Splenectomy

Resumen del tratamiento

La esplenectomía (extirpación del bazo) es una intervención quirúrgica utilizada para remover el bazo en pacientes. Las funciones principales del bazo incluyen filtrar la sangre, almacenar glóbulos rojos y participar en la respuesta inmunitaria. Cuando el bazo se daña por trauma, enfermedad o disfunción, y esto representa un riesgo grave para la salud, el médico evalúa si realizar esta cirugía. Este tratamiento puede resolver eficazmente síntomas causados por ruptura del bazo, hiperactividad o ciertas enfermedades hematológicas, pero requiere sopesar los riesgos quirúrgicos y el estado general de salud del paciente.

La cirugía puede ser total o parcial, dependiendo de la gravedad de la condición. La medicina moderna suele emplear técnicas laparoscópicas mínimamente invasivas, que reducen el trauma y acortan el tiempo de recuperación. Tras la operación, el paciente requiere seguimiento a largo plazo, ya que la remoción del bazo puede afectar la función inmunitaria, por lo que se deben tomar precauciones especiales contra infecciones.

Tipos y mecanismos de tratamiento

La esplenectomía se divide en “cirugía abdominal abierta tradicional” y “cirugía laparoscópica”. La cirugía laparoscópica implica la inserción de instrumentos a través de varias pequeñas incisiones de 0.5-1 cm, guiada por una cámara, permitiendo remover el tejido del bazo con heridas menores y recuperación rápida. La esplenectomía total se indica en casos de daño severo o enfermedades sanguíneas, mientras que la parcial se emplea en casos específicos donde se desea conservar parte de la función esplénica.

El mecanismo de la cirugía consiste en remover directamente el tejido afectado, por ejemplo, en casos de ruptura por trauma que causa hemorragia, la extirpación detiene la hemorragia de inmediato; en enfermedades sanguíneas como la hiperfunción esplénica, remover el bazo puede detener la destrucción excesiva de glóbulos sanguíneos. Después de la operación, es necesario administrar vacunas, ya que el bazo ayuda a eliminar patógenos de la sangre, y su remoción aumenta el riesgo de infecciones.

Indicaciones

Las principales indicaciones incluyen:

  • Ruptura del bazo por trauma con hemorragia significativa, como en accidentes de coche o caídas
  • Enfermedades sanguíneas como anemia aplásica o esferocitosis hereditaria
  • Hidroespleno por agrandamiento que comprime otros órganos, como en cirrosis con hipertensión portal
Además, algunas enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico también pueden requerir esplenectomía si el bazo participa en el proceso patológico.

En ciertos trastornos sanguíneos, el bazo puede destruir excesivamente plaquetas o glóbulos rojos, causando anomalías en los conteos sanguíneos. Por ejemplo, la destrucción excesiva de plaquetas puede provocar sangrado severo, y la extirpación del bazo puede detener esto de inmediato. Sin embargo, se debe evaluar la edad y la salud general del paciente; los mayores o con otras enfermedades crónicas deben considerar cuidadosamente los riesgos.

Modo de uso y dosis

La cirugía requiere anestesia general y dura aproximadamente 2-4 horas. La cirugía laparoscópica implica hacer 3-4 pequeñas incisiones de 0.5-1 cm en el abdomen, insertando la cámara y los instrumentos quirúrgicos. El cirujano diseca la arteria esplénica, liga los vasos sanguíneos y remueve el bazo en fragmentos. La cirugía abierta requiere una incisión de 10-15 cm en la parte superior del abdomen, utilizada en casos de daño severo o adherencias extensas.

Después de la operación, el paciente debe permanecer hospitalizado de 3 a 7 días, dependiendo del método quirúrgico. Se administran analgésicos y antibióticos, y se realiza entrenamiento de respiración profunda para prevenir neumonía. Durante la recuperación, se deben evitar esfuerzos físicos intensos, y generalmente se tarda de 6 a 8 semanas en recuperar la actividad completa. La cirugía no tiene un concepto de “dosis”, pero el alcance del procedimiento se ajusta según la complexión del paciente.

Beneficios y ventajas

Los principales beneficios incluyen:

  • Detención inmediata de la hemorragia: en casos de ruptura del bazo por trauma, previene hemorragia interna
  • Mejora en enfermedades sanguíneas: como en pacientes con trombocitopenia, donde los niveles sanguíneos pueden recuperarse
  • Reducción de complicaciones: como aliviar la compresión del bazo agrandado sobre el estómago o páncreas
La cirugía laparoscópica presenta ventajas sobre la cirugía abierta tradicional, como heridas menores, menos dolor y recuperación más rápida.

En términos de beneficios a largo plazo, los pacientes con enfermedades sanguíneas pueden reducir la necesidad de transfusiones, y en enfermedades autoinmunes, los síntomas pueden aliviarse. Sin embargo, es necesario un seguimiento regular de los niveles sanguíneos y la inmunidad, ya que la remoción del bazo puede afectar la resistencia a ciertos patógenos.

Riesgos y efectos secundarios

Los principales riesgos incluyen:

  • Sangrado intraoperatorio: posible lesión de la arteria esplénica que cause hemorragia importante
  • Riesgo de infección: aumento en la probabilidad de neumonía o infecciones del tracto urinario postoperatorias
  • Formación de coágulos: riesgo aumentado de trombosis venosa profunda tras la cirugía
Los pacientes mayores pueden tener un riesgo mayor debido a la menor función cardiopulmonar y anestesia.

Los efectos secundarios a largo plazo incluyen el “síndrome OPSI” (síndrome de inmunodeficiencia esplénica adquirida), que hace a los pacientes susceptibles a infecciones por neumococos y otros patógenos. Por ello, se recomienda vacunación postoperatoria y uso de antibióticos de por vida para prevenir infecciones. Algunos pacientes pueden experimentar espasmos en la parte superior izquierda del abdomen o alteraciones temporales en la función gastrointestinal.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones incluyen:

  • Infecciones sistémicas no controladas (como sepsis)
  • Trastornos de coagulación no tratados
  • Rechazo a la vacunación necesaria
Antes de la cirugía, se debe evaluar la función cardiopulmonar; en casos de obstrucción pulmonar severa o insuficiencia hepática, se ajustan los planes anestésicos.

Después de la operación, se debe tener en cuenta: vacunación de por vida (como neumococo, Haemophilus influenzae tipo b), y seguimiento regular de los niveles sanguíneos. El médico decidirá si es necesario usar aspirina en dosis bajas a largo plazo para prevenir coágulos, según la edad y las condiciones del paciente.

Interacciones con otros tratamientos

El uso previo de anticoagulantes (como warfarina) debe suspenderse y sustituirse por heparina de bajo peso molecular. El uso de antibióticos postoperatorios debe evitar interacciones con inmunosupresores en uso. En pacientes con enfermedades sanguíneas sometidos a quimioterapia, se ajustan las dosis para coordinar con la cirugía.

El uso conjunto de analgésicos puede retrasar la cicatrización, por lo que se recomienda elegir analgésicos que tengan menor irritación gastrointestinal. En pacientes con enfermedades autoinmunes que usan esteroides, se ajusta la dosis para evitar una supresión inmunitaria excesiva.

Eficacia y evidencia

Para traumatismos de ruptura esplénica, la tasa de éxito en detener la hemorragia es superior al 95%. En el tratamiento de enfermedades sanguíneas, en pacientes con esferocitosis hereditaria, la hemólisis puede eliminarse completamente, y los niveles de hemoglobina aumentan en promedio un 30-50%. En casos de hipertensión portal con esplenomegalia, los niveles de plaquetas pueden normalizarse.

El seguimiento a largo plazo muestra que los pacientes sometidos a cirugía laparoscópica tienen una estancia hospitalaria promedio de 3-5 días, en comparación con 7-10 días en cirugía abierta. Datos de seguimiento a 5 años indican que la tasa de supervivencia en pacientes indicados aumenta en un 20-30% respecto a no tratados.

Alternativas

Los tratamientos no quirúrgicos incluyen:

  • Tratamiento conservador: en casos de rotura del bazo con hemorragia menor, con transfusiones y observación estrecha
  • Medicamentos: uso de corticosteroides o inmunosupresores para controlar enfermedades autoinmunes
  • Embolización: bloqueo de los vasos esplénicos mediante angiografía para controlar la hemorragia
Sin embargo, estos métodos pueden no ser curativos y solo se consideran en pacientes con alto riesgo quirúrgico.

En hipertensión portal, se puede considerar la derivación portosistémica para reducir la presión portal, aunque puede causar encefalopatía hepática. En enfermedades sanguíneas, se pueden administrar inmunoglobulinas o transfusiones de glóbulos, pero estas son soluciones temporales.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué preparativos se deben realizar antes de la cirugía?

Antes de la esplenectomía, generalmente se realizan exámenes completos, incluyendo análisis de sangre y estudios de imagen (como ultrasonido abdominal o tomografía computarizada), para evaluar el estado del bazo y la viabilidad de la cirugía. El médico puede solicitar ajustar medicamentos anticoagulantes y recomendar vacunas contra neumococos y gripe para reducir el riesgo de infecciones postoperatorias.

¿El riesgo de infección aumenta tras la esplenectomía? ¿Cómo prevenirlo?

Tras la remoción del bazo, el paciente puede tener un riesgo aumentado de infecciones graves, como sepsis. Se recomienda el uso prolongado de antibióticos preventivos y vacunación anual. Además, se debe estar atento a síntomas como fiebre o escalofríos y acudir al médico ante cualquier signo de infección.

¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad normal después de la cirugía?

La recuperación tras cirugía abierta suele tomar de 4 a 6 semanas, mientras que la laparoscópica es más rápida, de aproximadamente 2 a 4 semanas. Durante la fase inicial, se deben evitar esfuerzos o ejercicios intensos, siguiendo las indicaciones médicas para una recuperación progresiva. La recuperación puede prolongarse si aparecen complicaciones como hemorragia o infección.

¿Es necesario tomar anticoagulantes a largo plazo después de la esplenectomía?

Algunos pacientes pueden experimentar un aumento en el conteo de plaquetas, lo que incrementa el riesgo de coágulos. En estos casos, el médico puede recomendar el uso de anticoagulantes en dosis bajas, ya sea a corto o largo plazo, según los resultados de los controles sanguíneos. Es importante realizar un seguimiento regular para detectar posibles coágulos.

¿Qué aspectos deben vigilarse en el seguimiento a largo plazo?

Se recomienda controles periódicos de hemogramas, función hepática y renal, y estado inmunológico. Es importante reportar síntomas de infecciones o trombosis, como fiebre inexplicada o hinchazón en extremidades, y seguir las recomendaciones de vacunación y prevención.