La cirugía de extirpación venosa es un procedimiento quirúrgico utilizado principalmente para tratar várices severas en las extremidades inferiores. Este procedimiento consiste en remover la vena safena superficial dañada o las venas profundas para mejorar el flujo sanguíneo y aliviar los síntomas relacionados. Los pacientes que presentan úlceras cutáneas, tromboflebitis o inflamación recurrente debido a várices suelen ser candidatos adecuados.
El objetivo principal es restaurar la función de circulación venosa en las piernas y reducir el dolor, la hinchazón y la pigmentación causados por la congestión sanguínea. Comparado con terapias de compresión tradicionales o medicamentos, este procedimiento ofrece una solución más directa a la causa del problema.
La extirpación venosa se divide en técnicas tradicionales abiertas y tecnologías mínimamente invasivas modernas. La técnica convencional requiere incisiones grandes en la ingle y detrás de la rodilla para extraer directamente las venas dañadas; las técnicas mejoradas mínimamente invasivas utilizan catéteres o guía por imagen para reducir el daño tisular.
Su mecanismo consiste en eliminar las venas con válvula defectuosa, desviando la sangre hacia venas sanas en la periferia. La cirugía combina la ligadura de los vasos cercanos y la resección segmentada de las secciones afectadas, asegurando que la sangre fluya de manera eficiente hacia el corazón.
Se recomienda principalmente en casos de várices severas que causan úlceras cutáneas, inflamación crónica, tromboflebitis o cuando los tratamientos conservadores no han sido efectivos. También se considera en pacientes con insuficiencia venosa crónica grave y síntomas severos.
Es necesario que la condición sea confirmada mediante ecografía venosa, que las condiciones generales del paciente sean aptas para la cirugía y que otros tratamientos no invasivos hayan sido intentados sin éxito.
Normalmente, la cirugía se realiza bajo anestesia general o epidural, con una duración de aproximadamente 1-2 horas. El cirujano realiza incisiones en la ingle y en la pantorrilla, utilizando instrumentos especializados para separar progresivamente la vena desde su origen hasta su extremo distal y ligando las ramas venosas.
Las versiones mínimamente invasivas pueden usar guía por imagen o láser para reducir el daño tisular. Después de la operación, se recomienda usar medias de compresión elástica durante al menos 2 semanas y realizar controles periódicos.
En comparación con medicamentos o terapias de compresión, la cirugía ofrece mejoras inmediatas y duraderas, además de una reparación irreversible en venas estructuralmente dañadas.
Las complicaciones a corto plazo pueden incluir:
Advertencias importantes: El 0.5-1% de los pacientes pueden experimentar edema metabólico o hematomas subcutáneos postoperatorios, que se alivian con compresas frías y medias de compresión. En casos raros, puede persistir síntomas debido a restos venosos no completamente eliminados.
Antes de la cirugía, se debe descartar trastornos de la coagulación o diabetes no controlada. Mujeres embarazadas, pacientes con enfermedades cardíacas o pulmonares graves, o con antecedentes recientes de infecciones severas, deben evitar el procedimiento. Se recomienda suspender anticoagulantes como la aspirina 3 meses antes de la cirugía.
Las contraindicaciones incluyen:
Es posible que la cirugía requiera ajuste en el uso de anticoagulantes, como warfarina o nuevos anticoagulantes orales, antes y después del procedimiento. Si el paciente recibe radioterapia o quimioterapia, se debe evaluar el riesgo y la compatibilidad con la cirugía.
En comparación con tratamientos con láser o radiofrecuencia, la extirpación venosa tiene menor tasa de recurrencia, aunque la recuperación puede ser más prolongada. La elección debe basarse en la condición general del paciente.
Los estudios muestran que, después de un año, la tasa de mejoría de los síntomas alcanza entre el 85% y el 90%, y la tasa de cierre de úlceras supera el 95%. La revisión Cochrane de 2019 indica que, en comparación con tratamientos no quirúrgicos, la cirugía reduce significativamente el dolor y las limitaciones en la actividad.
Sin embargo, estudios de seguimiento a largo plazo (5-10 años) muestran que aproximadamente entre el 5% y el 10% de los pacientes pueden requerir una segunda intervención debido a otros problemas venosos periféricos. La efectividad está estrechamente relacionada con la adherencia a las recomendaciones postoperatorias.
Las alternativas no invasivas incluyen:
Las opciones alternativas tienen la ventaja de ser menos invasivas, aunque pueden requerir múltiples sesiones y tener menor durabilidad. La elección debe basarse en la gravedad de los síntomas y las necesidades de calidad de vida del paciente.
Antes de la extirpación venosa, se realiza una ecografía vascular para confirmar la localización de las lesiones y evaluar la salud general del paciente. El médico puede solicitar la suspensión de anticoagulantes y recomendar ayuno y abstinencia de líquidos 12 horas antes del procedimiento. Es importante planificar el cuidado postoperatorio y el transporte para garantizar una recuperación segura.
¿Cómo se maneja el dolor después de la cirugía?Es normal experimentar molestias leves o hinchazón tras la operación. El médico puede prescribir analgésicos o recomendar compresas frías para aliviar el malestar. Se recomienda evitar actividades excesivas en la extremidad tratada, usar medias de compresión y seguir las indicaciones médicas para reducir la inflamación. Si el dolor persiste más de 48 horas o se acompaña de fiebre, se debe consultar al médico de inmediato.
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria?Generalmente, se recomienda reposo durante 2-3 días, evitando levantar objetos pesados o estar de pie por largos períodos. La caminata y actividades ligeras favorecen la recuperación, pero los ejercicios intensos deben postergarse al menos 2 semanas. La recuperación puede variar según la evolución individual, por lo que se aconseja seguir las recomendaciones personalizadas del médico.
¿Cuál es la tasa de éxito y los efectos a largo plazo de la extirpación venosa?La tasa de éxito oscila entre el 85% y el 95%, logrando eliminar las venas afectadas y mejorar los síntomas. Los estudios de seguimiento muestran que aproximadamente el 90% de los pacientes mantienen la mejoría durante más de 10 años, siempre que adopten hábitos saludables como ejercicio regular y evitar el sedentarismo para reducir la recurrencia.
¿Qué complicaciones pueden ocurrir después de la cirugía y cómo prevenirlas?Las complicaciones posibles incluyen hematomas temporales, entumecimiento cutáneo o infecciones, con una incidencia menor al 5%. Es fundamental seguir las indicaciones médicas, usar correctamente las vendas de compresión, mantener la herida limpia y estar atento a signos de inflamación o enrojecimiento. La adherencia a las recomendaciones postoperatorias ayuda a minimizar riesgos y facilitar una recuperación exitosa.