El tratamiento del Trastorno de la Articulación Temporomandibular (ATM) tiene como objetivo aliviar el dolor, restaurar la función articular y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones terapéuticas varían según la gravedad de los síntomas y la causa, e incluyen medicación, fisioterapia, férulas o dispositivos intraorales, y cirugía, en un enfoque multimodal. El principal objetivo es prevenir la progresión de la enfermedad y realizar intervenciones desde tratamientos no invasivos hasta invasivos de manera gradual.
1. Medicamentos: Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) inhiben la síntesis de prostaglandinas, reduciendo la inflamación y el dolor. Los relajantes musculares se usan para disminuir la tensión en los músculos masticatorios. 2. Fisioterapia: La aplicación de calor o ultrasonido puede promover la circulación local, y los ejercicios de tracción ayudan a recuperar la movilidad articular. 3. Dispositivos intraorales: Las férulas o placas oclusales ajustan la posición de la mordida para reducir la presión en la articulación y prevenir el bruxismo.
Indicadas para síntomas como dolor en la ATM, limitación de apertura bucal, ruidos articulares, entre otros. Las causas comunes incluyen desplazamiento del disco articular, artrosis, traumatismos o maloclusión dental. También son útiles en casos de fatiga muscular o daño estructural por bruxismo crónico.
La medicación con AINEs generalmente se recomienda 2-3 veces al día, sin exceder la dosis segura diaria. Las férulas deben ser hechas a medida por un odontólogo, usándose de 5 a 7 días por semana, con ajustes periódicos en su forma. La cirugía, que suele implicar reparación del disco o artroscopia, requiere hospitalización y observación durante 24-48 horas.
Los medicamentos pueden causar molestias gastrointestinales o tendencia a sangrar, por lo que el uso prolongado requiere monitoreo de la función hepática y renal. Las férulas pueden provocar aumento de la salivación o desplazamiento dental en etapas iniciales, requiriendo ajustes cada 3-6 meses. Los riesgos quirúrgicos incluyen infecciones, daño nervioso o rigidez articular, con una incidencia aproximada del 3-5%.
Los pacientes con enfermedades hepáticas o renales graves deben evitar dosis altas de AINEs. Antes de colocar dispositivos intraorales, se debe descartar enfermedad periodontal o maloclusión severa. Las mujeres embarazadas deben seguir las indicaciones médicas, y la fisioterapia en fases agudas de infección articular está contraindicado.
El uso combinado de AINEs con anticoagulantes puede aumentar el riesgo de hemorragia. La fisioterapia debe coordinarse con la medicación para evitar la acumulación de dosis. Los pacientes en cirugía que reciben biológicos deben suspenderlos al menos 2 semanas antes para reducir el riesgo de infecciones.
Revisiones sistemáticas muestran que el tratamiento conservador integral mejora los síntomas en el 75% de los pacientes en 3-6 meses. La artroscopia tiene una tasa de éxito del 85%, con una recurrencia del 10-15%. La terapia de retroalimentación biofeedback ha demostrado efectos significativos en el manejo del dolor a largo plazo.
Alternativas incluyen la acupuntura en puntos auriculares para mejorar la circulación local, o inyecciones de toxina botulínica para aliviar espasmos musculares. Las inyecciones intraarticulares de esteroides pueden controlar inflamaciones severas a corto plazo, limitándose a 2-3 veces al año para evitar atrofia tisular. La terapia conductual puede complementarse con mejoras en higiene del sueño para el manejo del dolor crónico.
Durante el tratamiento, se recomienda seguir una dieta blanda, evitando alimentos duros o que requieran apertura amplia de la boca, como nueces, trozos de manzana o alimentos resistentes. Se sugiere cortar los alimentos en pequeños trozos, optar por comidas cocidas y blandas, y masticar lentamente con las muelas posteriores para reducir la carga en la articulación. Además, se recomienda masticar preferentemente del lado saludable y reportar regularmente los cambios en los hábitos alimenticios al terapeuta.
¿Qué hacer si aparecen molestias en las encías o úlceras bucales al usar la férula?Es normal experimentar molestias leves al inicio del uso de la férula. Se recomienda aumentar gradualmente el tiempo de uso diario y mantener una buena higiene bucal. Si aparecen úlceras o dolor persistente, se debe suspender el uso y consultar al odontólogo, quien puede ajustar la forma de la férula o agregar protectores. Se puede enjuagar con solución salina y evitar alimentos calientes o irritantes en contacto con la zona afectada.
¿Cómo alternar entre compresas calientes y frías en fisioterapia y cuáles son los objetivos en diferentes fases del tratamiento?Durante la fase aguda, se recomienda aplicar hielo (15 minutos por sesión, 3-4 veces al día) para reducir inflamación y dolor agudo; en la fase crónica, se prefiere calor (aproximadamente 40°C, 20 minutos por sesión) para promover la circulación y relajar los músculos. El fisioterapeuta planificará los ciclos de aplicación según la movilidad articular y la tensión muscular, y el paciente debe seguir estrictamente las indicaciones para evitar agravar los síntomas.
¿Cómo puede la terapia conductual mejorar los síntomas del trastorno de la ATM, considerando que el estrés psicológico es un factor desencadenante?La terapia cognitivo-conductual ayuda a que el paciente tome conciencia y modifique acciones inconscientes como apretar los dientes, combinada con técnicas de relajación como la biofeedback, para reducir la tensión muscular. Se recomienda practicar respiración profunda y ejercicios de relajación articular diariamente, y usar un «diario de afrontamiento» para registrar síntomas y desencadenantes, en colaboración con el equipo de tratamiento para ajustar las estrategias de intervención.
¿Cuáles son las indicaciones y aspectos clave a tener en cuenta en la recuperación postoperatoria de la cirugía de ATM?La cirugía se indica en casos severos de desplazamiento del disco, destrucción ósea o cuando los tratamientos conservadores fallan. Tras la operación, es fundamental seguir el «plan de recuperación mínimamente invasiva», que incluye usar férulas protectoras, evitar movimientos excesivos de apertura bucal y aplicar hielo regularmente para reducir la inflamación. Durante los primeros 3 meses, se deben evitar acciones como reírse mucho o bostezar ampliamente, y realizar evaluaciones periódicas de la función articular para ajustar la rehabilitación.