La artritis es una enfermedad crónica caracterizada principalmente por inflamación de las articulaciones, que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo. No solo causa dolor y limitaciones en la movilidad, sino que también puede desencadenar problemas de salud sistémicos. Existen decenas de tipos de artritis, siendo los más comunes la osteoartritis y la artritis reumatoide. Comprender sus mecanismos patológicos, síntomas y tratamientos es clave para retrasar su progresión y mejorar la calidad de vida.
La medicina moderna ha pasado de tratar la artritis solo con alivio de síntomas a una gestión integral que incluye medicación, rehabilitación física y cirugía. El diagnóstico temprano y los cambios en el estilo de vida pueden retardar la destrucción articular, pero muchas personas subestiman su gravedad. Este artículo analiza sistemáticamente las causas, manifestaciones clínicas, procesos diagnósticos y las estrategias terapéuticas más recientes, ayudando a los lectores a establecer un conocimiento correcto sobre la enfermedad.
El desgaste natural del cartílago articular es la causa principal de la osteoartritis. Con la edad, la disminución de proteoglicanos y fibras de colágeno en el cartílago reduce la protección de la superficie articular. Esta degeneración fisiológica suele afectar las rodillas, caderas y columna vertebral, formando osteofitos y estrechamiento del espacio articular. La presión mecánica repetida (como el sobrepeso) acelera este proceso, creando un ciclo vicioso.
La artritis autoinmunitaria está relacionada con ciertos polimorfismos genéticos, como el gen HLA-DR4, que tiene una asociación del 60% con la artritis reumatoide. La activación anormal del sistema inmunológico provoca que las células T y B ataquen erróneamente la membrana sinovial, causando sinovitis y neovascularización, lo que finalmente destruye la estructura articular. Este proceso inflamatorio crónico libera enzimas como las metaloproteinasas de matriz (MMPs), que aceleran la descomposición de tejidos.
Los pacientes suelen quejarse de rigidez matutina, que en la osteoartritis suele durar menos de 30 minutos, mientras que en la artritis reumatoide puede extenderse varias horas. La inflamación articular suele acompañarse de aumento de volumen y líquido en la articulación, con sensación de calor y sensibilidad a la palpación. En la osteoartritis, los ruidos de roce durante el movimiento (crujido articular) son hallazgos típicos en la auscultación.
La artritis idiopática juvenil puede acompañarse de fiebre y linfadenopatía, mientras que la gota presenta ataques agudos en una sola articulación, con enrojecimiento y congestión local. La espondiloartritis (como la espondiloartritis anquilosante) afecta principalmente las articulaciones axiales (columna vertebral y articulaciones sacroilíacas), con rigidez matutina.
El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada, incluyendo duración de los síntomas, patrón del dolor y antecedentes familiares. La exploración física evalúa rango de movimiento, puntos dolorosos y grado de inflamación, como la prueba de Geberth para la muñeca. El médico combina las características clínicas con pruebas complementarias según los criterios de la Academia Americana de Reumatología.
Las radiografías muestran osteofitos y estrechamiento del espacio articular, mientras que la resonancia magnética puede detectar daños en el cartílago y edema óseo en etapas tempranas. La presencia de factor reumatoide (FR) y anticuerpos anti-CCP es indicativa en la artritis reumatoide. Los marcadores de inflamación como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR) aumentan en presencia de inflamación activa.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) alivian el dolor y la inflamación, pero su uso prolongado puede causar efectos adversos gastrointestinales. Los fármacos modificadores de la enfermedad (DMARDs), como el metotrexato, suprimen la respuesta inmunitaria. Los biológicos (como los inhibidores de TNF-α) actúan sobre vías específicas de inflamación y se usan en casos resistentes a tratamientos convencionales.
La fisioterapia incluye ejercicios acuáticos y fortalecimiento muscular para mantener la movilidad y reducir la carga en las articulaciones. Los pacientes con gonartrosis pueden usar ayudas para caminar y órtesis para estabilizar las articulaciones inestables. La pérdida de peso, incluso un 5%, reduce significativamente la carga en las rodillas, siendo una parte fundamental del tratamiento basado en cambios en el estilo de vida.
La artroplastia total de cadera o rodilla es el tratamiento estándar en etapas avanzadas de osteoartritis, restaurando la función articular y mejorando la calidad de vida. La artroscopia permite limpiar fragmentos óseos o reparar daños en el cartílago, con técnicas mínimamente invasivas que reducen el tiempo de recuperación. La terapia con células madre autólogas muestra potencial en casos severos de artritis reumatoide.
El ejercicio aeróbico de bajo impacto, como natación y ciclismo, fortalece los músculos periarticulares y reduce la carga en las articulaciones. Mantener un peso corporal saludable disminuye la presión biomecánica en las extremidades inferiores; por cada kilogramo perdido, la carga en la rodilla disminuye en aproximadamente 4 kg. Evitar movimientos repetitivos prolongados, como levantar objetos pesados o agacharse repetidamente, también ayuda a prevenir la progresión.
Los ácidos grasos Omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón, nueces y semillas de lino, tienen efectos antiinflamatorios. La vitamina D, si está deficiente, aumenta el riesgo de artritis, por lo que se recomienda mantener niveles por encima de 30 ng/mL. La glucosamina y el sulfato de condroitina pueden aliviar el dolor en algunos casos de osteoartritis según algunos estudios.
Se debe acudir al médico si el dolor articular persiste más de 2 semanas sin mejoría, o si la rigidez matutina dura más de 30 minutos diariamente. La inflamación con aumento de temperatura y enrojecimiento puede indicar una reacción inflamatoria aguda. Si los síntomas afectan las actividades diarias, como subir escaleras, una evaluación profesional puede prevenir daños permanentes en la función articular.
Los pacientes con artritis reumatoide que presentan pérdida de peso inexplicada o fatiga deben evaluar la actividad de la enfermedad. En niños, la inflamación persistente por más de 3 semanas requiere descartar artritis idiopática juvenil. En ancianos, la disminución inexplicada de la movilidad debe investigarse para descartar espondiloartropatías o estenosis espinal.
Ejercicios aeróbicos de bajo impacto como natación, aeróbicos acuáticos o ciclismo fortalecen los músculos y reducen la carga en las articulaciones. El yoga y el tai chi mejoran la flexibilidad y el equilibrio. Se recomienda evitar movimientos de alto impacto como saltar y ajustar la intensidad en caso de dolor.
¿Cómo ayuda la alimentación a aliviar la inflamación en la artritis?El consumo de pescados grasos ricos en Omega-3 (como el salmón), nueces y semillas de lino puede reducir la inflamación. También se recomienda aumentar alimentos antioxidantes como arándanos y espinacas, y reducir azúcares refinados y grasas saturadas para disminuir los factores inflamatorios en el cuerpo.
¿El uso prolongado de analgésicos puede empeorar la artritis?Los analgésicos y AINEs pueden causar irritación gastrointestinal o problemas renales, pero no empeoran directamente la artritis. Sin embargo, un uso excesivo puede llevar a una mala percepción de la gravedad de la enfermedad, por lo que deben usarse bajo supervisión médica, complementados con terapias físicas y otros tratamientos.
¿El clima realmente afecta el dolor de la artritis?Algunos pacientes reportan que el clima húmedo y frío aumenta el dolor, pero la evidencia científica no confirma una relación directa. Se recomienda mantener un tratamiento regular y medidas de protección térmica para manejar los síntomas, sin atribuirlo únicamente a cambios climáticos.
¿Los jóvenes pueden desarrollar artritis reumatoide?La artritis reumatoide puede afectar a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 40 y 60 años. La presencia de dolor y hinchazón simétricos en las articulaciones pequeñas, como las de las manos, en personas jóvenes, requiere evaluación temprana para evitar retrasos en el diagnóstico y tratamiento.