La gammagrafía tiroidea es una técnica de imagen no invasiva que utiliza isótopos radiactivos o ultrasonido para observar la morfología y función del tejido tiroideo. Se emplea principalmente para evaluar la benignidad o malignidad de los nódulos tiroideos, diagnosticar el hiperfuncionamiento tiroideo y seguir la eficacia del tratamiento. Esta prueba proporciona información tanto de la estructura anatómica como de la actividad metabólica, siendo una herramienta clave en el diagnóstico de las enfermedades tiroideas.
La evaluación generalmente se divide en dos categorías: «gammagrafía con isótopos radiactivos» y «ultrasonido», seleccionándose según la necesidad clínica. La gammagrafía requiere la inyección de una pequeña cantidad de material radiactivo, mientras que el ultrasonido no implica exposición a radiación, cada uno con aplicaciones clínicas distintas.
La gammagrafía con isótopos radiactivos utiliza agentes marcadores como Tecnecio-99m o Yodo-123, que tras ser inyectados por vía intravenosa, son absorbidos por las células tiroideas. Mediante una cámara gamma, se rastrea la distribución de la radiación para evaluar la actividad metabólica del tejido. Las áreas con alta concentración pueden indicar nódulos calientes, mientras que las de baja concentración, nódulos fríos, ayudando a determinar la naturaleza de la lesión.
El ultrasonido utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para crear imágenes detalladas de la forma, tamaño y estructura de los nódulos tiroideos. Combinado con imágenes en tiempo real y biopsias con aguja fina, permite evaluar la proporción quística y sólida de los nódulos, así como la invasión a tejidos circundantes. La combinación de ambas técnicas aumenta la precisión diagnóstica.
Se recomienda principalmente para el hiperfuncionamiento tiroideo (como en la enfermedad de Graves), evaluación de la benignidad o malignidad de los nódulos tiroideos y seguimiento postoperatorio del cáncer de tiroides. Cuando los análisis de sangre muestran niveles anormales de TSH o se detecta una tiroides agrandada a la palpación, la gammagrafía puede proporcionar información funcional adicional para el diagnóstico.
Para pacientes con sospecha de nódulos autónomos hiperfuncionantes (como en la tiroiditis tóxica multinodular), la gammagrafía puede localizar con precisión las lesiones. Además, en pacientes con uso prolongado de medicamentos antitiroideos, la prueba ayuda a evaluar el efecto de estos fármacos en el tejido tiroideo.
Antes de la gammagrafía, se recomienda ayuno de 4 horas y suspender medicamentos con yodo dos semanas antes. Tras la inyección del agente marcados, el paciente debe permanecer en reposo durante 30 minutos y luego acostarse para realizar la exploración, que dura aproximadamente 20 minutos. La dosis se mantiene dentro de los límites de seguridad médica, siendo equivalente a unas 3 radiografías de tórax en una sola prueba.
El ultrasonido no requiere preparación especial y dura aproximadamente de 15 a 30 minutos. El médico utilizará un transductor de alta resolución para escanear el cuello, realizando en ocasiones elastografía o biopsia con aguja fina. La exploración incluye ambos lóbulos tiroideos y los ganglios linfáticos cervicales.
La principal ventaja es la evaluación simultánea de estructura y función, por ejemplo, distinguir entre nódulos calientes y fríos según sus características metabólicas. La gammagrafía es especialmente efectiva para detectar metástasis de cáncer de tiroides, mientras que el ultrasonido permite medir con precisión el tamaño y cambios en la morfología de los nódulos.
Los efectos adversos de la gammagrafía con isótopos radiactivos son muy bajos; puede presentarse enrojecimiento o hinchazón en el sitio de inyección (<1%). Estudios a largo plazo muestran que el riesgo de cáncer asociado a una sola exploración es insignificante. Las mujeres embarazadas, por la sensibilidad del embrión a la radiación, generalmente deben evitar esta prueba.
El ultrasonido no presenta riesgos, aunque debe ser realizado por un profesional experimentado para evitar falsos negativos por errores técnicos. Personas con alergia a los agentes radiactivos deben optar por métodos no radiactivos.
Las contraindicaciones incluyen embarazo, lactancia y alergia a los agentes radiactivos. Se recomienda suspender productos con yodo (como algas) y medicamentos antitiroideos dos semanas antes. Tras la administración de isótopos radiactivos, se debe evitar el contacto cercano con niños para reducir la exposición secundaria a radiación.
Pacientes con insuficiencia renal grave pueden tener una eliminación prolongada del material radiactivo, por lo que se ajustan los intervalos de la prueba. Es importante informar al médico si se ha recibido tratamiento o exploraciones con radiación previamente, para evitar acumulación excesiva de dosis.
La gammagrafía puede alterar los niveles de función tiroidea; en la semana posterior, los niveles de TSH en sangre pueden ser anormales. Se debe informar a otros médicos para evitar diagnósticos erróneos. El intervalo entre la gammagrafía y el tratamiento con yodo-131 debe ser de al menos 6 semanas para permitir la eliminación completa del marcador.
El ultrasonido no interfiere con otras exploraciones, pero se debe planificar el orden de los estudios. Si se realiza una biopsia, debe hacerse inmediatamente después de la gammagrafía para garantizar la precisión en la localización.
Numerosos estudios confirman que la gammagrafía con isótopos radiactivos tiene una precisión superior al 90% en la detección de metástasis de cáncer de tiroides, y el sistema de clasificación de nódulos por ultrasonido (como las guías ATA) puede evaluar con precisión el riesgo de malignidad. La combinación de ambas técnicas puede aumentar la sensibilidad diagnóstica hasta el 95%.
En pacientes con hiperfuncionamiento tiroideo, los resultados guían las estrategias terapéuticas: los nódulos calientes son aptos para tratamiento con yodo radiactivo, mientras que los fríos suelen requerir cirugía. Estudios a largo plazo muestran que este enfoque reduce en un 20% las tasas de diagnóstico erróneo.
Para quienes no pueden someterse a pruebas con radiación, se puede optar por ultrasonido de alta resolución con elastografía. Análisis de sangre como TSH y TgAb ayudan a evaluar disfunciones, pero no reemplazan la información anatómica de las imágenes. La tomografía por emisión de positrones (PET-CT) puede usarse en casos especiales para seguimiento del cáncer de tiroides, aunque con mayor costo y radiación. La resonancia magnética ofrece ventajas en evaluar invasión peritiroidea, aunque requiere más tiempo.
Sí, generalmente se recomienda evitar alimentos con yodo (como algas) y ciertos medicamentos (como contrastes con yodo) antes del estudio. El médico proporcionará instrucciones de preparación de 7 a 14 días según el tipo de marcador utilizado para asegurar una imagen clara y precisa. Es importante informar al médico sobre todos los medicamentos en uso antes del examen.
¿El procedimiento causa molestias o riesgos de exposición a radiación elevados?El procedimiento es indoloro y solo requiere permanecer en reposo mientras se realiza la gammagrafía, que dura entre 20 y 60 minutos. La dosis de radiación es muy baja, sin riesgos para la salud en adultos, aunque las embarazadas y lactantes deben evitarlo. Si se experimenta ansiedad tras la inyección, se puede comunicar al personal para recibir apoyo.
¿Se necesita cuidado especial o tiempo de recuperación después del escaneo?No se requiere recuperación especial. Tras la inyección del agente radiactivo, se recomienda beber abundantes líquidos durante las 24 horas siguientes para facilitar la eliminación, y evitar contacto cercano con embarazadas o niños pequeños. En caso de presentar hinchazón en el cuello, fiebre u otros síntomas anormales, se debe consultar inmediatamente.
¿Cuál es la diferencia entre los resultados de la gammagrafía y la ecografía tiroidea?La gammagrafía (medicina nuclear) muestra el estado funcional y metabólico de la tiroides, útil para determinar benignidad o malignidad. La ecografía proporciona información estructural, y ambas se usan juntas para evaluar la lesión completa. El médico elegirá la combinación más adecuada según los síntomas.
¿Qué factores pueden afectar la precisión de la gammagrafía?El consumo reciente de altas dosis de yodo (como algas o caramelos con yodo), el uso de medicamentos antitiroideos o tratamientos con radiación previa pueden interferir en los resultados. Es fundamental informar al médico sobre antecedentes y medicaciones para garantizar la fiabilidad del diagnóstico.