El examen de ultrasonido de tiroides es una técnica de diagnóstico no invasiva que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para generar imágenes en tiempo real del tejido tiroideo. Este examen se emplea para evaluar nódulos tiroideos, inflamación u otras anomalías estructurales, ayudando a los médicos a determinar la naturaleza de las lesiones. Sus ventajas incluyen ser indoloro y repetible, siendo comúnmente utilizado como una herramienta de detección inicial en enfermedades tiroideas.
El procedimiento es realizado por un tecnólogo en radiología, y el paciente debe estar acostado de espaldas con el cuello expuesto. La duración del examen es aproximadamente de 15 a 30 minutos. Las imágenes obtenidas muestran la densidad del tejido, la distribución del flujo sanguíneo y anomalías en la forma, proporcionando información clave para el tratamiento posterior.
El ultrasonido de tiroides se divide en dos categorías principales: "ultrasonido en escala de grises" y "imagen de flujo Doppler en color". El modo en escala de grises muestra la estructura del tejido en blanco y negro, mientras que el Doppler en color permite rastrear la dinámica del flujo sanguíneo. Las ondas sonoras emitidas por el aparato penetran en el tejido y las ondas reflejadas se convierten en imágenes bidimensionales o tridimensionales mediante una computadora.
Esta tecnología aprovecha las diferencias en la reflexión de las ondas sonoras por diferentes tejidos, sin riesgo de exposición a radiación ionizante. Al examinar un nódulo, se observa la claridad de sus bordes, la distribución de calcificaciones y la concentración de flujo sanguíneo, características que ayudan a distinguir lesiones benignas de malignas.
Principalmente se emplea para evaluar la morfología de los nódulos tiroideos, determinar el grado de inflamación en casos de inflamación subaguda o tiroiditis de Hashimoto. Cuando la exploración clínica revela anomalías o los niveles de TSH en sangre son anormales, se suele programar este examen.
Además, es la primera opción para el seguimiento postoperatorio de cáncer de tiroides, detección de ganglios linfáticos agrandados o quistes tiroideos sospechosos. En algunos casos, se combina con gammagrafía con yodo radiactivo para mejorar la precisión diagnóstica.
Durante el examen, el paciente debe retirar accesorios del cuello, aplicar gel y presionar suavemente con la sonda sobre la piel para realizar el escaneo. No se aplica una dosis en el sentido tradicional, pero el médico ajustará el ángulo y la profundidad del escaneo según el tamaño del nódulo o la forma de la tiroides. La ecografía 3D puede requerir escaneos en múltiples ángulos con mayor precisión.
No es necesario ayuno ni preparación especial, aunque se recomienda evitar ropa de cuello alto. En grupos especiales como niños o pacientes con movimientos involuntarios, puede ser necesaria sedación breve, aunque esto no es habitual.
En comparación con la tomografía computarizada, el ultrasonido no emite radiación ionizante, siendo más seguro para mujeres embarazadas o menores de edad. Su alta resolución permite detectar nódulos menores de 5 mm, una ventaja difícil de lograr con otras técnicas de imagen.
La mayoría de los pacientes solo experimentan una ligera incomodidad por la presión del transductor, y algunos pueden sentir dolor de cuello temporal por estiramiento excesivo. El examen en sí no causa daño tisular, pero en pacientes con implantes metálicos o audífonos electrónicos, se debe evaluar previamente la seguridad con el médico.
Advertencia importante: Los resultados deben interpretarse en conjunto con síntomas clínicos y análisis de sangre, ya que las imágenes por sí solas no pueden descartar completamente la posibilidad de cáncer. En casos especiales, puede ser necesaria una biopsia citológica adicional.
El paciente debe informar con anticipación si tiene antecedentes de cirugía en el cuello, implantes electrónicos o está embarazada. Antes del examen, se recomienda quitar collares metálicos para evitar interferencias en la imagen.
Las contraindicaciones incluyen quemaduras severas en el cuello o heridas abiertas, en cuyo caso se pueden emplear otras técnicas de imagen. Aquellos con alergia al gel de ultrasonido deben informar previamente para usar gel alternativo o medicación preventiva.
El ultrasonido en sí no interactúa con medicamentos o cirugías, pero los hallazgos pueden influir en las decisiones terapéuticas posteriores. Por ejemplo, la detección de un nódulo sospechoso puede requerir tratamiento con yodo radiactivo o cirugía.
Existe una relación secuencial con la biopsia con aguja fina (FNA), generalmente realizada después de la localización por ultrasonido. Cuando se combina con estudios de radiación, como gammagramas, proporciona información tanto estructural como funcional del tejido.
Numerosos estudios internacionales muestran que el ultrasonido tiene una sensibilidad superior al 95% para detectar nódulos tiroideos, diferenciando entre quísticos y sólidos. La Sociedad de Radiología de EE. UU. señala que la clasificación basada en características ultrasonográficas (como TI-RADS) puede elevar la precisión en la predicción de malignidad al 80-90%.
En la práctica clínica, la biopsia guiada por ultrasonido aumenta la tasa de diagnóstico correcto del 60% al 95%, convirtiéndose en la opción preferida en guías internacionales. Estudios a largo plazo muestran que el seguimiento periódico con ultrasonido permite detectar tempranamente el crecimiento de lesiones.
La gammagrafía con yodo radiactivo evalúa la función tiroidea, pero implica exposición a radiación. La tomografía computarizada (TC) puede mostrar detalles estructurales, pero con mayor dosis de radiación y costo. La resonancia magnética (RM) ofrece excelente resolución de tejidos blandos, aunque requiere más tiempo y no es adecuada para pacientes con implantes metálicos. La biopsia con aguja fina, un procedimiento invasivo, generalmente se realiza tras la detección de lesiones sospechosas por ultrasonido.
Por lo general, no es necesario ayunar ni suspender medicamentos antes del ultrasonido de tiroides, pero se recomienda usar ropa de apertura frontal para exponer el cuello. Si se realizan otros análisis de sangre simultáneamente, se deben seguir las instrucciones específicas. Si toma anticoagulantes orales o tiene antecedentes especiales, debe informar al personal médico con anticipación.
¿Qué sensación se experimenta durante el examen? ¿Causa dolor o incomodidad?El ultrasonido es indoloro y solo requiere que el paciente esté acostado de espaldas con el cuello expuesto. La sonda presiona suavemente sobre la piel para realizar el escaneo. Algunos pacientes pueden sentir una ligera presión, pero la mayoría lo tolera bien. La duración del examen es de aproximadamente 10 a 30 minutos, dependiendo de la complejidad de la lesión.
¿Qué precauciones se deben tomar después del examen? ¿Es necesario descansar?Después del examen, el paciente puede retomar sus actividades normales y comer sin restricciones. Si se realizó una biopsia con aguja fina, debe aplicar presión en la herida durante 15-20 minutos y evitar esfuerzos físicos intensos según indicaciones médicas. En caso de resultados anormales, el médico explicará los pasos a seguir o tratamientos necesarios.
¿Cuánto tiempo tarda en entregarse el informe del resultado? ¿Cómo se interpreta la precisión de los resultados?El informe generalmente se obtiene en 1 a 3 días hábiles, aunque casos complejos pueden tardar más. La precisión del diagnóstico depende de la experiencia del operador y la calidad del equipo, por lo que se recomienda acudir a un especialista en radiología o endocrinología. Para dudas sobre los resultados, se puede solicitar una segunda opinión o cruzar los datos con otros estudios.
¿La calidad del equipo de ultrasonido en diferentes hospitales afecta los resultados? ¿Cómo escoger un centro médico?La resolución del equipo puede influir en los detalles visibles, pero un médico experto puede compensar algunas diferencias. Al escoger un centro, se deben priorizar: 1) que sea operado por un médico con experiencia en tiroides 2) que utilice sondas de alta frecuencia (>7MHz) 3) que ofrezca informes en tiempo real. Los hospitales públicos o clínicas especializadas suelen tener procesos estandarizados y son opciones confiables.