Nephrectomy

Resumen del tratamiento

La nefrectomía es una cirugía que consiste en remover parcial o totalmente un riñón, utilizada principalmente para tratar enfermedades renales o tumores. Este procedimiento puede dividirse en «nefrectomía total» y «nefrectomía parcial», dependiendo del alcance de la lesión y la condición del paciente. Su objetivo principal es extirpar el tejido afectado para prevenir la diseminación de tumores malignos o tratar daños severos en el riñón.

En el tratamiento del cáncer de riñón, la nefrectomía suele ser la terapia curativa; si el riñón pierde función debido a trauma, infección o daño severo, la cirugía también es la solución definitiva. La técnica quirúrgica puede ser abierta o mínimamente invasiva, dependiendo de la condición física del paciente y la localización de la lesión.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La nefrectomía se clasifica en tres tipos principales:

  • Nefrectomía abierta: remoción del riñón mediante una incisión grande en el abdomen o lateral, adecuada para lesiones complejas o pacientes con mayor tamaño.
  • Nefrectomía laparoscópica: uso de 3-4 pequeñas incisiones para insertar una cámara y instrumentos, guiada por imágenes, con menor trauma.
  • Cirugía asistida por robot: combina la técnica laparoscópica con un sistema robótico para mejorar la precisión, común en resecciones parciales complejas.

El mecanismo quirúrgico incluye localizar la arteria renal y la vena renal, bloquear el flujo sanguíneo y extirpar el tejido objetivo, asegurando el suministro de sangre a los restos renales. En las resecciones parciales, se debe preservar tejido renal sano para mantener la función renal.

Indicaciones

Las principales indicaciones incluyen:

  • Tumores malignos: como carcinoma de células renales y tumores metastásicos.
  • Tumores benignos: como angiomiolipomas o quistes renales que aumentan de tamaño y amenazan la salud.
  • Daños severos: por accidentes o trauma que causan ruptura renal sin posibilidad de reparación.
  • Otros: como enfermedad poliquística renal grave, infecciones recurrentes o cálculos renales que causan pérdida de función.

En algunos casos, si un riñón está gravemente dañado y el otro funciona normalmente, el médico puede recomendar la nefrectomía total para evitar riesgos de infección o deterioro.

Modo de uso y dosis

La cirugía generalmente se realiza bajo anestesia general, con duración variable: la nefrectomía total dura aproximadamente 3-5 horas, mientras que la parcial puede ser más compleja. Los pacientes deben ayunar antes de la operación y someterse a análisis de sangre y estudios de imágenes para evaluar la ubicación del tumor.

Tras la cirugía, la hospitalización dura de 5 a 10 días, con un período de recuperación de aproximadamente 4-6 semanas. El médico ajustará el método quirúrgico según la función renal, edad y comorbilidades; por ejemplo, en pacientes mayores, se prefiere la técnica mínimamente invasiva para reducir el trauma.

Beneficios y ventajas

Los principales beneficios incluyen:

  • Eliminación del tumor: remoción directa del tejido maligno, reduciendo el riesgo de metástasis.
  • Preservación de la función: la resección parcial mantiene la capacidad de filtración del riñón restante.
  • Técnicas mínimamente invasivas: laparoscopía o cirugía robótica que acortan el tiempo de recuperación.

Estudios a largo plazo muestran que pacientes con cáncer de riñón en etapas tempranas que se someten a resección curativa tienen una tasa de supervivencia del 70-90% a los 5 años. Además, las técnicas mínimamente invasivas reducen las complicaciones en más del 30% en comparación con la cirugía abierta tradicional.

Riesgos y efectos secundarios

Los riesgos potenciales incluyen:

  • Sangrado intraoperatorio: especialmente si se dañan arterias o venas, pudiendo requerir intervención de emergencia.
  • Infección: en la herida o vías urinarias, tratada con antibióticos.
  • Insuficiencia renal: tras la nefrectomía total, si el riñón contralateral tiene función insuficiente, puede conducir a enfermedad renal crónica.

Complicaciones graves: embolización de la arteria renal, riesgo de embolia pulmonar, o insuficiencia del tejido renal residual postoperatorio. Pacientes mayores o con diabetes pueden experimentar recuperación prolongada y mayor riesgo de infecciones.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Insuficiencia cardíaca o pulmonar severa que impide soportar la anestesia.
  • Alteraciones de la coagulación no controladas.
  • Insuficiencia grave de la función renal contralateral que no permite compensar.

Tras la cirugía, se requiere monitoreo cercano de la presión arterial y la función renal, evitando esfuerzos intensos por al menos 6 semanas. Los pacientes deben seguir las indicaciones médicas para el uso de analgésicos y antibióticos, y realizar controles periódicos con análisis de orina e imágenes.

Interacciones con otros tratamientos

Este procedimiento puede combinarse con otros tratamientos:

  • Quimioterapia preoperatoria: para reducir el tamaño del tumor y facilitar la resección.
  • Radioterapia: postoperatoria, para eliminar células cancerosas residuales.
  • Medicamentos dirigidos: en casos de cáncer de riñón avanzado, puede ser seguido por terapia dirigida.

Es importante considerar las interacciones de medicamentos anticoagulantes y anestésicos, por ejemplo, suspender los anticoagulantes para reducir el riesgo de sangrado durante la cirugía. El médico ajustará la anestesia según el historial farmacológico del paciente.

Eficacia y evidencia

Según estudios clínicos, pacientes con carcinoma de células renales en etapas tempranas que reciben nefrectomía total curativa tienen una tasa de supervivencia a 5 años del 70-90%. La resección parcial puede conservar la función renal, especialmente en pacientes con un riñón saludable, con tasas de supervivencia a largo plazo similares a la nefrectomía total.

El uso de técnicas mínimamente invasivas reduce el dolor postoperatorio en un 40% y acorta la estancia hospitalaria a 5-7 días. Estudios grandes muestran que la cirugía asistida por robot logra una tasa de márgenes tumorales del 98% y tiene una tasa de complicaciones menor que la cirugía tradicional.

Alternativas

Opciones no quirúrgicas incluyen:

  • Ablación por radiofrecuencia (RFA): destruye tumores mediante altas temperaturas, adecuada para tumores menores de 4 cm de diámetro.
  • Monitoreo activo: seguimiento regular de tumores pequeños en pacientes mayores o de alto riesgo.
  • Embolización de arteria renal: bloquea el flujo sanguíneo al tumor para controlar hemorragias o reducir el tamaño del tumor.

La elección de alternativas debe considerar la naturaleza del tumor, la salud general del paciente y la función renal. Por ejemplo, en pacientes con un solo riñón, se prefieren la resección parcial o la ablación para evitar insuficiencia renal tras la nefrectomía total.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué exámenes preparatorios son necesarios antes de la cirugía?

El paciente debe realizarse estudios de imagen detallados (como tomografía computarizada o resonancia magnética abdominal) para evaluar la localización y la vascularización del tumor. Además, análisis de sangre, evaluación de la función cardiopulmonar y pruebas de coagulación son necesarios para determinar si el paciente es apto para la cirugía y reducir riesgos intraoperatorios.

¿Cómo se previene y maneja la fuga urinaria postoperatoria?

La fuga urinaria es una complicación potencial tras la resección parcial del riñón. Durante la cirugía, el médico sutura y coloca drenajes para reducir el riesgo. Si después de la operación se detecta líquido con características urinarias o fiebre, se debe informar inmediatamente al personal médico, quienes pueden realizar estudios de imagen y, en casos graves, colocar un doble J o realizar una reintervención para ajustar las suturas.

¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria después de la cirugía?

Tras una cirugía abierta, generalmente se requiere hospitalización de 5 a 7 días, mientras que la laparoscópica o con robot Da Vinci puede reducirse a 3-5 días. Se recomienda evitar levantar objetos pesados o realizar esfuerzos intensos durante 4-6 semanas, aunque se puede comenzar con actividades leves como caminar. La recuperación específica depende del alcance de la resección y la condición del paciente, siguiendo siempre las indicaciones del médico.

¿El otro riñón se deteriorará más rápido tras la nefrectomía unilateral?

En adultos sanos, la remoción de un riñón aumenta la función de filtración del riñón restante, generalmente sin causar insuficiencia renal aguda. Sin embargo, a largo plazo, condiciones crónicas como hipertensión o diabetes, o en pacientes mayores, requieren seguimiento regular de la función renal. Se recomienda controlar la presión arterial, mantener una dieta baja en proteínas y evitar medicamentos nefrotóxicos para proteger el riñón restante.

¿Cuándo es necesario realizar revisiones postoperatorias?

Se recomienda realizar análisis de función renal, estudios de imagen abdominal y marcadores tumorales cada 3-6 meses durante el primer año. Si la cirugía fue por tumor, el seguimiento debe ajustarse según la etapa del cáncer, con mayor frecuencia en pacientes de alto riesgo. La vigilancia a largo plazo permite detectar recaídas o nuevos tumores en etapas tempranas.