La histerectomía es una intervención quirúrgica que consiste en remover total o parcialmente el tejido uterino. Este procedimiento se utiliza principalmente para tratar enfermedades graves relacionadas con el útero, como fibromas uterinos, adenomiosis o cáncer de cuello uterino. La cirugía puede eliminar las lesiones, aliviar dolores crónicos, sangrado anormal y otros síntomas, pero dado que es un procedimiento permanente, generalmente se considera solo cuando otros tratamientos no han sido efectivos.
Dependiendo de la edad del paciente, la gravedad de la enfermedad y las necesidades reproductivas, el médico evaluará el tipo más adecuado de histerectomía. La cirugía puede afectar la capacidad de concebir, por lo que es fundamental que la paciente discuta sus deseos con el equipo médico para tomar una decisión informada.
La histerectomía se clasifica principalmente en histerectomía total, subtotal y radical. La histerectomía total remueve todo el útero y el cuello uterino, la subtotal conserva el cuello uterino pero remueve el cuerpo uterino, y la radical extiende la resección a los tejidos adyacentes, comúnmente en casos de cáncer.
Las técnicas quirúrgicas incluyen laparotomía convencional, laparoscopía asistida y cirugía robótica. La laparoscopía implica pequeñas incisiones para introducir instrumentos, con menor trauma y recuperación rápida; el sistema robótico aumenta la precisión, aunque requiere ajuste según la complexión del paciente. Durante la cirugía, también puede decidirse conservar o remover los ovarios, según la edad y las necesidades hormonales de la paciente.
Este procedimiento es indicado principalmente en casos de fibromas uterinos que causan sangrado severo o compresión, adenomiosis resistente a medicamentos, o endometriosis que provoca adherencias. Cuando el cáncer de cuello uterino, sarcoma uterino u otros tumores malignos se han diseminado al cuerpo uterino, la histerectomía se vuelve necesaria.
Otras indicaciones incluyen prolapso uterino que causa disfunción de vejiga o intestinos, y sangrado uterino no controlado con medicación o endoscopía. Sin embargo, debe descartarse infecciones no controladas o trastornos de coagulación antes de proceder.
Antes de la cirugía, se realizan ecografías, histeroscopías o biopsias para confirmar la extensión de la lesión. La duración de la operación es de aproximadamente 2 a 4 horas, con anestesia general. La hospitalización dura entre 3 y 7 días, y la recuperación puede variar de 1 a 6 semanas según el método quirúrgico.
La elección del abordaje depende del tamaño uterino y la localización de la lesión: laparotomía para fibromas grandes o adherencias severas; laparoscopía para lesiones tempranas; y cirugía robótica para estructuras complejas. Postoperatoriamente, puede ser necesario tratamiento hormonal para aliviar síntomas de la menopausia.
Este procedimiento elimina permanentemente las lesiones uterinas, ofreciendo una solución definitiva para fibromas o adenomiosis resistentes a medicamentos. La laparoscopía o cirugía robótica reducen el daño tisular, acortan el tiempo de recuperación y disminuyen el riesgo de infecciones.
La histerectomía radical elimina completamente las células cancerosas en casos de cáncer de cuello uterino, reduciendo la probabilidad de recurrencia. También puede solucionar complicaciones de prolapso severo, mejorando la calidad de vida.
Las complicaciones posibles incluyen hemorragia intraoperatoria, daño a los uréteres o vejiga, con una incidencia de aproximadamente 1-3%. Los riesgos a corto plazo postoperatorios incluyen infecciones y trombosis, mientras que a largo plazo pueden presentarse adherencias pélvicas o síntomas de menopausia precoz.
Riesgos graves: daño a la arteria uterina que puede causar hemorragia masiva, requiriendo ligadura vascular o transfusión. El daño a nervios adyacentes puede afectar la función sexual o causar dificultades urinarias, requiriendo rehabilitación posterior.
No se debe realizar en embarazadas, pacientes con trastornos severos de coagulación o infecciones uterinas no controladas. Antes de la cirugía, se evalúa la función cardiopulmonar, y en pacientes con diabetes o enfermedades cardiovasculares, se controlan las condiciones subyacentes. Se deben evitar levantar objetos pesados y mantener relaciones sexuales durante las primeras 6 semanas postoperatorias.
Si la paciente recibe embolización de fibromas uterinos, debe esperar al menos 3 meses antes de programar la cirugía. La radioterapia uterina puede aumentar el riesgo de adherencias, por lo que se debe informar al equipo médico antes del procedimiento.
El tratamiento hormonal postoperatorio debe ajustarse según la conservación ovárica: si se conservan los ovarios, se mantiene la producción natural de hormonas; si se extirpan, puede ser necesario reemplazo hormonal con estrógenos, evaluando riesgos cardiovasculares.
Estudios clínicos muestran que la histerectomía tiene una tasa de alivio de síntomas superior al 95% en fibromas uterinos, y una mejora en el dolor del adenomiosis del 80-90%. La histerectomía radical en cáncer de cuello uterino en estadio temprano alcanza una tasa de supervivencia a 5 años superior al 90%.
La laparoscopía reduce en un 50% los días de hospitalización y disminuye las complicaciones a 1.2%. El seguimiento a largo plazo indica una satisfacción del 85% en la mejora de la calidad de vida.
Para fibromas uterinos, se puede considerar embolización de arterias uterinas o terapia con ultrasonido focalizado. La adenomiosis puede tratarse con medicamentos análogos de GnRH. El prolapso uterino puede corregirse con suspensión uterina o cirugía reconstructiva del suelo pélvico.
El tratamiento conservador incluye medicación preservadora del útero o ablación focal, aunque requiere seguimiento periódico. Es importante que la paciente evalúe la malignidad de la lesión y sus necesidades reproductivas con el médico para escoger la opción más adecuada.
Antes de la cirugía, se realiza un examen completo, incluyendo análisis de sangre, evaluación de función cardiopulmonar y estudios de imagen (como ecografía o MRI) para verificar la condición del útero y tejidos circundantes. La paciente debe suspender medicamentos anticoagulantes y discutir con el médico el tipo de anestesia y la técnica quirúrgica. La preparación psicológica también es importante; se recomienda consultar con un profesional para reducir la ansiedad.
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la actividad diaria después de la cirugía?El tiempo de recuperación varía según el método quirúrgico: la laparoscopía suele requerir de 2 a 4 semanas, mientras que la laparotomía puede necesitar de 6 a 8 semanas. Durante la fase inicial, se deben evitar levantar objetos pesados o realizar ejercicio intenso, pero se puede comenzar con caminatas ligeras. El médico ajustará el plan de rehabilitación según la evolución, y es crucial seguir sus indicaciones para prevenir complicaciones.
¿La histerectomía afecta los niveles hormonales?Si se extirpen los ovarios, la producción de estrógenos disminuye abruptamente, pudiendo provocar síntomas de menopausia como sofocos y osteoporosis. Si se conservan, el impacto hormonal es menor, aunque la cirugía puede causar fluctuaciones temporales. El médico puede recomendar terapia hormonal sustitutiva o suplementación de calcio para mantener la salud ósea y general.
¿Es necesario seguir realizando pruebas de detección de cáncer de cuello uterino después de la cirugía?Si se extirpa todo el útero, incluyendo el cuello, y no se ha tenido cáncer de cuello uterino previamente, generalmente no es necesario realizar citologías cervicales. Sin embargo, si solo se remueve el cuerpo uterino o hay antecedentes de lesiones precancerosas, el seguimiento debe continuar según indicaciones médicas. Se recomienda consultar con el médico para definir un plan de vigilancia personalizado.
¿La cirugía afecta la función sexual? ¿Cómo puedo mejorarla?Algunas pacientes pueden experimentar cambios en el deseo sexual o en la comodidad debido a la resección de tejidos o alteraciones hormonales, pero no en todos los casos. El uso de lubricantes o terapia con estrógenos tópicos puede mejorar la elasticidad de los tejidos. La asesoría psicológica y la comunicación con la pareja también ayudan a reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida sexual.