La terapia de reemplazo hormonal (TRH) es un método médico que consiste en suplementar las hormonas sexuales que el cuerpo ha reducido, para aliviar síntomas causados por desequilibrios hormonales. Está dirigida principalmente a mujeres en menopausia que experimentan sofocos, insomnio, osteoporosis y otros síntomas relacionados con la caída de estrógenos; a hombres con deficiencia de testosterona debido a la edad o enfermedades; y a pacientes con ciertos trastornos congénitos de deficiencia hormonal. Este tratamiento debe ser evaluado por un médico especialista, quien diseñará un plan individualizado basado en la edad del paciente, antecedentes médicos y gravedad de los síntomas.
La terapia de reemplazo hormonal se divide en terapia con estrógenos (ERT) y terapia combinada (ERT + progestágeno). Los estrógenos, administrados mediante parches cutáneos o formulaciones orales, actúan directamente sobre el hipotálamo para regular la temperatura corporal y las fluctuaciones emocionales; el progestágeno se usa en pacientes con útero para evitar el riesgo de cáncer de endometrio asociado con el uso prolongado de estrógenos solos. En los hombres, la testosterona se administra mediante inyecciones subcutáneas o geles, promoviendo la síntesis muscular y la recuperación de la libido.
Principalmente se indica en el síndrome de menopausia (como sofocos severos, sequedad vaginal), osteoporosis, deficiencia de estrógenos tras histerectomía, y en casos de hipogonadismo primario en hombres. También puede mejorar características secundarias y funciones reproductivas en pacientes con hiperplasia adrenal congénita o tumores hipofisarios que causan deficiencia hormonal.
Los formulaciones de estrógenos incluyen comprimidos orales (como 1.25 mg de estrógenos equinos conjugados), parches transdérmicos (liberando 25-50 mcg diarios) y cremas. El progestágeno se administra generalmente en cápsulas orales de progesterona (de 10 mg a 200 mg diarios) o mediante anillos vaginales. La testosterona en gel se aplica en dosis diarias de 25-50 mg, distribuidos uniformemente en la piel seca. El médico ajustará la dosis cada 3-6 meses según la gravedad de los síntomas y el estado del metabolismo de los órganos.
Este tratamiento puede aliviar eficazmente los síntomas de la menopausia en un 70-80% de los pacientes, reducir la pérdida ósea en un 30%, y disminuir el riesgo de fracturas. El uso prolongado también mejora indicadores de salud cardiovascular, como la reducción del colesterol LDL y el aumento del HDL. En los hombres, ayuda a incrementar la masa muscular, mejorar la función eréctil y elevar la calidad de vida en general.
El uso prolongado puede aumentar el riesgo de cáncer de endometrio (un riesgo 5-10 veces mayor en no usar progestágeno), trombosis (el riesgo en mayores de edad aumenta 2-3 veces), y cáncer de mama (el riesgo aumenta 1.3 veces tras más de 5 años de uso continuo). Los efectos secundarios a corto plazo incluyen dolor mamario, edema y dolor de cabeza; en hombres, pueden aparecer acné o ginecomastia. Es fundamental seguir estrictamente el ciclo de medicación y no ajustar la dosis por cuenta propia.
Las contraindicaciones incluyen antecedentes de trombosis, cáncer de endometrio no tratado, enfermedades hepáticas graves y antecedentes de infarto agudo de miocardio. Durante el tratamiento, se recomienda realizar ecografías uterinas y controles del grosor endometrial cada 6 meses, además de monitorear la función hepática y renal. Está estrictamente prohibido en mujeres embarazadas o en período de lactancia, y se debe informar al médico sobre todos los medicamentos en uso para evitar interacciones.
El uso conjunto con anticoagulantes (como warfarina) puede aumentar el riesgo de hemorragia, requiriendo ajuste en la dosis. La combinación con medicamentos anticonvulsivos (como fenitoína) puede acelerar el metabolismo hormonal y reducir su eficacia. Al usar moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (SERMs), se debe evaluar la posible antagonización con los estrógenos. Se recomienda informar al médico sobre todos los medicamentos, hierbas y suplementos utilizados.
Estudios a gran escala muestran que tras un año de uso, la mejora de los síntomas menopáusicos alcanza el 85%, y la densidad ósea aumenta entre un 2 y un 4%. La guía de la OMS recomienda el uso a corto plazo en mujeres menores de 60 años con síntomas severos y sin contraindicaciones. La terapia con testosterona en hombres con deficiencia puede restaurar los niveles séricos a rangos normales y mejorar la función sexual.
Opciones no hormonales incluyen moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (como raloxifeno), antidepresivos ISRS para aliviar síntomas emocionales, y bifosfonatos para prevenir la pérdida ósea. Cambios en el estilo de vida, como ingesta de calcio y vitamina D, ejercicio con peso, pueden ser tratamientos básicos. La medicina tradicional china, como acupuntura y suplementos herbales (como cimifuga racemosa), puede usarse como terapia complementaria en algunos países, aunque se debe tener cuidado con la calidad y la regulación.
La terapia hormonal puede administrarse mediante parches cutáneos, pastillas orales o geles transdérmicos. Los parches deben evitar contacto con productos irritantes y cambiarse semanalmente en diferentes áreas para prevenir irritación cutánea; las pastillas deben tomarse con comida para reducir molestias gastrointestinales; los geles deben absorberse completamente antes de contacto con agua o fricción. La elección del método debe basarse en el estilo de vida y recomendaciones médicas.
¿Qué exámenes o preparativos son necesarios antes de comenzar el tratamiento?Antes de iniciar, se deben realizar ecografías uterinas, análisis de sangre y evaluación de antecedentes médicos, especialmente en casos de enfermedades cardiovasculares o antecedentes de cáncer de mama. El médico determinará el plan según la edad, gravedad de los síntomas y si se requiere progestágeno en combinación, además de firmar un consentimiento informado explicando los riesgos potenciales.
¿Qué debo hacer si aparecen efectos secundarios como sofocos o edema durante el tratamiento?Los sofocos temporales pueden aliviarse con compresas frías o ropa en capas; si son frecuentes, el médico puede ajustar la dosis o agregar medicamentos como gaba. Para el edema, se recomienda reducir la ingesta de sal y aumentar la actividad física; en casos severos, se debe consultar para evaluar si hay exceso de estrógenos. Todos los cambios en efectos secundarios deben registrarse y comunicarse con el médico.
¿Qué precauciones debo tener en mi dieta o ejercicio diario durante el tratamiento?Se recomienda aumentar la ingesta de calcio y vitamina D para mantener la densidad ósea, y evitar dietas altas en grasa que puedan aumentar de peso. El ejercicio aeróbico moderado mejora la circulación y ayuda a aliviar síntomas, pero debe evitarse el ejercicio excesivamente intenso que acelere el metabolismo hormonal. El consumo de cafeína y alcohol puede inducir sofocos, por lo que se deben consumir con moderación.
¿Qué pasa si interrumpo o ajusto la dosis del tratamiento? ¿Los síntomas empeorarán inmediatamente?Tras ajustar o suspender el tratamiento, algunos síntomas como sofocos pueden reaparecer en 1-2 semanas, pero no en todos los casos. El médico ajustará gradualmente para evitar efectos rebote. Si los síntomas empeoran significativamente, se debe acudir a consulta para evaluar si es necesario cambiar la medicación o añadir medicamentos de apoyo.