Gastric sleeve surgery

Resumen del tratamiento

La cirugía de manga gástrica (Sleeve Gastrectomy) es un procedimiento de reducción de peso realizado mediante laparoscopía, diseñado principalmente para pacientes con obesidad severa. Este procedimiento consiste en remover aproximadamente el 80% de la capacidad gástrica, formando un tubo estrecho y largo, lo que reduce significativamente el apetito y retrasa el vaciado gástrico. Su objetivo principal es ayudar a los pacientes a lograr un control de peso duradero y mejorar las enfermedades metabólicas relacionadas con la obesidad.

El procedimiento no solo reduce la capacidad del estómago, sino que también elimina la zona del fundus gástrico que secreta grelina, la hormona del hambre. Esta terapia ha sido reconocida por muchas organizaciones médicas internacionales como una opción de primera línea para la obesidad severa, adecuada para pacientes con IMC ≥ 35 con complicaciones asociadas.

Tipos de tratamiento y mecanismo

Este es un procedimiento restrictivo que controla la ingesta mediante la reducción física del volumen gástrico. El proceso conserva la estructura anatómica natural del estómago, pero elimina la parte en forma de saco, formando un tubo de aproximadamente 15-20 cm de longitud. Este cambio estructural hace que el paciente se sienta satisfecho con una menor cantidad de comida.

El mecanismo incluye tres efectos: limitación de capacidad, regulación hormonal y mejora metabólica. Tras la resección del fundus, la secreción de grelina disminuye en un 50-70%, mientras que las hormonas intestinales como GLP-1 aumentan, promoviendo la regulación del metabolismo de la glucosa. Estos cambios fisiológicos permiten que el paciente reduzca naturalmente el apetito y mantenga una sensación de saciedad prolongada tras la cirugía.

Indicaciones

Principalmente indicado para personas con obesidad severa con IMC ≥ 35, o con IMC ≥ 30 acompañadas de diabetes, hipertensión, apnea del sueño u otras enfermedades relacionadas con la obesidad. Es apropiado para pacientes que no han respondido a dietas tradicionales, ejercicio o medicación, y que no presentan insuficiencia cardíaca o pulmonar grave.

También es adecuado para pacientes con sobrecarga articular, hígado graso o riesgo cardiovascular debido a la obesidad. Sin embargo, requiere evaluación multidisciplinaria para confirmar que el paciente tenga la voluntad de seguimiento postoperatorio y la capacidad de realizar cambios conductuales.

Modo de uso y dosis

Es un tratamiento quirúrgico único, generalmente realizado por laparoscopía, bajo anestesia general con una hospitalización de 3 a 5 días. La duración de la cirugía es de aproximadamente 1.5 a 3 horas, mediante 4-5 pequeñas incisiones de 0.5-1 cm. Tras la operación, se requiere ajuste en la dieta y un plan de ejercicio, con seguimiento regular del estado nutricional.

No existe un concepto de «dosis», pero el cirujano ajusta el tamaño del tubo gástrico según la complexión del paciente. El procedimiento estándar incluye técnicas de sutura gástrica (como resección con grapadora) y control de hemorragias, realizadas por un cirujano especializado. La primera semana postoperatoria se inicia con dieta líquida, progresando gradualmente a una dieta alta en proteínas y semisólida.

Beneficios y ventajas

En promedio, la cirugía puede reducir entre el 60% y el 70% del exceso de peso en dos años, con una tasa de mantenimiento superior al 70%. Para pacientes con diabetes tipo 2, entre el 60% y el 80% logra normalizar los niveles de glucosa en un año postoperatorio, y algunos pueden reducir o suspender la insulina.

Comparada con la derivación gástrica tradicional, esta cirugía preserva la continuidad del tracto digestivo, reduciendo el riesgo de malabsorción. Tiene un tiempo quirúrgico menor y una recuperación más rápida, y el uso de laparoscopía reduce complicaciones en las heridas. El seguimiento a largo plazo muestra mejoras significativas en la calidad de vida y la salud mental de los pacientes.

Riesgos y efectos secundarios

Riesgos inmediatos incluyen hemorragia, fuga en la anastomosis o complicaciones anestésicas, con una incidencia de aproximadamente 1-3%. A largo plazo, puede haber deficiencia en la absorción de vitamina B12, hierro y calcio, por lo que se requiere monitoreo sanguíneo regular. Entre el 5% y el 10% de los pacientes puede experimentar un aumento en la reflujo gastroesofágico.

En algunos casos, puede ocurrir «dilatación gástrica» o fuga en los puntos de sutura, lo que podría requerir una segunda cirugía. Desde el aspecto psicológico, los cambios rápidos en el peso pueden provocar fluctuaciones emocionales, por lo que es necesario acompañamiento psicológico. La pérdida de peso en los primeros 5 años puede ser del 15-20%, por lo que es fundamental seguir estrictamente las indicaciones dietéticas.

Precauciones y contraindicaciones

Las contraindicaciones absolutas incluyen insuficiencia cardíaca o pulmonar grave, trastornos psiquiátricos no controlados, adicción a medicamentos o alimentos, y rechazo a un seguimiento nutricional a largo plazo. Las contraindicaciones relativas incluyen trastornos de coagulación o insuficiencia hepática o renal no controlada.

Tras la cirugía, es necesario suplementar de por vida con vitaminas, calcio y vitamina B12, y realizar análisis de sangre cada 6 meses para evaluar el estado nutricional. Es imprescindible participar en evaluación psicológica preoperatoria y en consultas con un equipo multidisciplinario, para asegurar la motivación para cambios conductuales y contar con apoyo social.

Interacción con otros tratamientos

Después de la cirugía, se deben ajustar los medicamentos para enfermedades crónicas, como reducir significativamente las dosis de medicamentos para la diabetes para evitar hipoglucemia. El uso de antiinflamatorios no esteroideos puede aumentar la irritación de la mucosa gástrica, por lo que se deben usar otros analgésicos.

Debido a los cambios en la absorción de nutrientes tras la cirugía metabólica, se debe evitar una dieta alta en azúcares y seguir un plan alimenticio elaborado por un nutricionista. Durante los primeros seis meses postoperatorios, se recomienda evitar ejercicios de alta intensidad y seguir un programa de rehabilitación progresiva con un fisioterapeuta.

Efectividad y evidencia

Estudios multicéntricos muestran que, un año después de la cirugía, la pérdida de peso promedio es del 40-60%, con una tasa de mantenimiento del 70% a los cinco años. La mejoría en hígado graso, hipertensión y dislipidemia alcanza el 70%, 65% y 55%, respectivamente. La Sociedad Americana de Endoscopia Gástrica reconoce que sus resultados a largo plazo superan a los de tratamientos no quirúrgicos.

El registro internacional de cirugía metabólica en 2016 indica que la tasa de remisión completa de la diabetes alcanza entre el 50% y el 70%, además de reducir en un 35% el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, el éxito depende en gran medida de la adherencia a las recomendaciones de dieta y ejercicio postoperatorios.

Alternativas

Otras opciones de cirugía para reducir peso incluyen la banda gástrica ajustable (Gastric Banding) y la derivación en Y de Roux (Roux-en-Y). La banda gástrica ajustable limita la ingesta mediante un cinturón que se puede ajustar, pero tiene una tasa de deslizamiento a largo plazo del 20-30% y una reducción de peso menor.

La derivación en Y de Roux no solo limita la ingesta, sino que también bloquea parte de la absorción intestinal, lo que puede causar deficiencias nutricionales adicionales. Los medicamentos como los agonistas del receptor de GLP-1 solo logran una reducción del 10-15% del peso, requieren inyecciones prolongadas y son costosos. La terapia conductual tiene efectos limitados en la obesidad severa, por lo que la cirugía se considera la opción más efectiva.

 

Preguntas frecuentes

¿Qué exámenes o evaluaciones debo realizar antes de la cirugía?

El paciente debe someterse a evaluación de anestesia general, estudios del aparato digestivo (como endoscopía o radiografía del tracto digestivo superior) y evaluación de la función cardíaca y pulmonar, para confirmar que no existan contraindicaciones. Además, el médico elaborará un plan personalizado basado en el peso, estado metabólico y antecedentes médicos, y ofrecerá recomendaciones para la dieta y medicación preoperatoria.

¿Qué principios debo seguir en la dieta postoperatoria?

Se debe seguir un «plan de dieta en tres fases»: inicialmente con líquidos, luego progresar a alimentos blandos y finalmente a la dieta normal, controlando estrictamente la velocidad y las porciones. Se recomienda comer en pequeñas cantidades varias veces al día, evitar alimentos ricos en azúcar y grasa, y seguir un plan de alimentación elaborado por un nutricionista para reducir riesgos de complicaciones.

¿Cuándo puedo retomar las actividades diarias y el ejercicio?

Generalmente, en 2 a 4 semanas, se puede comenzar a realizar actividades leves como caminar o tareas domésticas, pero se debe evitar levantar objetos pesados durante al menos 6 semanas. Los ejercicios de intensidad moderada a alta deben retrasarse de 3 a 6 meses, dependiendo de la recuperación individual, y el médico ajustará las recomendaciones según la evolución.

¿Es necesario tomar vitaminas o suplementos a largo plazo?

Debido a la reducción en la capacidad gástrica, puede afectar la absorción de nutrientes, por lo que se recomienda monitorear regularmente los niveles de hierro, vitamina B12 y calcio, y seguir las indicaciones médicas para suplementar vitaminas y minerales. Si aparecen síntomas como fatiga o mareo, puede ser necesario aumentar la ingesta de ciertos minerales para mantener el equilibrio metabólico.

¿Qué debo hacer si la pérdida de peso no es la esperada?

Si el peso no alcanza los objetivos previstos, el médico puede recomendar ajustar la dieta, incrementar el plan de ejercicio o evaluar si existen conductas de ingesta excesiva. En casos muy raros, puede ser necesaria una revisión endoscópica o una modificación quirúrgica en el tamaño del estómago, pero siempre tras una evaluación rigurosa.