliminar recipientes con agua estancada. Los contactos cercanos deben adoptar medidas preventivas y acudir al médico ante síntomas como fiebre o dolor de cabeza, informando sobre posibles contactos para facilitar el diagnóstico temprano.

Dengue Fever