La reparación de hernias es una intervención quirúrgica utilizada para tratar hernias en la pared abdominal o inguinal, cuyo objetivo principal es corregir la protrusión de tejidos fuera de lugar en la cavidad abdominal. Cuando el intestino, tejido adiposo u órganos atraviesan anormalmente una lesión en el músculo o fascia, la cirugía puede devolver los tejidos a su lugar y fortalecer la zona afectada para prevenir complicaciones como estrangulación o necrosis. Este tratamiento es adecuado para pacientes con síntomas severos que afectan su calidad de vida o cuando los tratamientos no quirúrgicos han sido ineficaces.
La reparación de hernias se divide principalmente en dos tipos: «cirugía abierta» y «cirugía laparoscópica». La cirugía abierta requiere hacer una incisión en la zona protruyente, empujar los tejidos fuera de lugar de regreso a la cavidad abdominal y reforzar la zona con suturas musculares o implantes de malla artificial (protesis). La cirugía laparoscópica, por su parte, mediante de tres a cuatro pequeñas incisiones, utiliza instrumentos endoscópicos para recolocar los tejidos y colocar la malla, ofreciendo ventajas como cicatrices pequeñas y recuperación rápida.
Este tratamiento es adecuado para todo tipo de hernias inguinales, femorales, hernias de incisión o hernias inguinales. Cuando el paciente presenta dolor intenso, masa herniaria que no puede ser empujada de regreso (hernia irreductible) o síntomas de estrangulación intestinal, se requiere una cirugía de emergencia de inmediato. Además, en casos de tos crónica, levantamiento de objetos pesados o aumento de la presión abdominal que empeora los síntomas, también se recomienda la cirugía para prevenir complicaciones.
La cirugía generalmente se realiza bajo anestesia general, aunque algunos pacientes pueden optar por anestesia epidural. La duración del procedimiento es de aproximadamente 1 a 2 horas, dependiendo del tipo y la complejidad de la hernia. La elección de la malla artificial dependerá del tamaño de la lesión y la edad del paciente; en pacientes mayores, puede usarse una malla de peso ligero para reducir la reacción tisular. No existen problemas de dosificación de medicamentos, pero la técnica quirúrgica debe ajustarse según las características del paciente.
Los riesgos comunes incluyen: infección, dolor en la herida, edema seroso. Aproximadamente el 5-10% de los pacientes pueden experimentar dolor crónico en la herida o síntomas de compresión nerviosa. Complicaciones graves como rechazo de la malla, daño intestinal o trombosis venosa profunda requieren vigilancia estrecha. En pacientes mayores o con enfermedades cardiovasculares, el riesgo anestésico puede aumentar.
Los pacientes deben informar sobre su historial de uso de medicamentos antes de la cirugía, especialmente anticoagulantes, que deben suspenderse temporalmente. Las contraindicaciones incluyen: insuficiencia cardíaca o pulmonar severa, infecciones no controladas, alteraciones en la coagulación. Después de la cirugía, se debe evitar levantar objetos pesados durante al menos seis semanas y seguir las indicaciones médicas para el cuidado de la herida.
Antes y después de la cirugía, es necesario ajustar el uso de medicamentos anticoagulantes (como warfarina). Se debe coordinar con las radiografías para evitar realizarlas inmediatamente después de la operación. Si se realiza otra cirugía abdominal, se debe evaluar el orden de los procedimientos y los riesgos anestésicos. La fisioterapia complementaria puede acelerar la recuperación, pero se debe evitar el exceso de actividad.
Los estudios muestran que en pacientes con malla, la tasa de recurrencia a cinco años es inferior al 3%, mucho menor que el 15-20% de las suturas tradicionales. La cirugía laparoscópica reduce en promedio el tiempo de hospitalización en un 50% y disminuye el dolor en un 30%. Ensayos clínicos aleatorizados confirman que ambas técnicas tienen efectos a largo plazo similares, aunque el riesgo de recurrencia está estrechamente relacionado con la experiencia del cirujano.
Los tratamientos no quirúrgicos incluyen el uso de cinturones de hernia que comprimen la lesión, adecuados solo para síntomas temporales o pacientes de alto riesgo. La medicación no puede curar la hernia, solo controlar el dolor o la inflamación. Sin embargo, estos métodos no previenen complicaciones y solo se recomiendan como soluciones temporales.
Generalmente, la reparación laparoscópica requiere hospitalización de 1 a 2 días, mientras que la cirugía abierta puede necesitar de 3 a 5 días. Después del alta, durante las primeras 2 semanas, se debe evitar levantar objetos pesados (más de 2-3 kg), doblarse o realizar ejercicios intensos para reducir la tensión en las suturas. Al bañarse, se recomienda evitar la presión directa del agua sobre la herida, usando apósitos impermeables para protección.
¿Qué efectos a largo plazo tiene el uso de mallas artificiales en la reparación de hernias?Las mallas se integran con el tejido y, a largo plazo, no suelen ser rechazadas ni desplazarse, aunque pueden ser visibles en tomografías. En casos muy raros, pueden causar dolor crónico o infecciones, en cuyo caso se debe acudir al médico si aparecen enrojecimiento, hinchazón, supuración o dolor persistente. La tasa de recurrencia con malla es generalmente menor que con suturas tradicionales.
¿Se puede duchar o tomar una ducha normal durante la cicatrización?La limpieza de la herida es clave para la cicatrización. Generalmente, después de 48 horas, se puede tomar una ducha breve, pero se debe evitar el baño sumergido (como en baños de tina) durante al menos 2 semanas. Se recomienda usar apósitos impermeables para cubrir la herida, secar suavemente con una toalla limpia y observar signos de secreción o enrojecimiento.
¿Cuáles son los factores de riesgo para la recurrencia y cómo reducirlo?Los principales factores incluyen tos crónica, estreñimiento, levantamiento prematuro de objetos pesados y enfermedades que aumentan la presión abdominal no tratadas. Se recomienda mantener un peso adecuado, dejar de fumar y seguir las indicaciones médicas para la rehabilitación. El médico puede prescribir laxantes o antitusivos para reducir la presión abdominal. Es importante acudir a revisiones periódicas.
¿Qué precauciones debo tener con los analgésicos postoperatorios?El médico suele recetar antiinflamatorios no esteroideos o analgésicos suaves, evitando anticoagulantes para prevenir sangrado. Durante el uso, se debe evitar el consumo de alcohol. Si aparecen molestias estomacales o sangre en las deposiciones, se debe suspender el medicamento y consultar al médico. Se recomienda primero métodos no farmacológicos como compresas de hielo o elevar la zona afectada para aliviar el dolor.