La reparación del menisco es un procedimiento quirúrgico dirigido a lesiones del menisco de la articulación de la rodilla, principalmente para reparar desgarros o daños en el tejido meniscal. Como estructura amortiguadora dentro de la rodilla, el menisco ayuda a distribuir la presión y estabilizar la articulación. Su daño suele causar dolor, limitación de movimiento y aumento del riesgo de osteoartritis degenerativa. Este tratamiento busca restaurar la función del menisco, evitar daños estructurales a largo plazo y es adecuado para ciertos tipos de desgarros.
La cirugía generalmente se realiza mediante técnicas artroscópicas mínimamente invasivas, donde el médico repara directamente el tejido o remueve la parte irrecuperable. El objetivo del tratamiento es preservar la función fisiológica del menisco, reducir la probabilidad de artritis futura y de cirugías secundarias, siendo especialmente importante en pacientes jóvenes y activos.
Se dividen principalmente en dos categorías: “reparación mediante sutura directa” y “técnicas de bioregeneración”. La sutura directa utiliza hilos absorbibles para unir con precisión el tejido desgarrado, promoviendo la cicatrización natural; las técnicas de bioregeneración pueden combinar factores de crecimiento o materiales de andamiaje para estimular la reparación del tejido circundante.
Se aplica a desgarros verticales o en cubo de la zona roja del menisco (zona con buena irrigación sanguínea), generalmente en pacientes menores de 40 años con poco grado de degeneración articular. Se priorizan lesiones agudas (menos de 3 meses desde la lesión) y pacientes con alta demanda de actividad (como deportistas).
Las contraindicaciones incluyen desgarros en la zona blanca (con pobre irrigación sanguínea), degeneración severa de la articulación o condiciones generales del paciente que impidan la cirugía. El médico evalúa la idoneidad mediante resonancia magnética y examen clínico, excluyendo otros problemas articulares.
La cirugía se realiza generalmente bajo anestesia general, con una duración de aproximadamente 1-2 horas. El médico primero evalúa la lesión mediante artroscopia y decide si realizar reparación o resección parcial. Después de la cirugía, se requiere inmovilización con férula y fisioterapia, con un período de recuperación de aproximadamente 6-12 semanas.
El concepto de dosis se refiere al alcance de la cirugía y la densidad de la sutura, ajustando la cantidad de hilos según la longitud y ubicación del desgarro. Por ejemplo, los desgarros en el borde pueden requerir de 2 a 4 puntos de sutura, mientras que los desgarros centrales pueden tratarse principalmente con reparación.
Conservar la estructura del menisco ayuda a mantener el equilibrio mecánico de la articulación, reduciendo en un 40-60% el riesgo de osteoartritis temprana. Las técnicas mínimamente invasivas acortan el tiempo de recuperación, permitiendo que los pacientes retomen actividades diarias en 3-6 semanas.
Las posibles complicaciones incluyen infecciones (tasa de aproximadamente 1-3%), re-desgarros post-reparación (5-10%) y riesgo de trombosis (requiere terapia anticoagulante postoperatoria). Algunos pacientes pueden necesitar una segunda cirugía debido a mala cicatrización del tejido.
Riesgos graves: daño nervioso y vascular, rigidez crónica de la articulación, reacciones a cuerpos extraños, entre otros. El médico evalúa la función de coagulación y el estado metabólico del paciente antes de la cirugía para reducir estos riesgos.
Antes de la cirugía, se debe suspender el uso de medicamentos anticoagulantes (como aspirina) al menos una semana, y controlar los niveles de glucosa y presión arterial. Después de la cirugía, es fundamental seguir estrictamente el plan de rehabilitación, evitando carga prematura o movimientos de torsión.
Las contraindicaciones incluyen desgarros en la zona blanca del menisco, osteoartritis severa, trastornos de coagulación, artritis infecciosa, o incapacidad del paciente para seguir el plan de rehabilitación.
En comparación con la resección parcial tradicional, la reparación preserva más tejido pero requiere un período de rehabilitación más largo. Se combina frecuentemente con fisioterapia, inyecciones intraarticulares (como ácido hialurónico), pero se debe evitar el uso simultáneo de anticoagulantes.
Si el paciente también recibe reparación del cartílago rotuliano, es necesario ajustar el plan de rehabilitación para evitar daños en ambos tejidos. El médico evalúa la sinergia y los riesgos acumulados de los tratamientos combinados.
Los estudios muestran que los pacientes con desgarros en la zona roja que reciben reparación tienen una tasa de desarrollo de artritis en 10 años un 65% menor que los que solo se resecan. El 90% de los pacientes recuperan funciones deportivas en un año, aunque la tasa de cicatrización exitosa depende del lugar del desgarro.
Ensayos controlados aleatorios confirman que el grupo reparado experimenta una mejora del 70% en el índice de dolor articular, superior al 45% de los tratamientos conservadores. Sin embargo, la tasa de cicatrización en la zona central es solo del 30-40%, por lo que requiere evaluación individualizada.
El tratamiento conservador incluye fisioterapia y medicación analgésica, indicado en casos leves o en pacientes con alto riesgo. La resección parcial puede aliviar síntomas de inmediato, pero puede acelerar la degeneración articular.
Las técnicas de estimulación ósea o terapia con células madre son opciones emergentes, aunque con menor evidencia. El médico recomienda la mejor combinación terapéutica según el tipo de lesión, edad del paciente y estilo de vida.
Se recomienda realizar una resonancia magnética de la rodilla para confirmar la lesión y seguir las indicaciones del médico respecto al uso de medicamentos anticoagulantes. Se debe evitar el alcohol 3 días antes de la cirugía y ayunar 6 horas antes. Además, es útil discutir el plan de rehabilitación con un fisioterapeuta para reducir el período de adaptación postoperatorio.
¿Cómo aliviar el dolor en los primeros días después de la cirugía y prevenir la rigidez articular?Se puede aplicar hielo en la zona durante 15 minutos cada vez, 3-4 veces al día, para reducir la hinchazón. El médico puede prescribir analgésicos no esteroideos para controlar el dolor, pero se debe evitar cargar peso demasiado pronto. Se recomienda realizar ejercicios suaves de flexión y extensión de la rodilla durante 5-10 minutos diarios para prevenir adherencias articulares.
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria y cuándo se puede volver a practicar deportes?Generalmente, en 2-4 semanas se puede volver a caminar lentamente y realizar tareas domésticas leves, usando muletas al menos durante 6 semanas. La recuperación completa para correr o deportes de pelota suele tardar entre 4 y 6 meses, tras confirmar la cicatrización mediante imágenes y evaluación médica de la fuerza y estabilidad muscular.
¿Se puede viajar en avión o en coche durante la rehabilitación?En el primer mes postoperatorio, se recomienda evitar viajes largos, ya que la inmovilidad prolongada puede aumentar el riesgo de trombosis. Si es necesario volar, se deben mover las rodillas cada media hora y usar medias de compresión. En etapas avanzadas de la rehabilitación (alrededor de 3 meses), se puede retomar viajes cortos, siempre realizando estiramientos y vigilando la hinchazón.
¿Qué pasa si vuelvo a lesionarme después de la reparación?Una reparación exitosa del menisco puede verse afectada si se sufre un nuevo traumatismo de torsión, lo que puede causar desgarros en la sutura. Se recomienda evitar deportes de alto impacto durante el primer año y fortalecer los cuádriceps y músculos centrales para estabilizar la rodilla. La resonancia magnética periódica ayuda a detectar anomalías tempranas y reducir el riesgo de lesiones secundarias.