La nutrición parenteral (NP) es un método de tratamiento que suministra directamente los nutrientes necesarios al cuerpo a través de la vena, principalmente utilizado en pacientes que no pueden ingerir o absorber suficiente nutrición por vía oral o intestinal. Esta terapia puede proporcionar soporte nutricional completo, incluyendo carbohidratos, proteínas, grasas, electrolitos y vitaminas, asegurando que el paciente mantenga las necesidades metabólicas básicas y la reparación tisular durante enfermedades o cirugías.
El núcleo del tratamiento consiste en simular la absorción intestinal, entregando los nutrientes directamente a la sangre, siendo adecuada para pacientes con severas disfunciones digestivas o ayuno prolongado. Los médicos elaboran fórmulas personalizadas según la edad, peso y gravedad de la enfermedad del paciente para evitar desnutrición o alteraciones metabólicas.
La nutrición parenteral se divide principalmente en «nutrición total» y «suplementación parcial». La «nutrición total» incluye todos los nutrientes esenciales y es adecuada para pacientes que no pueden comer en absoluto; la «suplementación parcial» se enfoca en reponer nutrientes específicos en caso de deficiencias. Su mecanismo consiste en administrar la solución nutritiva mediante un catéter central, siendo utilizada por las células para apoyar la reparación de tejidos y funciones inmunológicas.
La composición de la fórmula incluye glucosa para energía, aminoácidos para síntesis proteica, emulsiones grasas que suministran ácidos grasos esenciales, además de electrolitos para mantener el equilibrio de líquidos. Las vitaminas y minerales aseguran el funcionamiento normal de los procesos metabólicos. El proceso requiere monitoreo estricto de la glucosa en sangre, función hepática y lípidos sanguíneos para evitar disfunciones metabólicas.
Se indica principalmente en pacientes con pérdida o daño severo de la función intestinal, como síndrome de intestino corto, quemaduras graves, malabsorción postquimioterapia, entre otros. También se emplea en la recuperación postoperatoria o en pacientes en coma prolongado para mantener el estado nutricional. Además, anomalías metabólicas congénitas o síndrome de malabsorción grave son indicaciones importantes.
Cuando la ingesta de alimentos por enfermedad o tratamiento cae por debajo del 60% de las necesidades durante más de una semana, se cumple con la condición para iniciar la nutrición parenteral. Por ejemplo, en fases agudas de pancreatitis o en brotes severos de enfermedad de Crohn, donde el intestino no puede soportar la digestión normal, se requiere dependencia total de la nutrición intravenosa.
El tratamiento generalmente se administra mediante un catéter central (como Hickman o PICC), con dosis diarias calculadas según el peso del paciente. La fórmula básica para adultos suele contener 3-4 g/kg de aminoácidos, con un 60-70% de las calorías provenientes de glucosa, y las emulsiones grasas aportan el 30% de las calorías. En niños y pacientes especiales, la fórmula se ajusta en proporciones.
La velocidad de infusión debe ser lenta y constante. La terapia de nutrición total generalmente dura varias semanas o meses, mientras que la suplementación parcial puede ser solo a corto plazo. Los médicos ajustan la fórmula semanalmente según los resultados del monitoreo de glucosa, lípidos y función hepática.
En pacientes con quemaduras graves o tras cirugías mayores, puede acortar significativamente el tiempo de recuperación. Comparada con la nutrición enteral, evita completamente la carga sobre el intestino, siendo especialmente útil en casos de obstrucción intestinal total o pérdida de función intestinal.
Riesgos graves incluyen:
Los efectos secundarios comunes incluyen flebitis, alteraciones en el metabolismo lipídico o intoxicación por micronutrientes. El uso prolongado puede causar colestasis o osteoporosis, por lo que se requiere seguimiento regular de la función hepática y la densidad ósea.
Las contraindicaciones incluyen insuficiencia hepática grave, hiperglucemia o hipertrigliceridemia no controladas, y pacientes con infecciones no controladas del catéter central. Aquellos con trastornos de coagulación deben usarse con precaución, debido al riesgo de trombosis. Mujeres embarazadas o pacientes con insuficiencia renal severa necesitan ajustar la fórmula.
Durante el tratamiento, se debe monitorear signos vitales y glucosa diariamente, y realizar análisis de sangre semanales para función hepática, electrolitos y función renal. En caso de fiebre, enrojecimiento en el sitio de punción o cambios en el estado de conciencia, se debe suspender inmediatamente y evaluar posibles infecciones.
Al usar junto con quimioterapia, es necesario ajustar la fórmula nutritiva para evitar interferencias en el metabolismo de los medicamentos. Al usar antibióticos, se debe tener en cuenta la compatibilidad con los componentes de la solución, por ejemplo, los aminoglucósidos pueden aumentar la hepatotoxicidad. Los diuréticos requieren ajuste en la reposición de electrolitos.
Al usar inmunosupresores, se debe monitorear la función hepática, ya que algunos medicamentos pueden interferir con el metabolismo de vitaminas. Los pacientes que reciben radioterapia también necesitan una suplementación antioxidante adicional para reducir el daño tisular.
Estudios clínicos muestran que la nutrición parenteral puede aumentar la tasa de supervivencia en pacientes con síndrome de intestino corto en un 40-60%. Tras cirugías abdominales mayores, el uso de esta terapia reduce en promedio 5-7 días la estancia hospitalaria. Las fórmulas de larga duración pueden disminuir la tasa de complicaciones infecciosas a menos del 12%.
En pacientes pediátricos, el índice de crecimiento y desarrollo puede recuperar más del 85% de la curva normal. Estudios multicéntricos confirman que fórmulas estandarizadas mantienen la incidencia de esteatosis hepática por debajo del 15%, siendo clave la monitorización precisa y el ajuste de fórmulas.
La nutrición enteral (NE) es la principal alternativa, suministrada mediante sonda nasogástrica o gastrostomía. Los suplementos orales son adecuados para pacientes con malnutrición leve. En casos especiales, se puede emplear una combinación de nutrición enteral y parenteral, como en pacientes con recuperación parcial de la función intestinal.
Para soporte nutricional a corto plazo, se puede considerar la combinación de nutrición enteral con ingesta oral. Sin embargo, en casos de obstrucción intestinal total o durante quimioterapia, la nutrición parenteral sigue siendo la única opción. Los médicos decidirán la estrategia en función del potencial de recuperación intestinal y la gravedad de la enfermedad.
Los pacientes deben seguir estrictamente las instrucciones de higiene del equipo médico, incluyendo lavarse las manos cuidadosamente o usar gel desinfectante antes de tocar el catéter. Revisar diariamente el sitio de punción en busca de enrojecimiento, secreciones o fiebre, y mantener el apósito seco y limpio. Para cambiar el apósito o manipular el catéter, usar técnicas asépticas. Si aparecen síntomas de infección, informar inmediatamente al personal médico.
¿Cómo manejar las alteraciones en los niveles de glucosa durante la terapia?Es necesario monitorear regularmente los niveles de glucosa en sangre, especialmente en pacientes con diabetes o alteraciones metabólicas. El nutricionista ajustará la concentración de glucosa y la dosis de insulina según los datos. Los pacientes no deben modificar la velocidad de infusión o la fórmula por sí mismos y deben informar de inmediato si presentan mareo, poliuria u otros síntomas.
¿Qué problemas óseos pueden surgir en pacientes que reciben nutrición parenteral a largo plazo?El tratamiento prolongado puede causar osteoporosis. Se recomienda realizar densitometrías óseas periódicamente. El médico puede prescribir suplementos de calcio y vitamina D, además de recomendar ejercicio de carga moderada. En caso de antecedentes de fracturas o signos de pérdida ósea, el equipo médico ajustará la fórmula para fortalecer la salud ósea.
¿Qué hacer si se detecta alteración en la función hepática durante la tratamiento?Es importante realizar análisis de sangre periódicos para evaluar enzimas hepáticas como ALT, ALP o bilirrubina. Si los valores aumentan, el médico puede suspender o modificar la dosis de emulsiones grasas y vitaminas. Se recomienda evitar medicamentos que afecten el hígado y seguir una dieta baja en grasas para reducir la carga hepática.
¿Cómo mantener la permeabilidad del catéter subcutáneo durante la nutrición parenteral?Se debe enjuagar diariamente con suero fisiológico según indicaciones médicas para evitar la coagulación y obstrucción del catéter. Si se detecta resistencia en la infusión o retención de líquidos, verificar la posición del catéter y contactar al personal médico para una revisión profesional. Evitar la presión excesiva o tirar del catéter para prevenir lesiones vasculares.