Typhoid Fever - Symptoms

La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa aguda causada por la bacteria Salmonella typhi, cuyos síntomas generalmente aparecen gradualmente de una a varias semanas después de la infección. Los síntomas iniciales pueden parecerse a un resfriado común o a una gastroenteritis, pero a medida que la enfermedad progresa, los pacientes pueden experimentar fiebre persistente, diarrea, dolor abdominal y otros signos característicos. La identificación temprana de los síntomas es crucial para prevenir complicaciones graves.

Los síntomas de la fiebre tifoidea presentan cambios en fases; en las primeras etapas, puede haber molestias leves, pero si no se trata, la condición puede empeorar y causar complicaciones potencialmente mortales como hemorragia intestinal o perforación intestinal. La gravedad y la manifestación de los síntomas pueden variar entre pacientes, siendo más evidentes en personas mayores o inmunodeprimidas. Comprender el patrón de cambios en los síntomas ayuda a los pacientes a buscar atención médica oportuna y obtener un diagnóstico correcto.

Síntomas y signos tempranos

Los síntomas iniciales de la fiebre tifoidea suelen aparecer entre 7 y 14 días después de la infección y en esta etapa pueden confundirse con infecciones respiratorias o gastrointestinales comunes. Los signos tempranos más frecuentes incluyen dolor de cabeza persistente, fatiga general, fiebre leve (temperatura alrededor de 38°C a 39°C) y pérdida notable del apetito. Algunos pacientes pueden presentar enrojecimiento de la garganta o dolores musculares, pero estos signos no aparecen en todos los casos.

Es importante destacar que aproximadamente del 10% al 30% de los pacientes presentan problemas digestivos inespecíficos en las primeras etapas, como distensión abdominal, diarrea leve o estreñimiento alterno. Estos síntomas son no específicos y pueden ser pasados por alto; por ello, si persisten más de 48 horas sin mejoría, se debe tener precaución y consultar al médico lo antes posible.

Síntomas comunes

En la segunda semana de la enfermedad, los síntomas típicos se vuelven evidentes. La característica más notable es fiebre persistente, que puede mantenerse entre 39°C y 40°C y presenta una tendencia ascendente en escalera. Los pacientes pueden experimentar dolor abdominal, especialmente en la parte inferior derecha, donde puede palparse un hígado o bazo agrandados. Entre el 30% y el 50% de los pacientes desarrollan exantema de rosas, que son máculas de color rosa pálido, comúnmente en el pecho y abdomen, que al presionarlas se desvanecen.

  • Síntomas del sistema digestivo: diarrea acuosa o estreñimiento con heces negras, aumento de los ruidos intestinales, náuseas y vómitos
  • Síntomas sistémicos: mareo persistente, debilidad en extremidades, escalofríos y sudoración intermitente
  • Anomalías hematológicas: leucopenia, que puede ir acompañada de anemia

Algunos pacientes pueden presentar alteraciones del sistema nervioso, como confusión, dificultad para hablar o alteraciones en la orientación, que pueden estar relacionadas con la influencia de toxinas producidas por el patógeno en el sistema nervioso central.

Progresión de la enfermedad y cambios en los síntomas

En la tercera semana, los pacientes pueden entrar en una fase grave, donde los síntomas pueden agravarse o aparecer complicaciones. La fiebre puede persistir sin remisión, y los síntomas abdominales pueden intensificarse en dolor severo, especialmente en la parte inferior derecha, donde puede haber sensibilidad o rebote, lo que indica posibles complicaciones intestinales. Entre el 5% y el 15% de los pacientes pueden experimentar hemorragia o perforación intestinal, manifestándose con dolor abdominal intenso, heces con sangre y caída de la presión arterial, síntomas de emergencia.

La agrandamiento del hígado y bazo puede aumentar con el tiempo, y las pruebas de función hepática suelen mostrar elevación de transaminasas. Aproximadamente el 10% de los pacientes presentan agravamiento de síntomas neurológicos, como dolor de cabeza persistente, convulsiones o coma, relacionados con complicaciones como meningitis o encefalitis. La evaluación urgente en esta etapa es esencial para evitar complicaciones potencialmente mortales.

Variaciones individuales en los síntomas

Los niños suelen presentar fiebre y diarrea como síntomas principales, mientras que los adultos mayores pueden manifestar fiebre persistente inexplicada y dolor abdominal. Los inmunodeprimidos pueden experimentar síntomas más severos y mayor riesgo de complicaciones. Algunos pacientes pueden ser portadores asintomáticos, pero aún así tienen potencial de transmisión del patógeno.

Cuándo acudir al médico

Se debe buscar atención médica de inmediato si se presentan cualquiera de los siguientes síntomas: fiebre inexplicada persistente por más de 3 días, diarrea con sangre, dolor intenso en la parte inferior derecha del abdomen, alteraciones en la conciencia o convulsiones. Tras viajar a áreas con brotes de fiebre tifoidea o haber estado en contacto con casos sospechosos, se debe informar al médico sobre la exposición.

Incluso si los síntomas mejoran, si hay recurrencia o empeoramiento, se debe consultar nuevamente. Por ejemplo, fiebre que vuelve después de haber bajado, aumento en la frecuencia de diarrea o signos de deshidratación (sequedad en la boca, disminución en la cantidad de orina) requieren reevaluación. Los grupos vulnerables, como mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas o inmunodeprimidas, deben buscar evaluación profesional incluso con síntomas leves. La fiebre tifoidea puede parecerse a otras infecciones intestinales, por lo que el diagnóstico definitivo requiere pruebas serológicas o cultivos microbiológicos.

 

Preguntas frecuentes

¿Cómo diferenciar los síntomas de la fiebre tifoidea de una gastroenteritis común?

La fiebre tifoidea y la gastroenteritis pueden causar diarrea o fiebre, pero la fiebre tifoidea generalmente presenta fiebre alta persistente (alrededor de 39-40°C), dolor abdominal y exantema roseoloso. Si los síntomas duran más de una semana sin mejoría evidente, se debe considerar la fiebre tifoidea y consultar al médico, quien puede confirmar el diagnóstico mediante cultivos de sangre o heces.

Después de recibir tratamiento con antibióticos, ¿qué restricciones dietéticas deben seguir los pacientes?

Durante el tratamiento, se recomienda evitar alimentos ricos en fibra, picantes o lácteos para no empeorar la diarrea. Se sugiere una dieta baja en residuos (como arroz blanco, verduras al vapor) y una adecuada ingesta de líquidos y electrolitos. Tras la mejoría, seguir las indicaciones médicas para completar el ciclo de antibióticos y prevenir resistencia bacteriana.

¿La vacuna contra la fiebre tifoidea previene completamente la infección?

La vacuna reduce el riesgo de infección, pero no ofrece protección del 100%. Está dirigida principalmente a Salmonella typhi, pero si se entra en contacto con cepas no cubiertas o si la protección de la vacuna es insuficiente, aún puede ocurrir infección. Por ello, en áreas de alto riesgo, se recomienda seguir estrictas medidas higiénicas, como beber agua hervida y evitar alimentos crudos.

¿La fiebre tifoidea deja secuelas permanentes tras la recuperación?

La mayoría de los pacientes se recuperan sin secuelas a largo plazo, pero si no se trata a tiempo, puede haber complicaciones como perforación intestinal o hemorragia interna, que requieren intervención quirúrgica. Algunos pueden experimentar fatiga o pérdida de apetito en el corto plazo; se recomienda una recuperación gradual con aumento progresivo de la ingesta de nutrientes y evitar el esfuerzo excesivo.

¿Cómo prevenir la transmisión en el hogar si alguien está infectado?

Los utensilios de comida, toallas y otros objetos del paciente deben ser desinfectados por separado, ya sea hirviéndolos o limpiándolos a alta temperatura. Es fundamental lavarse las manos cuidadosamente después de tocar al paciente y evitar compartir alimentos o bebidas. Si otros miembros del hogar no han sido vacunados, se recomienda evaluar la necesidad de vacunarse y monitorear síntomas durante al menos dos semanas.

Typhoid Fever